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Estoy seguro que alguna vez en la vida te has preguntado cuáles son tus orígenes, más allá de tus padre o abuelos, y cuanto los acontecimientos que esos ancestros tomaron como decisiones pueden haber afectado a quién eres ahora, en donde vives o a que te dedicas.

Quizás pudiste haber recibido una herencia que se dilapidó o alguien más se la llevó, o se hubiera diluido en los descendientes de tus ancestros, o tendrías otra profesión; o incluso puedas llegar a preguntarte si no estarás pagando como parte de un karma algo que ellos hicieron. En lo personal yo creo más en las herencias genéticas y en las decisiones trascendentales que ellos hayan tomado, que al concepto de tener que pagar por lo que ellos hayan hecho.

En lo personal me apasiona la historia, y la historia de mis abuelos es realmente interesante, apasionante y algunas de ellas hasta trascendentales en el desarrollo del México en el que vivimos hoy en día.

Te cuento la historia de mi abuelo paterno, Don Ruperto Godínez Velasco, hacendado de Jalisco en la zona de La Barca Jalisco colindante con el Lago de Chapala; él se unió al movimiento de los Cristeros, quienes arengados por el clero se levantaron en armas para preservar la libertad religiosa.

Pero ¿a que llamamos Cristeros y cuál es su origen?, te cuento brevemente la historia de este movimiento.

La iglesia católica tiene una larga historia de abusos y control sobre la población alrededor del mundo, y México no está exento, esto ha ocasionado que sus gobernantes la hayan tomado contra ellos, su poder e injerencia en la vida social en los países donde hay religión católica es sumamente importante, controladora y a veces manipuladora. La persecución religiosa en México tiene una larga historia, a pesar del hecho de que una abrumadora mayoría de mexicanos son católicos.

Desde la época de la conquista por diversas etnias y poblaciones indígenas y en la Guerra de Independencia de México de España, con la muerte del padre Miguel Hidalgo y, después, del padre José María Morelos, ambos sacerdotes fueron excomulgados por su papel en la insurgencia, así como todo el ejército revolucionario. Los mexicanos nunca olvidaron que la jerarquía de la Iglesia estuvo en su contra durante la lucha por la independencia.

También hubo una persecución religiosa en 1870, durante esa época, la resistencia católica contra las políticas del presidente Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876) fue llamada los Religioneros, o los Religionarios (1873-1876).

Después de consumada la Revolución Mexicana La Constitución Mexicana de 1917 incluyó medidas anticlericales (en los artículos 3 y 130) que negaban a la Iglesia el reconocimiento legal, exigía que los sacerdotes se registrasen y limitaban sus actividades, prohibía la educación religiosa, nacionalizaba las propiedades de la Iglesia e ilegalizaba la celebración de ceremonias religiosas fuera de la Iglesia, esta fue conocida como la Ley Calles, haciendo referencia al presidente Plutarco Elías Calles quien se comportó en una forma radical de ateísmo y socialismo que lo condujo a adoptar medidas drásticas para erradicar el catolicismo de México.

Ante estos decretos La Guerra de los Cristeros (1926-1929) fue una respuesta de la Iglesia al ataque directo contra la fe católica.

Plutarco Elías Calles creció en medio de la pobreza y la privación. Fue el hijo ilegítimo de un padre alcohólico que no proveía de medios para cuidar a su familia y que más tarde los abandonó. Su madre, María de Jesús Campuzano, murió cuando él apenas tenía dos años. Entonces se encargó de él su tío, Juan Bautista Calles, del que tomó su apellido. Ateo ferviente, Juan Bautista inculcó a su sobrino un odio fanático contra la Iglesia católica.

Calles quiso erradicar el catolicismo y crear un nuevo modo de vida. Él leía a menudo libros y artículos de autores basados en la utopía socialista, y quiso implantarlo en México durante su mandato. Fue por esta visión por la que Calles decidió mantener a los Estados Unidos y a los gobiernos europeos al margen de los intereses petrolíferos de México. Quiso que México estuviera totalmente bajo el control de su gente y de su tierra.

El movimiento Cristero fue organizado por la Liga Nacional de la Defensa de la Libertad Religiosa o Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR). La LNDLR fue un grupo de derechos civiles y religiosos establecido en 1925, al principio, los fieles y la jerarquía religiosa adoptaron posturas pacíficas en su resistencia, a través de diversas protestas, en todo México, organizadas por diferentes grupos. Además, se reunieron más de un millón de firmas que fueron presentadas ante el Congreso para pedir la abolición de la Ley Calles. Siempre encontraron resistencia o fueron totalmente ignorados.

El último recurso para resistir el ataque fue a través de un boicot económico que fue un éxito; sin embargo, el Gobierno, viendo el poder que adquirían y el efecto económico que resultaba del boicot, lanzó un ataque más directo contra la Iglesia mediante arrestos, intimidaciones y ejecuciones.

Los obispos mexicanos trabajaron incansablemente y el Papa Pío XI aprobó esta acción. Al no poder llegar a un acuerdo con el régimen y con el fin de evitar enfrentamientos y derramamiento de sangre, los obispos pidieron a la Santa Sede permiso para suspender el culto católico, el 31 de julio de 1926, la víspera de la entrada en vigor de la ley. Más tarde, el Papa Pío XI escribió una carta encíclica al clero y a los fieles de México para infundirles coraje y esperanza durante esta persecución. La Santa Sede no podía hacer mucho más. El 18 de noviembre de 1926 el Papa mandó su carta encíclica Iniquis Afflictisque (sobre la persecución de la Iglesia en México) ofreciendo oraciones y ánimos durante este momento difícil.

