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Dedicación

Deseo dedicar este escrito a muy pocas personas, pues son pocas las personas que en vida me quisieron o me amaron sin esperar nada y sin que yo se los pidiera. A decir verdad, fue este escrito motivado e inspirado por una sola persona; pero no todo se refiere a esa misma persona. La aclaración se hace notable en este momento, para que, quienquiera que lea el presente escrito, se de cuenta que la imaginación va más allá de la realidad y de la inspiración; y lo que con morbo incorporen, será en beneficio de este escrito.      

Primeramente

Mis Padres: Doña María Y Don Julián

Mis Hermanos: Marcelino Arroyo Y Roy Salgado

Mis Esposas: Juanita Rivera Y Linda Cantú  

Para mi única amiga en el mundo: «REPABOGA»

 Por Último Mi Musa Y Su Hermana: Sharim Y Sharona

Dsil.  «Alea Jacta Est.» La Suerte Está Echada.

Estos fragmentos póstumos son la historia, no de mi vida, sino de cuando fallecí; de cuando tuve que morir. Son sólo eso, una historieta. No es una propuesta crítica, ni expuesta a la investigación.

Cuando termines de leerlos alargarán y engrandecerán tu vida, pero yo, ya sin rencores y sin amores, habré partido. Estaré sin vida; porque así lo decidí. Post data: estos fragmentos no son por ti o para mí. Son por Ella: mi flor, mi ninfa bella, mi dulce doncella; mi «menina de Lisboa».

   

Fragmentos De Un Fragmentado:

Mi poesía, mi prosa, mis fragmentos y mis versos; son gestos representados por tu adolescencia: adolescencia y poesía son una y la misma. Expresión de mi melancolía.

   

Memorias De Un Desmemoriado: «Memories»

Iguala, Guerrero. México.

Martes 9 de Abril del año 2019.

«Galerías Tamarindos»

5:00 PM. a 7:30pm.

Película: Zasham. Sala #3

Asientos: D8 y D9

Parquecito De La Nicolás Bravo

8:00pm a 8:45pm

Durmiendo y Soñando, pero despierta en la resbaladilla de acero. Parecía la montaña rusa: la vida misma.

La realidad hecha un sueño y un sueño hecho: dos realidades.

 ¡Qué audaz y desafiante te mirabas! Temblando por el momento, pero con convicción a vivirlo.

Second Floor: Main Event:»Hombre Al Agua»

9:00pm. a 10:45pm.

Búsqueda De Un Extraviado.

The Quest For A Muse

From Chicago To  Oklahoma  From Oklahoma To Chihuahua

From Chihuahua To Acapulco. From Acapulco To Iguala.

En cada puerto una herida y en cada herida una ilusión: círculo vicioso de un extraviado en el desamor… 

              

Chapter One

   Quisiera conversar contigo, pero tu silencio tierno es tan fuerte que lastima con su ternura mi oído. ¿O son tus palabras privilegio único de los que respetan y aprecian tu  sabio silencio? ¿Acaso aprendiste a decir cosas sin articular sonido? Eso es lo que sucede: ¡tú enseñaste a dialogar a tus ojos y tú alma aprendió a besar con tu mirada! No sé tú, pero yo hablo con las manos, con los dedos y hasta con los ojos, cuando tú prefieres estar callada; se concedió tu deseo de poder platicar callados. Ahora ya levité, me elevé, estoy aquí arriba. ¿Quieres hablar en silencio con nadie? Mira arriba, al cielo e invócame, llámame y hablamos en silencio, en este espacio vacío; el silencio es la conversación predilecta que tienen dos personas queridas, que se guardan respeto y cariño, es una plática donde no vale mucho lo que se dice, sino lo que no necesita decirse, lo que queda sin decir. Entonces, el que yo hable mas que tú no quiere decir que tú me quieres menos. Es tu silencio, que me permite escuchar la música que ya nadie escucha; los estruendos celestiales, y el murmullo del universo; el cual me manda señales, mensajes con el viento; acerca del abismo y de la nada. Cuando esos vientos transitan por tu suelo; llevan sulfitos a las plantas que crecen tus flores: gardenias, ninfas y orquídeas que con su fragancia, impregnan tú camino. Llevan también: palabras mustias, caricias tristes y cohibidas; a tu piel y a tu pelo. Son confidencias de los dioses para que entiendas otras voces. Soy afortunado en conocer el lenguaje de tu mirada; oír lo que estás pensando, cuando te quedas callada. Poder leer un «te quiero, un te amo» en tu mirada dulce y calmada; tus ojos son dos gardenias y tu mirar una fragancia, un somnífero embriagante que me provoca un placer sublime y desconocido. Es una bella emoción que me tiene sometido desde tu tardía infancia. Como si en ti yo encontré la hija que he perdido. Pues, cuando estás lejos de mí, y no alcanzo a ver tu mirada; estoy tan lejos de mí y de ti, que me siento separado de mí mismo. Si la nostalgia y la melancolía te causan tristeza, porque ya no me veas, es que yo ya me fui; piensa que no te huí, sino que ya partí. Una vez más: alza tus ojitos bonitos al cielo y dime: «ya te vi». Pero no estés triste, la tristeza daña la salud. Mientras, y por su parte; la melancolía encuentra placer, abrazada a la miel del desencanto. Porque mi melancolía aunada a tu imagen conforman mi inspiración para continuar con mi escrito; tristeza y melancolía, instigan con pasión a escribas y poetas. Melancolía es mi sombra que se proyecta en el fondo del abismo: emana, nace y renace en lo más profundo de mi propia alma; la melancolía es lo más sensible de mi ser y, así moriré melancólico y un tanto cohibido. Nuestro recuerdo jamás será olvidado; por naturaleza los recuerdos nunca se olvidan por completo, y siempre están al asecho de la melancolía. Los recuerdos son en parte, decepción y a veces de ellos nacen el sarcasmo y la parodia. Sólo lo que va intrínseco al ser permanece, y siempre está presente. Recordar es admitir que es un pasado, es algo ya perdido. ¿Qué es el olvido sino la inexistencia misma? ¿Acaso no debiera tener nombre la ausencia? Yo le llamaré: muerte del pensamiento, del alma y del lenguaje. El pensamiento es en sí, la pasión del ser racional, del que se descubre hasta en lo más recóndito, en el más mínimo detalle, para convertirse en conocimiento. El pensar involucra la estructura del pensamiento, haciendo que el lenguaje sea un simple manejo de símbolos y codificaciones: el pensamiento es un acondicionador del lenguaje. Como es el amor y la muerte en la poesía. En mi caso: amor y muerte son uno y lo mismo en este malescrito. Hablo del amor porque solo por un rato lo viví. Y quizá sólo fue un sueño, una alegoría de mi pensamiento que nunca se realizó en toda su entereza. Hablo de la muerte, pero muy poco la conocí, y nunca la conocí completa. Son para mí, lo mismo: dos desconocidos. Porque el amor no existe y si existe; nunca lo busque y, si me buscó y me encontró; yo nunca lo noté. Lo que siento por ti es más allá de lo físico, es un tanto fraternal; es la definición de lo sublime, es un amor líquido, etéreo, sentimental que estremeció mi cuerpo y aún extrae agua salada de mis ojos. No, no es de dolor, sino de placer y felicidad. Porque algunas veces en ti he visto lo que otros en tu casa, solo creen haber visto: veo mucho amor en tus ojos; aunque para mí, el amor no existe. O tal vez tenía un poco, y  lo robaste con tu mirada. Tú mirada es misteriosa, y audazmente podría ser capaz de parar el mundo en un segundo; es el punto de apoyo que buscaba Arquímedes. Con tu silencio, tu mirada inventa, palabras inefables, que pocos pueden pronunciar, y solo tú con tus ojos puedes dictarlas; para que yo pueda escribirlas: palabras en su mayoría tristes, que llevaré en mi alma, cuando tú conmigo ya no estés. Primero me transformó mi corta educación formal, con su lectura de los inmortales grandes libros: «los libros que se leen sentado». Pero fuiste tú mi segunda gran transformación. Fue el gesto de tu inocente adolescencia, que me inspiro a las letras y a la filosofía.

