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En un pueblito de un país lleno de la hermosura de la naturaleza, en la cima del campanario de una iglesia, vivía un grupo de palomas que día tras día llenaban la plaza con su belleza y esplendor, las personas del pueblo las alimentaban frecuentemente, los turistas se tomaban fotos con ellas porque eran bonitas y abundantes. 

Un día, una pareja palomar observaba que sus huevecillos estaban listos para salir de su cáscara, de momento, fueron saliendo sus hijos uno tras otro; solo faltaba uno, pero algo pasaba, era el huevo más grande pero no salía, demoró hasta la tarde para nacer, pero al ver que su pico rompió la cáscara, papá y mamá se tranquilizaron, aunque miraban inquietos, su pico era mucho más grande que el de un palomo bebé corriente. 

Cuando salió completamente, papá y mamá paloma quedaron con sus picos abiertos viendo sus patas más largas a las de un palomito normal, pero eso no les importó, ya que su ave bebé estaba bien.

Papá palomo y mamá paloma mantenían a sus bebés separados de las otras palomas, ya que ellos sabían que su hijo Piquito era diferente, pero como padres lo querían igual como a sus otros hijos.

Los días pasaron, Piquito y sus hermanos Plumas, Perico y Pelicano tenían curiosidad de conocer el resto del campanario ya que siempre estuvieron ocultos. 

Aquel día, mientras sus padres salieron en busca de comida, los tres hermanos de Piquito decidieron salir, pero este no quería porque él siempre se había preguntado:

— ¿Por qué sus padres jamás lo dejaban salir? — 

— Y ¿por qué él era tan diferente? —

Pero al final, lograron convencerlo y salieron a conocer el resto del lugar, las demás palomas miraban a Piquito y se asustaron, pues era muy diferente con ese pico largo y esas patas tan grandes. Piquito sintió que todas las palomas lo miraban con temor, corrió hasta donde estuvo oculto todo el tiempo; allí se quedó, los hermanos disfrutaron la salida y desde el campanario miraron el pueblo; para ellos, era gigantesco, a lo lejos papá palomo y mamá paloma vieron a sus hijos fuera del refugio, se asustaron porque no habían presentado a Piquito a las demás palomas del vecindario.

Cuando llegaron las demás palomas los detuvieron preguntándoles: 

—¿Qué era lo que tenían escondido? — 

—¿Qué era esa cosa que salió de su refugio? — 

Papá palomo respondió: 

— Es mi hijo, aunque sea un poco diferente — 

Mamá paloma no dijo nada por miedo a que las demás palomas tomaran represalias; un grupo de palomas le dijeron que esa ave extraña tenía que irse porque amenazaba la paz del lugar, que en realidad no era una paloma.  Papá palomo se enojó diciendo:

— Si es así, nos vamos todos, pero denme un día para conseguir donde irnos, ya que solo conozco el campanario como hogar, mañana mismo nos vamos—

Mientras, mamá paloma solo calló.  

Papá palomo fue al refugio, llamó a sus hijos y los abrazó con sus alas, les dijo: 

—Hijos nos iremos a una nueva casa, a un nuevo lugar donde viviremos felices, no se preocupen—. 

Piquito escuchó todo lo que le dijeron a su padre, él sabía que era por su culpa, pero solo se quedó callado. Papá palomo salió a buscar una nueva casa hace más de tres meses y aún no ha regresado.

Levitar
Los celos

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