Los primeros levantamientos para defender la libertad religiosa en México tuvieron lugar el 1 y 2 de enero de 1927, en el norte del estado de Jalisco (Los Altos de Jalisco) donde estaba la hacienda de mi abuelo. Este suceso fue el primero que tuvo éxito en rechazar a las tropas del gobierno ya que esta victoria le dio ánimos al movimiento, y siguieron más levantamientos en la zona.

Una vez se vencieron las primeras batallas, los estados de alrededor siguieron los mismos pasos; pero no fue hasta que la Liga Católica contrató al General Enrique Gorostieta con amplia e interesante trayectoria; nacido en Monterrey de familia española-vasca, egresado del Colegio Militar, quien combatió en los estados de Jalisco, Michoacán, Colima y Zacatecas. Reorganizó, entrenó y disciplinó a lo que a la postre se convirtió en el ejército cristero.

A propósito del General Gorostieta como parte de su biografía y teniendo como base la historia de los cristeros, en el año 2012 se filmó la película llamada “Cristiada” con los actores Andy Garcia, Eva Longoria, Osca Isaac, Peter O’Toole, Eduardo Verasteguí, Ruben Blades entre otros, muy recomendable.

Gran parte de México estaba involucrada en la Guerra Cristera, con la excepción de unos pocos estados que no vieron ningún levantamiento porque no se dio la persecución allí. Se estima que unos 25,000 Cristeros perdieron la vida durante los tres años que duró esta guerra, y aproximadamente unos 65,000 soldados del Gobierno.

El embajador americano Dwight Morrow fue el medio por el que llegó la tregua a esta guerra. En uno de las distintas reuniones que mantuvo con el presidente Calles, el embajador ofreció apoyo militar a cambio de petróleo para que terminara la guerra de una vez por todas. Al final, sin embargo, dependió de las habilidades diplomáticas del clero católico y de los laicos para negociar el acuerdo de paz que terminó con la Cristiada.

El General Enrique Gorostieta murió 19 días antes de la firma del acuerdo, el 02 de junio de 1929, al cual él se oponía tajantemente, se dice que fue traicionado mediante una emboscada para que no representara un obstáculo para dichas negociaciones, otras dicen que fue en la batalla de Atotonilco.

Desafortunadamente la tregua firmada por el gobierno mexicano y la Iglesia Católica resultó ser una trampa para los cristeros. Calles rompió la promesa de cumplir los compromisos acordados, y durante los tres primeros meses después de la tregua, más de 500 líderes y 5.000 cristeros fueron salvajemente perseguidos y ejecutados, y así, murieron más líderes cristeros durante ese breve periodo de tiempo que durante tres años de guerra, lamentablemente mi abuelo fue uno de ellos.

No es fácil explicar adecuadamente el odio extremo e irracional de Calles contra la Iglesia, quizás fue una combinación de codicia y de ideología de la abolición de la monarquía, tras lo cual debía instaurarse la forma de gobierno republicana, ¿dónde hemos visto en nuestra historia reciente que este tipo de individuos se conviertan en tiranos irracionales?

Como en muchos conflictos locales de la época, diversos intereses locales se vieron involucrados, como fueron los Estados Unidos y en particular el Ku Klux Klan, en apoyo del Ejército Mexicano, y la Santa Sede del Vaticano y los Caballeros de Colón, en apoyo del bando cristero.

En cuanto a las decisiones políticas, la guerra forzó al Estado a modificar sus reformas laicas en materia educativa, a postergar la aplicación de sus leyes en materia de cultos, y a centralizar en el presidente la relación entre Estado e Iglesia. Finalmente se logró una forma de tolerancia y convivencia.

Analizando y concluyendo, toda la historia se repite siempre, buenos y malos, en cualquier guerra, principalmente por intereses de poder y económico, arrastran entre sus patas a inocentes, niños, mujeres, hombres, familias, comunidades, ya sea con pérdida de vidas o sus destinos a una vida que no esperaban en su haber. Otros tantos bienes materiales pero que igual cambian tu historia.

A fin de cuentas, la realidad es que mi abuelo perdió todo lo que poseía, incluso su vida, mi abuela tuvo que partir a la Ciudad de México con 5 hijos, mi padre, el tercero de ellos, contaba con 6 años de edad. Mi abuela acostumbrada a la vida de una mujer hacendada paso a ser conserje de una escuela, viviendo en la misma, y completando “el gasto” lavando ropa ajena, en una zona bastante popular y complicada de la Ciudad de México a finales de los años 30.

Apoyada por su hermano mayor que ya tenía algunos años viviendo en la Ciudad y trabajando como peluquero, en ese lugar fue donde mi padre aprendió el oficio de chícharo (en México cualquier oficio que empieza desde abajo se le dice ‘chícharo’, en este caso barriendo cabello, aprendiz, entre otros) y boleador de zapatos (oficio de limpiar y lustrar el calzado de eventuales clientes utilizando betún para calzado), arte que posteriormente me enseño y del cual me jacto de dejar los zapatos relucientes y rechinando de limpios, aunque cada vez es menos usual el uso de zapatos de piel.

Podría decirse que mi Padre vivió sin la dirección y el ejemplo de un Padre y aún así, siempre estaré agradecido de todo lo que me inculcó y en mí sembró.

Hank Tree estrena "Sweet Saltpeter", sencillo de su álbum debut The Big North
La Leyenda de la Momia de Fray Servando Teresa de Mier

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