Imagen: Diario Las Américas

Te elegí con paciencia, cautela y sabiduría para que fueras la musa de éste, mi escrito póstumo.

La lectura demanda: mirar, escuchar y hablar. Hacer uso del raciocinio, entender y aprehender. Luego, demostrar en nuestra aplicación del conocimiento, lo entendido de: lo mirado, escuchado y hablado. Pocos lo han logrado.

El pasado atiza la hoguera de un particular recuerdo; avivando el fuego, convirtiendo en cenizas: lo que pudo ser, lo que nunca fue, lo que no ha pasado. Recuerdo efímero bañado por la melancolía en su propia y triste historia; en su atesorada memoria. Por algo que fue: casi amor, casi placer, casi un éxtasis místico. Una experiencia religiosa sin embargo, no fue nada. Aún cuando sé que lo fue todo. A menos que el todo y la nada, sea uno y lo mismo. ¿Por qué se recuerda más lo malo, que lo bueno? ¿Ya en la comedia, ya en la tragedia? El decirlo me conmueve. Entonces, sí pasó, sí fue aquel casi amor, casi éxtasis; ¡sí sucedió! La memoria me recuerda que no fue un Deja Vu, que ello sucedió, que fue un hecho.  Porque memoria es la que corrobora nuestra historia; y así, relata nuestros recuerdos.

   Aquel inimitable, particular y dulce sabor dejado en la boca, en la palma de la mano; era la prueba de que aquello no fue un sueño, sino que dos sueños habían llegado a ser una realidad. También, despertar con la mano izquierda empuñada con residuos que no pertenecen al mismo lecho,ni al mismo techo; eran cenizas de otra hoguera, y hasta mi perro lo supo. Fuerte razón: no, no…para creer en el amor, sino para amarle aunque sé que… el amor no existe.

    Eres pues un dulce apego, en el desapego de mi vida. // Mi alejamiento para con el mundo, dio principio pocos meses antes de conocerte// Ahora que mi mundo se desvanece, que mi angustia crece: ¿A quién pido clemencia, a quién pido misericordia? Yo nací así, sólo, sin ser hermano del humano, peor más aún… de ningún hombre; no soy hijo de los dioses. Ni conozco el cerro del Parnassus. Todos los humanos hicieron conmigo lo que con Prometeo, me encadenaron de dos capires y dos cahuilotes, con un grillete a cada extremidad; dejaron que los zopilotes y los reptiles se tragarán lo que yo traía por dentro: mi sangre india, mi amor por la tierra y por la gente. Eso pasó antes de conocerte, cuando tú pasabas por la infancia, cuando aún no distinguías la ignorancia de la inocencia; para ti las dos eran una y la misma. En esos días por motivos personales decidí abandonar el mundo; brincar la tablita, brincar el puente que carece de orillas y saltar de planeta en planeta hasta llegar al sol; y fundirme en él, que su ferviente plasma fuese mi segunda piel. Porque aquí en la tierra siento vivir como en un sueño profundo; vivo queriendo dormir para no despertar jamás. Pero, ya desperté una vez, en el despertar eterno; en el que se vive siempre despierto. Vivo, si esto es vivir, en gran solitud, en la soledad última; en la cual reina la apatía. Donde parece que rechazo a todos y todos me rechazan, por lo que me volví esquivo, y como los felinos: me abrazo a mí mismo, para darme abrigo. Y me amo, tanto como amo a mi perro. Pero sobre todas las cosas; creo amarte más a ti, poquito más que a mí, y que a mi perro.  Prometí, por amor a mi perro; morir juntos (mi perro y yo), pero o no creo en el amor, o el amor no existe y es sólo un invento; una utopía de otros mundos. Cómo no creerlo de ésta manera: ¡Mi perro murió ayer! Lo enterré allá en el cerro, junto al canal de agua, donde aprendió a nadar: «RIP Tyson Salgado.» ¿Existe el amor? No.  Y, si existe un poco de ello en mí es posible que lo inventaras tú, para que mi fuerza vital se reiniciara; esta fuerza vital que no nace ni en la razón, ni en la inteligencia es la fuerza anímica que viene del alma y no de la razón misma, pues la razón va más allá de la realidad y la consciencia. En conclusión… esta fuerza es el raciocinio de la razón.

    Reiniciaste en mí esa fuerza, con tu inocencia, con tu ternura un poco torpe, porque nunca has amado; porque a tu edad se cree en muchas cosas, y creíste en mi haciéndome valer con tu  creencia. Mientras que a mi edad, ya no se cree en mucho, ya casi en nada, ya hasta dudo de mí. Como se duda de la religión. Y a falta de una indubitable religión, funde mis creencias en ti; te hice mi credo, y en ausencia de colguijes y deidades; tome una de tus fotos la puse en un cuadro y sobre un pedestal te hice mi diosa. Deidad, o Diosa, pero confidencialmente mía. No ordinaria y común, para todos los mediocres; no!  Porque  el hombre usa a sus dioses para cometer locuras y muertes. Tu noble e inocente ternura,  son para mi alma: mi rosario, mi oración y mi plegaria. Como un cariño eterno, inmortal e inolvidable. Y así aprendí a conjugar  la palabra cariño en lugar del verbo amar, tú ternura y sencillez, fueron y son: más significantes que dos adjetivos: más fuertes que el amor. Y conjugó tu cariño en la segunda persona del singular, pero en tiempo atemporal para que sea global, para cubrir todos los modos y todos los tiempos. Amarte en gerundio ; aunque el amor no existe. Amarte ahora y amarte por siempre. Aún no has amado.

   Te hice mi credo, mi diosa, mi miedo; ahora te amo y te temo, pero no te tengo. No te tengo y siempre estás presente, siempre vas conmigo; tu bello rostro flota siempre en las lagunas mentales de mi hipocampo; llega la hermosa imagen de tu rostro y hace su alunizaje en mi memoria,se queda para siempre, como si ahí lo hubieran sembrado. O quizá lo sembré yo, no sé nunca lo supe; solo quiero disfrutar de tu presencia en mis últimos días en ésta tu tierra.

    Cautiva en mi mente y en mis recuerdos, me colmas de alegría. Pero también de angustia, dolor y muerte; tu alunizaje es caótico, pero relajante. Me vuelve loco lunático. En este espacio mental: me vives, me atas, me revives, me matas. Haces de mi vida un juguete,  a tu voluntad; una montaña rusa. Un yo_yo al que rebotas de tu pecho hasta tus botas, de emoción en emoción; lo elevas  alegremente con un (dub), a la cúspide de  tu disfrute y placer, para bajarlo  después con un (lub) al abismo de la angustia y el desamor. Me confunden tus hatos y arrebatos; me atan, me viven, me reviven y me matan hasta ya no poder mas. Cuando te veo, me siento culpable,del deseo de encadenar tu presencia a la mía, de  querer ver tu carita sonriente: de noche y de día. Porque deseo más tu presencia que la muerte mía. Tu presencia me alarga la vida. Eres una invitación a quedarme, me nace el instinto asesino de acabar con la muerte. Me siento culpable de que tú te sientas culpable, pero tú, no tienes la culpa de nada, y eso me consuela; se remite, al sufrir la pena ajena. Siempre serás para mí y para el mundo: nuestra niña inocente. Fui yo  quien labró éste futuro, y con ello también construí mi personalidad, mi identidad.  Luego, te construí, te hice mi virgen y diosa; mi deidad y ahora te temo. No puedo deshacerte, pues al hacerlo, me deshago contigo. Al igual sucediera si me atreviera a disipar mis vivencias contigo: me disiparía con ellas. Prefiero volar a otra galaxia, observar otras estrellas; desvanecerme en mi propia soledad, ésta que construí para mi, y me enferma notar que la gente se apiade de mi por mi manera ascética, por mi semblante triste y por mi soledad, ellos creen que su compañía  restará mi flaqueza y mi soledad; pobres tontos e ingenuos seres ordinarios. No saben que ésta clase de soledad, no se da fortuita, ni por la casualidad; para gozar de esta solitud se debe luchar contra las adversidades que la vida nos arroja. Para mi la soledad no fue, ni fortuita, ni gratuita, toda mi vida estuvo a mi lado, pero no me había fijado; tuve un roce con ella cuando mi padre se alejó de la casa para buscar el sustento familiar. Después ya no supe que era estar solo: conocí a alguien. Luego, conocí a otro alguien. Después fui abandonado en el desierto de Chihuahua. Muy cerca de las dunas, allá por Villahumada. Fue a ahí donde conocí la soledad más inmensa de mi existencia; fue una lucha mano a mano, cuerpo a cuerpo, donde el perdedor sería sometido, esclavizado y «suicidado» por el vencedor. Parecía una lucha frente a un humeante espejo, como el de Tezcaltipoca, parecía que yo quería vencerme a mi mismo; la decisión final no se hizo esperar: fue un salvaje empate. Terminamos anémicos y en un soberbio olvido; que nos distanció, pero también nos unió. La soledad se volvió mi solitud. Terminamos siendo amigos y rivales. Como la gente ordinaria, por su simplicidad en el saber. Me rechazan y me aíslan, aislados por si mismos; marginados porque sólo hasta ahí conocen. Porque no saben lo que hacen,pero continuamos juntos, porque todos juntos conformamos una sóla raza: la raza humana: especie autodestructiva.  Algunos otros, no cambiarían la compañía de éstos, por su compañera la soledad. Por eso decidí irme de viaje al otro mundo. Y, eres tú mi pasaporte vigente y visado, para encontrar otros mundos más bonitos que el nuestro; seré un argonauta como Jasón, pero sin navío, sin buscar ningún veñocino, porque el vellocino, ya lo tenías guardado para bailar el vals con todos, menos conmigo. Así navegare, por galaxias, sin destino fijo y sin final. Y en algún lugar del universo esperaré a que voltees hacia arriba, me busques y sientas mi presencia con tu mirada. No pienses en subir, creyendo que aquí reside la felicidad; no hay felicidad después de morir. Se es feliz, en vida, cuando el corazón aún late. Aquí arriba, hay calma y paz; solo la nada existe, un regocijo del alma. Espero y la gente cercana a mi, se sienta liberada de una carga que yo nunca puse sobre ellos. Al final escribiré sus nombres para que sepan que no fui un tonto, ignorante, sino que rotundamente me decepcionaron ¿ Es que existe alguien en quien confiar? No lo creo y he comprobado entre penas y hasta carcajadas, que en mi vida entera, no he encontrado a nadie digno de una confianza absoluta. Todos abusaron de mi confianza y de mi respeto; respeto también,  por la sangre de quienes nos dieron la vida: nuestros padres. Para mí todos son: decepción, mediocridad, arrepentimiento.Ya estoy descansando en paz. Ya no pueden hacer nada por mis padres, ni por mi único hermano, ni por mi. Aún estoy aquí, aún no me entierran, aunque sé que ya estoy muerto. Estoy al borde del abismo; vuelvo la cabeza al mundo, y  todo lo que veo, es gente muerta. Amigos y familiares que me acompañan desde la eternidad y, que es aquí y ahora que me doy cuenta, porque los siento tan lejanos. Porque es gente muerta; pero nadie parece darse cuenta. Allá abajo, para mi sólo existes tú. Mi alma, en un momento dado: se quedará aquí arriba; allá abajo, no sé dónde voy a abandonar mi cuerpo, pero no necesito ceremonias ni despedidas hipócritas; me voy tranquilo sin deber nada a nadie, pues no existe alguien en el mundo de mi familia, o de mis conocidos, a quién yo haya dado la espalda. Me llevo conmigo la pena ajena de que ustedes todos, nunca aprendieron ni a vivir ni a morir. La única que no quiero que sufra es Ella, mi musa. Porque Ella es la única persona que me permitió vivir, seis años más con cierta felicidad: su infancia escolar, su pubertad; y los más hermosos años: los primeros cuatro de su adolescencia. Aunque no le pude dar mucho, le dí todo lo que tuve, incluso; le regalé mi pensamiento, mi calidad de tiempo: todo mi amor y apoyo.

    A donde vaya te llevaré en mi; dónde estés estaré contigo. Cuando me necesites, alza tus ojitos al cielo, escoje una estrella… azul, para acercarme a ti; que no sea roja, porque son más lejanas , ¡No la cambies, esa estrella soy yo! envíame: una sonrisa, una plegaria, y sonreiré por ti. Contagiare con mi risa a las demás estrellas; brillarán las azules más que las rojizas, lucirán y sonreirán por ti. Serás la única niña por quién las estrellas sonrían. No olvides que yo también, necesito de la luz de tu mirada, para vencer la obscuridad que va en aumento; cada madrugada, por cada noche que me ignoras, o’ te olvidas de mi. La obscuridad me asusta y el abismo me busca; me jala hacia una caída vertiginosa, donde solo tú eres mi ángel salvador. No olvides que mi alma depende de tu mirada; mientras yo esté aquí arriba: pídeme la luna y te la bajaré, pídeme una estrella y hasta allá me iré. Cuando estoy abajo en la superficie; tú eres el deseo de que la muerte muera. En tus flaquezas, te daré entendimiento, te haré más fuerte que la mujer maravilla. Tu fuerza será suficiente para respaldar a quién hayas elegido como tu hombre. Suerte mi inocente niña.

  ¡Oh, musa esteparia! Para comunicarme contigo: pienso en ti, desaparezco, en ti y contigo invadiendo tus entrañas. Eres el reflejo de mi espejo: tú eres yo, te transformo en mi, tu lengua y lenguaje son mi palabra y pensamiento, hago de ti; mi fuente de inspiración. Luego; sé de ti, de tu persona, de tus rencores,  tus iras y  tus dolores. Tu corazón me inculpa en tus inquietudes y desamores. Me ahoga la pena ajena, me sumerge en un maldito abismo de horrores…al laberinto del minotauro con muchas ventanas, pero no encuentro la puerta ¿ Dónde estás Ariadna; te olvidaste de Teseo? Se me negó el hilo que señalaría la salida; me transcurrieron diez años en encontrar la única puerta y al voltear la vista, donde debiera decir: Creta, se leía: Laberinto de Juarez. Pero, después de pasar diez años en el desierto, me sorprendí al darme cuenta que un nuevo ser, había crecido dentro de mi: yo ya no era yo; yo ya no pensaba como yo, él que me pensaba se había quedado en el laberinto de Juárez, en el kilómetro treinta. Ya no era yo. La indiferencia sobresalía en mi existencia; ya no sentía, ni amor, ni odio. Solo esperanzas y calamidad; había en mi mucha pena por la humanidad. El abandono en aquel desierto, me había arrojado: tormentas de arena, nubes grises que nunca se precipitaron. Y siempre obstruian lo rayos del sol y los reflejos de la luna.  Así comprendí que las nubes, por grises que sean; son pasajeras, y que el sol siempre volverá. Conocí también, la vida como se conoce, en tercera persona, que representó en mis años de laberinto: mis nubes grises y negras, y también mis tormentas de arena, que me ilusionara con mucha pena y muchos quizás. Pero me los cobraría con amargos nuncas y desdenes; sus acciones distaban mucho, de ser comparadas a la vida sufrida de Penélope: la mamá de Telémaco. Y, así, cuando llegué a Ítaca, la ciudad había cambiado mucho, hasta de nombre; ya se llamaba Theaki. Fuí tan astuto como Odiseo, salí y estoy de vuelta, como le sucedió a Ulises, después de salir de Troya.

Imagen: jw.org

   Al regresar de esa Odisea abrí mi equipaje: rencor, irá, dolor, inquietudes y desamores; es lo que traje. Pierdo el control, la angustia me invade, la depresión ataca y me conduce al abismo, donde yacen muertas, las ganas de morir y de vivir. Morir y vivir es uno y lo mismo: es querer regresar al estado que el ser habitaba antes de nacer y a donde ha de volver, después de morir…Puedo ver mi cuerpo, aún fuerte, arrastrar sus pasos: queriendo hacer camino al andar. Sin embargo, mi alma se marchita apartándose de mi. La tristeza y la desesperación, sin perjuicio ni permiso, se adhiere a mi mente, corazón y psique. Me comparo a las preguntas retóricas, las que no necesitan respuesta alguna, pues se contestan a si mismas; soy una teoría de Einftein: no puedo morir nunca, no me puedo  destruir. Solo voy a transformarme en energía, es lo que somos: energía y materia; empezamos con una inahalacion de oxígeno de tres átomos, de la Ionosfera. Y terminamos con una exhalación de bióxido de carbono, que soplamos a la capa de ozono. Toda mi energía sera transformación:  en un alma como tú; bondadosa y brillante. Aunque lo ignoras; tú has sido el límite de mi ética, eres el parámetro de mi moral, la grandeza generosa de mi bondad. Lo que tienes se puede ir, o lo puedes perder. Pero lo que tú eres; nada lo puede arrancar de tu ser. Eres todo lo que había por sucederme, y mucho más. Sin necesidad de maldad. Tú empezarás donde yo terminé; para que conozcas: más allá del bien y el mal. El bien y el mal: son uno y lo mismo. Nosotros somos el bien y nosotros somos también, el mal. Ese es nuestro problema fundamental: el bien y el mal; desde que aprendimos a pensar y a hablar. ¿Te imaginas poder ubicarte más allá del bien y el mal?  ¿Y tan sólo recurrir a ellos, como una referencia, como una terminología, como una analogía? No como parámetro de moral o religion. Donde el bien es la gloria, según Quetzalcoatl y el mal es el inframundo, donde habitan Hades y Mictlantecuhtli; escucha… lo bueno y lo malo sólo son conceptos artificiales, para determinar el beneficio y el daño. Y se aplican de acuerdo al  pueblo donde vivas. La moral no es más que un engaño utópico de la época, y la necesidad perteneciente a la sociedad en que se materializa. Creo firmemente que la ética debe ser producto de nuestra propia percepción y lógica, pero hay que entender en ello, que no todos tenemos el mismo sentido del bien y del mal; y, a mi parecer, quizá ése sentido no existe, quizás sí; pero es subjetivo e individual. En conclusión, creo que es un invento artificial del hombre, en nombre de su comportamiento y conducta. Creo que lo ético y la moral pertenece al corazón y a la razón; la bondad solo tiene la medida que cada quien le da y desea mantener: no todos tenemos las mismas capacidades en ningún sentido.  Para bien y para mal. El hombre crea religiones, luego, la religión le crea problemas que debe solucionar. Pero, no tendría que solucionarlos, si no tuviera religiones. Las religiones, solo causan problemas al humano. ¡Piénsalo! Pero no lo pienses demasiado, o con mucha fricción, pues conjugar el verbo pensar con exceso, enerva y desgasta;  pensamiento y lenguaje, son uno y lo mismo; y de tanto pensar nos distraernos, nos deprimimos. Porque faltan palabras a nuestro intelecto y le sobran razones a nuestro lenguaje. Surgen conflictos en nuestro intelecto al no poder plasmar con alfas, betas y epsilones, nuestra intuición y nuestras ideas; por ello es que nos alejamos del mundo, para meditar en soledad y asi, sin distracciones buscar los vocablos precisos. Eso mismo hacia aquel hombre en el monte de los olivos: meditar para entender. Y de no existir en nuestro lexicón particular. Entonces, las inventamos. La soledad convierte en loco, o en genio al hombre solitario: un genio tiene un poco de loco, pero el loco no tiene nada de genio. El loco ya cruzó la línea de la cordura; ya está fuera del contenido de lo pensado. Lo común en ellos, es que los tratan igual, y son igualmente rechazados por la mediocridad.

    Siempre recordaré la forma en que yo viví mi infancia, mi adolescencia; muy distante a la que vivían mis familiares y amigos. Algo dentro de mi, me ordenaba o, me orillaba a vivir apartado, separado de los demás; no dormía con doña María, ni con don Julián. ¡No, claro que no! Yo dormía solo, con mis caballos, en el colgadizo, en el establo; no dormía con nadie más. Porque solo él, el solitario llega a conocer el espíritu humano. La soledad es la musa del pensamiento; las cosas más grandiosas han sido creadas por nosotros los solitarios. Aunque después seamos buscados para quemarnos con leña verde. Mi única satisfacción es, que en mi soledad, hice de ti mi más grande obra: mi obra maestra.  

     Quisera ser un chamán y arrancar de ti, antes de morir; éstas emociones nuestras que te enfadan,te exaltan, te trastornan y nos matan, quiero me transfieras tu penuria y tu dolor, quiero borrar de tu pensamiento el sufrimiento; y que te quede claro que el sufrimiento es subjetivo, psicológico y opcional que sólo el dolor físico es corporal, somático e inevitable. Me has dado vida, me has dado un poquito de tu arcana felicidad, pero de gran calidad, y con mucha clase. Antes de conocerte, mi cuerpo estaba invadido por el dolor y la enfermedad, no podía sanar por mi mismo; pero en conjunto: tú y mis heridas me enseñaron otro mundo: el de pensar y razonar. Tú y tu mirada, me demostraron que las palabras mustias desatan las más grandes tormentas. Quisiera, antes de marchar, que te llenes y desbordes de dicha y de amor. Mientras yo arranco de tu alma la desdicha y el desamor, quiero alejarlos, separarlos de ti; llevarlos, transportarlos conmigo a donde voy y en una galaxia lejana, abandonarlos en un hoyo negro. Si, ya me voy, tomaré la Vía Láctea; pasaré por la Andrómeda, donde descansaré mientras volteó la mirada hacia éste tu mundo para cerciorarme de que estás bien; sentirás mi mirada de protector y guardián, podrás palpar mi roce de ternura, mi caricia tierna, el correr de tu pelo entre mis dedos como te lo hacía cuando aquí vivía. Eleva tu mirada,  si no lo haces creerás, que es este planeta, a lo más alto que puedes llegar; alza tus ojitos; sí, aquí estoy, recordándote y admirando cuanto has  crecido, cuánto has cambiado; estoy también,agradeciendo lo que cariñosamente me has dado, me haz ofrendado un final placentero y más que feliz . Recuerda mi niña que yo estaré resguardando, desde aquí arriba, desde éste vasto y frío espacio, donde las estrellas caminan conmigo por la Vía Láctea; aquí se siente frío cuando el olvido es traído por la ausencia de tu mirada. Cuando ya no miras al cielo, buscando aquella estrella azul que me representa en tus gratos ratos, en tu memoria, que quizá ahora ya no sea de una adolescente. Por eso cuando estoy a solas, busco hasta encontrar tu mirada tibia y pueda dar calor, a lo que queda de mi alma grande; aunque a veces se recoja, para encontrarse a sí misma.

   Recordarás, también aquella mirada que te dedicaba, aunque a ti…pareciera la de un un viejito mensito. Esa mirada parecida a la de los tontos, o la de un distraído; es la mirada que nació de mi para ti: mirada sin razón reflejada en tus lindos ojos. Gracias por el renacimiento que me hiciste, pues cuando te encontré… yo ya estaba muerto; te conocí, me renaci. Ya es hora de volver a mi muerte lenta, a mi agonizante espera. La que con tu magia hiciste pausa, para que viviera un poco más, y te conociera. Fuiste mi efímera alegría, mi tregua en el mundo de lo sublime. Se dice: “cuando bueno, poco, es mejor.” Como decía Gabo G. Marques: El amor que dura poco es el amor eterno, el que nunca se olvida. No te olvidaré, donde vaya irás conmigo; donde estés, velaré por ti.

    La felicidad y el amor no son fáciles de encontrar. ¡Busca con tranquilidad y cuando los encuentres; no los dejes ir, son todos tuyos: te los has ganado!! Pero si su conducta cambia y se muestran lndiferentes: dejalos libres; ya vendrán tiempos mejores. Y aunque sufras un poco, solo será un poco; no hay nada que el tiempo no borre. Y si acaso te preguntan ¿ Porqué, no supe amar? Confirma su error, diles: que en el dolor encontré, mi última forma de amar. Hay que enseñárse a amar con humildad y sencillez, a amar el dolor mismo; el dolor fortifica tu espíritu, lo vuelve inquebrantable; el amor es la máxima expresión de afecto. No existe, y se desvanece cuando no se atiende, o no se cree en el. Si algún día lo supuse, como tal; fue un territorio prohibido, nunca fue mío. Tocaron a mi puerta, yo nunca los escuche. No todos nacimos para amar. Por eso digo que el amor no existe. Aunque lo dicho me convierta en algo que Soy y no Soy, a la vez. Esa es mi inexorable paradoja: ‘to be or not to be» como viviendo en un campo cuántico.

   Y en este pueblo olvidado  por los campesinos y hasta por las vacas, me levanté al mediodía con mi cachimba; si, con mi candil encendido y en la mano izquierda …como cuando Huitzilopochtli empuñaba su serpiente de fuego. Quise hacer parodia a Diógenes el cinico, sólo para investigar, si dentro de toda esta gente podía encontrar alguien que fuera indiferente. Concluí, que a mí, la muchedumbre me destruye, y/o la soledad me instruye, cuando estoy entre esa multitud, rodeado por ellos: no me pienso, ni pienso como pienso, cuando estoy contigo; porque al hablar como realmente pienso; todos se miran entre sí, luego me miran de reojo, como si algo no estuviera bien conmigo; poniendome en tela de juicio. Creyendo que son ellos los que están del todo bien; lo más iracundo es que no me aceptan como soy, desean sacarme, no solo de mis casillas, sino, que también de mi ser; de mi identidad, que sea como los demás. Entonces me recuerdo el porqué los barcos se hunden. Y, no es porque el agua los rodea, sino por el agua que logra entrar en ellos. Entonces, no puedo dejar que los sucesos al rededor, me invadan y me hundan. Pobrecitos piensan que el inexperto soy yo. Yo ya fui como todos, como todos ellos; yo también era normal. Por lo tanto y para no sentirnos mal: regrese a donde estaba, a la casa de mis padres a seguir escribiendo, a destruirme a  mí mismo. A perseguir cosas suicidas que van en contra de mi disciplina: la filosofía. Pareciera que de esa manera reafirmo mi existencia… destruyendo mi vida; justificando mis actos suicidas en mi incurable sufrimiento, sabiendo de antemano que mi vida ya no tiene sanación. Pero, son estos pequeños brotes de locura que aligeran la carga que llevo a mi espalda, ese morral donde llevó tus fotos y nuestras máximas vivencias, aunque son contadas; sé, que son las más pesadas. Y éstos arranques de delirios y locuras: hacen más llevadera mi consciencia de la realidad humana. Tanto es mi relajamiento que me río a carcajadas. ¿Porqué a veces escupo risotadas? Porque aprendí a reírme de mi mismo, y es mi carcajada la catarsis de mi agonía; es la risa que inventé en el reflejo de mi mismo, para mi mismo. Ya no me cuento chistes: río acompañando mi dolor; rio de mi mismo, conmigo mismo. Porque mi pena es solo mia; se aúna a la pena ajena. Sufro por todos ellos, y por ti: y a nadie parece importarle, eso me croma el corazón, me hace más resistente: mi sangre no podrá oxidarse, ésta aniquilada mente niquelada, lo soportará: voy camino a la expansión de la razón, a la muerte, a la locura. Momentos,  en que mis ojos se humedecen por tus recuerdos; y deseo vivir otro día, para poder verte y es cuando deseo que tú nunca mueras, y que sería mejor, que la muerte se muriera. Y que pudiera quedarme un poquito más, y ver tus retoños crecer:  ¿ Ya estoy soñando?  ( creo que ya me venció el sueño.) Que trastorno! Que sentimientos tan contrarios se me ocurren ahora. Pensar en ti, como si ya fueras una dama, una madre, una señora. Pero no es malo, es solo verte en un futuro; cuando ya no estaré más, aunque quiera estar. Y dije trastorno, porque visionarte como una mujer completa, es arrancar a mis entrañas nuevos anhelos de vida, ir a mis más profundos abismos y arrojar todo lo que me aniquila, todo lo que no sea vida. Y mi pregunta surge: ¿Estoy luchando contra la vida, o estoy luchando contra la muerte? Porque, esto es lo que genera tú sola sonrisa, tú imagen en mi imaginación; un halito de vida, a lo que llamamos: fuerza vital. Desvanece el gusto por la muerte, queriendo olvidar el momento de morir. La vida es el sueño en un momento vivido, con quien se ha soñado vivir; a veces una sola persona encierra el sueño y el momento de una vida entera…y aunque viví muy poco, fuiste tú quien completo el último capítulo de mi vida. Fuiste el epílogo y la sinopsis de mi obra; el contenido y el contexto. Fuiste y serás… la obra en sí. Tú me seguirás dando vida eterna: Tú eres mi obra. Y, cuando muere el autor; su obra queda para una eternidad. Una obra escrita para quien sea, para nadie. Para tus ojos solamente, porque te leerás a ti misma; los capítulos serán tus mocedades. Quiero que mi escrito te haga sonreír, pero también que te cause un poco de estrés; eso significa que estás madurando. Tú sonrisa será el clímax de este ensayo malescrito. Veo tu sonrisa, y aunque no hables te escucho; sé de las emociones que te invaden, sé como las percibes, como se sienten. Las reconozco, pues hace muchas lunas también, yo fuí un adolescente, me identifico contigo; porque en mis sentimientos, pensamientos, y emociones; fuí como tú: tampoco pude expresarlos, siempre carecía de palabras y conceptos. Te escribiré todo lo que por la vida siento; vas a leerlo y te preguntarás, si eres tú de quién yo escribo, y estarás en lo correcto. Pero, escribiré también, de mis vivencias y experiencias, para que conozcas y aprendas de ellas. Ya no aprenderás de mi, porque ya no estaré aquí; ya estaré muerto, pero yo estaré en ti. Posiblemente, por tu edad de adolescente: no me comprendas, ni entiendas mi cosmología, y filosofía personal. Porque tú eres magia y encanto: ya estás en la adolescencia y aún te sigues reconciliando con tu infancia. Para mí eres la inocencia en la adolescencia… hecha una viviente realidad.

   Con mi candil, mi cachimba, voy por el llano incendiando los huitzaches de éste tu mundo; quiero encender el mundo, con mi desamor profundo, y arrojar al fuego los males hechos y las espinas, parar las heridas que causaban a la planta de tus pies. Olvidar los sucesos desagradables que la inocencia tuya  en ti infundió. Pocas veces me sonreíste, pocas veces te hice sonreír. Y menos pocas, las veces que pude arrancar una carcajada a tu pecho; fueron pocas, pero significativas para los dos. Luche porque estuvieras contenta conmigo, porque mi presencia fuera amena, placentera y casi siempre lo logré.

    Eres callada, eres dulce, eres hermosa; eres todo lo que tú quieras ser y más. Tu tibio rostro se ilumina con energía, de adolescente. Denota valentía en su mirada, y a pesar de tus bien definidos rasgos faciales femeninos, das muestra con muecas: tu coraje, valor y audacia. Canaliza pues, ahora (que estás desarrollando, personalidad e identidad), todas tus cualidades e inteligencias, hazlas características de tu personalidad, de tu filosofía personal. Vive con ellas, y por ellas, y de ser posible muere con ellas y por ellas. Vive de tal manera que tu muerte sea digna, muere con honor. Aún faltan muchos siglos, aún eres una bebé. Pero el tiempo y el espacio son algo muy complejo de definir, por eso se debe vivir con intensidad: vivir el lunes como si nunca llegará el martes: siempre con un segundo plan y, hasta un tercero. ¿porque no?

   Yo decidí irme, tú decisión fue alejarte; no pudimos quedarnos. Y no es que me tenga que ir, sino que ya, no me puedo quedar. En realidad: tanto yo ya me iba, cuando tú llegaste, como tú ya te estabas marchando, cuando yo llegué, pero crecias tan despacio y tus pasos eran tan suaves, descalzos y lentos, que aunque te alejabas parecías que te estabas quedando.

    Logré expandir la razón, hasta el abismo llamado locura. Estoy frente al abyssal y  me dan ganas de correr, me aterra su profundidad, su inmensurable infinito y la anticipación de creer que la muerte me acecha y lo peor sería, que la eternidad no exista. Me aferro al puente que cruza sobre el abismo mismo, parece ser la vida misma, o quizá sea la evolución entre dos nadas: eternidad y vida. Es pues, un puente etéreo y fugaz sobre la materia y la consciencia irreflexiva; el ayer y el mañana residen en el fondo del espectro y del abismo, mientras que el presente es tan sólo un (palabra que significa el presente que no existe). Un puente raro y sin orillas, como si no quisiera llevarte a ninguna parte. En el vacío; fuera de mi mismo, tómo impulso para alejarme, y no sé qué fuerza me lo impide, y me detengo sin estar paralizado, pero no me alejo; nos quedamos mirando, uno al otro, con ruptura: él y yo, desde diferentes ángulos: me maravillo con su honda profundidad, mientras que el se decepciona porque soy superficial. Bajar al fondo original y primario del abismo, es bajar al fondo del alma, es pues, conocer y dominar su espacio oscuro totalmente; es saborear en carne y espíritu el terror de sus tinieblas, es ahí donde todo empieza; es la nada que aprendí de ti, en tus silencios. No, ahí no hay palabras, sin embargo ahí se presenta la primera aurora del ser. Es la única puerta que nos lleva a la luz. Es estar frente a su mirada: mirada, que por lo profunda es clara y espectral, como atravesando el prisma de la vida y la eternidad. En sus dantescos lentes se reflejan los siete colores del espectro también, se pueden vislumbrar dos estructuras cónicas parecidas a nuestra vecina Andrómeda, y a nuestra Vía Láctea con su figura en espiral. La miro y al observar, una emoción sublime se apodera de mi, siento morir con anticipación, pues veo en ella la puerta falsa de mi laberinto; la puerta a la nada, la que se abre cuando se abandona el todo. Es la puerta que está antes de ésta puerta, es decir; la puerta que está al final de la decepción.

Imagen. alexrovira.com

    Éste escrito póstumo es mi vehículo, mi mensajero, quién llega a ti y a todos, para decirles que ya me fuí;  ya no me busques abajo; estoy aquí… arriba.  Siempre  me sentí  un anarquista con una existencia anacrónica y atemporal. Cuando leas este escrito, quizás yo, ya haya pasado a mejor vida, o cuando menos a otro plano que ya no es éste, y ya no estoy contigo. No es para que te alegres, pero tampoco estés triste, ésta es una tarea que todos debemos cumplir, sólo que a algunos nos llaman antes, y a otros se les olvida y cuando se miran al espejo; se dan cuenta que han dejado de ser meninas y ninfas; unas niñas, unas adolescentes y que ahora sus días transitan más veloces, que es tiempo de despertar, de ser responsable de sus propios actos. Mientras que a mí…, se me olvidó vivir. Sin embargo,viví la vida en cuestión de minutos. Tú me diste la vida en un instante; y lo que pediste a cambio, fue muy poco. Tú casi nunca pides y cuando pides es casi nada. En  el momento que te conocí; arrastraste contigo hacia  mi vida, una rara felicidad; como un disparo a la fuerza vital que se había escurrido de mi ser.  Porque un deprimido como yo, no buscaria alegría, ni felicidad, sino la infusión de tu ánimo para despertar la fuerza vital para seguir con la vida. Así que el conocerte vino a ser en mi vida: la vivencia superior de toda  mi existencia. Lo que viví contigo en ése corto plazo; en ése mágico rato, equivale a toda la extensión de mi existencia. Por ti conocí la magia universal, conocimos la coincidencia entre tiempo y espacio; porque solo por ese momento, cuando reposabas sobre aquélla resbaladilla de acero, y mientras soñabas despierta; te mirabas más niña y, me sentí por última vez, un adolescente, me senté a escasos centímetros de ti, para convertírme en tu guardián y tu atrapasueños. Y ahí sostuvimos la conversación máxima entre tú y yo. Creo que hasta pude vivir, lo que tú estabas soñando. Ahora, no estoy seguro, si tú soñaste que soñabas; o ése sueño, no fue nunca un sueño. O quizás yo soñé que tú soñabas que tu sueño, era en sí una realidad, una vivencia donde la realidad es pura coincidencia y consumada fantasia. Fuiste el resumen y la consumación de mi ser, la despedida a mi vida en veinticuatro horas. ¿A lo mejor, nunca existió ese atardecer, cuando el sol se fue ocultando, y juntos vimos el astro rey desaparecer? Quizás solo fue un autoengaño colectivo que sufrimos los dos. Esa bendita vivencia frente a la cancha de basketball ; quizá sólo existió en un anhelado deseo proyectado por la imaginación, en la pantalla de nuestra mente. Porque la mente nos hace ver cosas; nos hace ver lo que nosotros queremos ver, aunque no sea cierto. Hay un aro en el suelo y vemos una moneda, hay un papel tirado y vemos un billete; no todo lo que los ojos ven es cierto. Y, al final de cuentas, se desea con mayor pasión, el deseo que lo deseado. No sé, dime tú, porque tal vez la memoria nos ha contado un cuento, para agrandar mi estancia en este mundo; o, así, creer que nuestro cariño, nuestro apego tiene algún motivo. Ya que a mi parecer, nuestros actos en la vida siempre tienen un sentido. Y la pregunta surge: ¿Fue sólo el momento? ¿ Existió, y no fue verdadero? Quizá no hubo lazos mutuos. Por lo tanto, no hay nudos que deshacer, ni reatas que destorcer; si existiera algun lazo, lo usaría ahora, para colgarme de un Guamuchil, o de un cirian. Ése fue el día más intenso y más vivido de mi vida. Las mejores veinticuatro horas de mi existencia: almorzamos juntos. Te acompañe a Galerías para que vieras Zasham; después te acompañe al parque, querías descansar, mientras el sol se ocultaba. Y, por último fuimos a tu casa a ver «hombre al agua» Tenía décadas de no sentir esa felicidad, tanto así, que quise cantar, pero no lo logré y en cambio, se mojaron mis ojos y lloré sin parar. Sentí haber encontrado a mi hija: Patricia. Y, fue éste el único día de mi vida, que viví la vida sin pensar, sin pensar la vida, ni por un segundo: sólo la viví sin pensar. Por esas veinticuatro horas fuiste mi niña hermosa, mi hija pérdida: lo más humano que nunca antes había sentido. ¿Y… que importa si el tiempo está perdido y olvidado, o si es sucesivo? Si en el sucedió: una plenitud, una memoria imborrable, una vivencia fortuita; como el éxtasis exitoso y místico de una tarde que arde, de una noche corta de sombras claras y oscuras frente a una ventana grande, donde se refugiaba como solitario testigo: un gato triste y azul. Pero, no creas todo lo que te recuerda la memoria, pues la mia me recuerda una experiencia mayor que nuestra vivencia. Pero en fin, todo es una infraestructura, un arquetipo de la ilusión y el ensueño.

    Perder el sentido a la vida es terrorífico, es un temor muy particular; creo que así terminarán mis días como los de Allan Poe, cuando perdió la razón en las calles de Boston. Así terminaré yo, como un extraviado y carente de lucidez, en las calles lúcidas de Iguala, hasta que vengan los hombres de blanco y me digan: ¡Ven, vamos a la casa de la risa! Creeran que he enloquecido por enamorarme de tus hermosos ojos y por creer en tu mirada. La realidad es otra: quiero irme por mera rebeldía a la existencia humana; si no pude ser dueño de mi vida, quiero ser amo y dueño de mi muerte. Me marcharé sin saber, si fuí yo, la intención de tu infancia y adolescencia; o quizá tu fuiste: mi obra maestra. Espero y te leas en tu juventud y leas entonces, este escrito; será cuando lo entiendas mejor. Sabiendo que al marcharme, los otros, los demás: me amarán por veinticuatro horas. Hasta se atreverán a decir, que yo fuí la mejor persona de la familia; que jamás hice daño a nadie y que merecía estar vivo: que no merecía morir, que se pudo haber hecho  algo, qué porqué nadie me salvó de la muerte, ya que está parecía haber sido de alguna forma…anunciada? Se preguntarán los porqués de mi resolución: que fuí un cobarde dirán los mediocres empujados por su ya, enfermizo morbo; pero llorarían junto con el muerto, si yo les dijera los motivos, los sufrimientos inaguantables. Los sueños inalcanzables o quizás un Amor imposible e insuperable. También, dirán que aún era joven, que la vida me  sonreía. Y por mi educación debí haber ocupado un buen puesto, un lugar en la sociedad. En fin que no era justo morir ahora; pareciera que estuviera,con mi cadáver,corroborando una broma macabra. ¿Pero, jugarme el todo por la nada? No, no tenía sentido, y en ésta resolución nada pareciera tenerlo. Pero, sólo el que trae el morral; sabe, lo que trae consigo. Y, ya mi morral estaba ralo, raído; desde hacía algunos años que su contenido se le venía saliendo. Mi búsqueda por una musa muda, llegó a su fin en el 2013; después de manejar, más de dos mil millas, llegué a mi destino final. Entonces, me dí cuenta que mientras yo estaba allá; tú acá, aún no habías nacido; pero, siempre te esperé, como si mi alma supiera que existirias. Lluege, te ví y te conocí; mis ojos te reconocieron y mi corazón revivió, empezó a palpitar como hacía años, que no lo hacía. Y allí se quedó albergado por el tuyo, en el mismo pericardio; a esa experiencia le llamo: Fuerza Vital. Y, es que por mi cuenta, no tengo nada contra la vida. Sin embargo, vive en mi el deseo de morir. Pero tú me revuelves todo y, tengo por ti la esperanza de vivir. Aunque al final todos tenemos una fecha que se cumple, una hora donde la vida se nos abre, se nos rompe, y la mia ya partió. Rompiste mi soledad, levantaste el ánimo de mi alma, cuando yo pisaba ya, el borde del abismo; despertaste en mi un despertar diferente, y renaci gracias a tu mirada, y a ésos tus ojos misericordiosos. Pues, la misericordia es el mayor de los atributos, que poseen las adolescentes como tú para con la gente madura, como yo; y más cuando en nuestras venas corre la misma hemoglobina. Compartimos genes, por eso, aunque no lo digas, secretamente, sentimos admiración el uno del otro; tus ojos no me engañan. Encontré mi embajadora del espacio, la niña que me ha demostrado que el luto que siente por mi muerte, lo llevara en el alma y ése luto, sólo lo entregará a su manera: en silencio y con la mirada. Esa es la verdadera forma de guardar luto a un familiar: en silencio y con una fime mirada de aceptación, como cuando Antígona arriesgó su vida, para darle sepultura a su hermano: los dos fueros hijos de Edipo Rey. Ella a su manera guardará luto por mi; lo hará como Ella quiera: a su manera. A mi, me basta verla, aunque no despegue sus labios, aunque no abra su boca, aunque sea muda, aunque esté callada; aunque sus ojitos… jamás callan,  y siempre estan diciendo cosas hermosas. Sus ojos son muy parlanchines, me dicen todo a través de su mirada. Tú serás mi abogada en mi deportación voluntaria de ésta Vía Láctea a la Andrómeda: quizá más allá del más allá, para que seas tú, quien me despida de este mundo con honor, pues me volví más consciente del mundo y de su gente. Me di cuenta que mi dignidad se escapaba por estar en tela de juicio: la vida y la sociedad; por una verdad que ni siquiera es real. Ya nadie me busca, ya todos me dan la espalda. Me comparan al barbón que viviera aquí en ésta casa («casa de todos» aunque nadie haya puesto un tabique.) y a  un muy querido viejo: tres piltrafas humanas que ya no servimos para nada. Pero, los tres calacas, nunca les negamos los falanges de nuestra huesuda mano, y jamás les dimos la espalda. Quiero morir con honor y dignidad eligiendo mi propio adiós.

   Gracias bella musa por la infusión de ánimo a mi alma, puedo abandonar ahora todo, con cierta lucidez mental y conciencia  basta, de la realidad humana. Mi más grande deseo, mi mayor ilusión sería: verte por última vez en aquel  parquecito, sentada en la resbaladilla de acero así, media despeinada, media acostada, sin resbalarse y con sus ojitos cerrándose, por una emoción anticipada; como gozando del mas dulce de sus sueños. Aunque en realidad no sea un sueño, sino una bella verdad de su adolescencia, con su gran audacia,se envalento y se arriesgó a soñar despierta. Que sucediera una tarde cualquiera, en ésta primavera, la última semana de  Marzo o la primera de Abril; cuando el sol se está ocultando; aunque fuera, la última vez, sería …el climax de mi escrito y de mi mismo: llenarme de tu presencia. Suspirar y grabar tu última sonrisa que dediques para mi. Mostrarte en vida, y apuntando con mi dedo: la cima del cielo. Ese sería, el éxito de mi escrito; escrito por tu inspiración, donde nos aune el abismo, conocerte en lo más profundo. Y ahí junto a ti morir varias veces; después llevarme tu rostro y tu figura virginal a la eternidad …en mi memoria. Pues, hay de historias a historias y mi  vivencia, no puede ser olvidada, ni borrada; no puede ser tomada; como si «ya lo pasado, pasado» como un olvido, como si nada; porque ése pasado mágico, siempre estará presente en mi memoria y quizá en tu presente. Es en la memoria donde se guardan las vivencias auténticas, como guardaremos la imagen de la resbaladilla de acero, donde volvi a mi adolescencia, y tú volviste a ser niña, siendo ya una adolescente. Porque  en el fondo de nosotros mismos; el tiempo no transita: siempre tenemos la misma edad. Y, en esa vivencia compartida, vivirás una y otra vez… renacerás varias veces hasta sentirte completa. Que tus años de ayer y hoy, trasciendan a los del mañana. Desenterraras esos y demás recuerdos para revivir mi existencia. Porque solo así, quedamos en nuestra propia soledad, entregados a nosotros mismos; en lo más profundo de sentirnos vivos. Es el eterno retorno; regresaré al tiempo, cuando aún no has nacido. Me llevaré tú mirada allá donde todo es calma: tú sonrisa tu mirada son la paz de mi alma: son mi sosiego y son mi calma.

   Quiero descansar, como Octavio Paz, en paz. Y esa es mi particular angustia; mi único miedo que me olvide, la persona que yo jamás podría olvidar: ¡Tú!  Que me borres de tus ojos, tú memoria y de tu historia. Me harias sentir como un héroe que murió sin causa, como un samurái suicida; que toda mi historia fue en vano. Quizá estoy muriendo con valentía, es decir: de manera irracional, pues tengo mis meses contados,y parece no importarme; trémula de emoción mi vida esperando está, pendiendo de un hilo a punto de romperse. Mientras yo todo lo enfrento con valor y paciencia. Eso es la valentía, un abrazo con la muerte: un suicidio racional. Y, así es como nací, valiente y con la muerte intrínseca, muy adherida a mis entrañas, creo que consciente o inocientemente nacimos juntos. Y, que además, cada uno nace con su muerte, ya sea por debajo, por dentro o cargando sobre los hombros y espalda. A mi me nació por dentro, y ha sido mi compañera; jamás mi aliada, por eso mi batalla en la vida ha sido, el vomitarla a diario; sacarla de mis entrañas en un círculo vicioso que nunca terminó, es un eterno retorno en el que la muerte ha triunfado, y sin enfado entrego el Niké de la victoria en sus manos; al fin puedo estrechar su mano descarnada y sin corazón.

   Es misterioso ver las manecillas del reloj y observar que no cesan; el tiempo corre, la vida vuela. Ya no camino, la vida avanza; la muerte espera. La tristeza de la vida, me empujó a liberar mi alma. Y al liberarse de la agonía; me libero: a un desierto, a un mar inmenso, a un océano intenso: a la nada. Aquellas penurias de mi alma eran cosas pueriles, simples e infantiles. Me hubiera quedado con aquellas tristezas, sin saber las cambie, por una angustia eterna. Mi desesperación es que ésta angustia, quizás se vaya conmigo, aún cuando yo haya muerto y me acompañe más allá de mi morada, a esa inmensurable nada. ¿ la nada existe? Si, y aunque nado entre la nada aún lucharé por verte una última vez. Una sería suficiente, si dos, en la segunda,solo tú me verías, yo ya no tendría tiempo. Porque el tiempo transita indiferente; no le importa si esperas más vida o esperas la muerte. Tiempo y muerte son uno y lo mismo: se me acaba el tiempo y la muerte, se aproxima al tiempo, y lo seduce. Mientras la vida se escapa por ceder al tiempo y a la muerte un espacio que quizás nos conviene, pero quizás también, lo ignoramos. No importa lo que uno y, otro o todos hagan, o dejen de hacer; siempre está muriendo alguien, pero muy diferente, porque ahora me tocó a mi. La diferencia es que muero con un legítimo deseo y derecho. Un modo personal de morir; no en un fallecimiento de un segundo, de un minuto, o por un año. Sino, a un morir por siempre; a morir una muerte anunciada y eterna. Si alguien pregunta por mí, digan que parti sin saber de dónde vengo ni a dónde ir. Diganle que descanso en paz; que estoy bien muerto. Aunque hay momentos, en los que la caja de Pandora está próxima a mi mano, y me visto de euforia al saber que se puede abrir, se muy bien, pues, aún recuerdo lo último que yace en su fondo: la esperanza. Al igual que en lo más íntimo y abismal de mi alma también existe algo que se conjuga y se converge con la esperanza de la caja. Es tan profunda está emoción aunada que puedo establecer con firmeza que la esperanza no es empírica, ni se aprende, que ella  viene intrínseca, y precede a nuestra existencia, como una esencia que no me permite abandonar este mundo, es decir, abandonar la realidad humana. Es una ilusión que emotiva a creer que algo sucederá y me detendrá un poco más. Eso es la esperanza, una demora que se dilata, amargando las dulces ilusiones, y aumentando la tristeza y el dolor. Por eso cuando el dolor se aproxima de forma abrupta, y se estanca en el agua calmada y tranquila de un lago; entonces, se pueden ver tan turbias y sucias, como los más peligrosos fondos del abismal, donde terminan las esperanzas y el olvido; porque los dos son: olvido mismo del que los sufre. Porque el olvido es también, negación de si mismo; no hay humano que no se niegue a si mismo. Todo ser que vive terminará negándose a si mismo en su propia naturaleza, como un Ometeotl: dualidad…siempre dualidad. La esperanza es lo que se pierde al último; la última vista del todo que nos rodeó. Es pues, lo último que se desecha, y al darla por perdida; permito que el sufrir triunfe sobre mi persona. ¿ Esperar algo? Sería banal, ya no me sirve de nada, lo usaría como diversión, es una manera un tanto pueril que afirma a la negacion. Digo: que tengo que esperar? Nada, sólo debo marchar solo, sin esperanzas de nada; tomaré tus fotos y recuerdos. Volveré a la nada; donde residía antes de nacer, dónde pertenezco después de morir. Sólo entonces seré todo aquello que era antes de ser yo. No eres tú, quien inflige dolor, ni a mí, ni a nadie; tú transmites todo lo contrario. Soy yo, quien desde hace mucho tiempo se aflige, y no me acomodo a la muchedumbre, y a veces tampoco a la soledad perpetua. No aplaudo mis cambiantes estados de ánimo que me vuelven bipolar, ni mis emociones, o mi sufrir; los tolero, porque ya casi no soy, ni de aquí ni de allá, me estoy olvidando de este mundo. Quisiera poder maldecir mi derecho de nacer, pero me conformaría con no haber nacido. Sin embargo, ya estoy aquí; y si no hubiese nacido, no hubiese tenido el placer de conocerte, de estar contigo; porque el solo hecho de pensarte pasa, trasciende de lo abstracto, a un estado anímico, a  un plano psicológico de la emoción. Ésta emoción se vuelve fisiológica, la respiración se agita, el corazón late más fuerte y me anticipo al placer de sentir mis entrañas habitadas, por hermosos gusanitos de ceda, en su última face: su metamorfosis,que me anuncia la llegada de mariposas monarcas en el interior, en el centro de mi aparato digestivo..

   Si yo hubiera tenido la fuerza de no nacer, no hubiera permitido ésta vida tan precaria en conocimientos, carecemos de toda sabiduría. Pero aún tengo vida, aún me falta morir entonces, de ésta muerte haré mi privilegio, haré del morir un derecho. Morir a mi manera y en mi día que marque en el calendario. Será un día 21 o’ 22 ya sea de Julio, o de Septiembre. Esa será mi oposición al haber nacido sin mi permiso. También, así, moriré; me iré sin su permiso. Por ahora te agradezco, por enésima ocasión, que hayas disparado está fuerza vital en mis adentros, es un placer sublime difícil de analizar. De no haber nacido tú, me hubiera gustado que todos hubieran nacido sin mí. Angustias por el hecho de nacer para morir y después renacer a cada instante, para esperar la última muerte. Amar para odiar y luego amar con consciencia racional, para después odiar con la esperanza y la desesperación de volver a amar. Y así esperar con la esperanza desinteresada. Al final nada queda, nada se va. Y no temo al final, ni a la muerte, sino a la despedida; no quiero estar presente, cuando me toquen las golondrinas. Estoy a pocos kilómetros y a pocos meses del llamado punto del no retorno; punto que debiera ser la meta de todo humano, en este plano mental, me doy cuenta que morir es: desechar lo que no fue, y lo que no fuí; lo que no es, lo que no soy, lo que nunca será, y lo que nunca seré, seré. Y que el truco en la existencia, es fallecer antes de morir y así, descubrir que la muerte no es real. Por eso, aunque mi muerte sea, una muerte anunciada: me iré en el primer tren, en el primer transporte. Y si se descarrila el tren de la elocuencia, ya no entenderás de mi, palabra alguna, y si se descarrila el tren de la coherencia, mis palabras no tendrán ningún sentido. Si es así: ya me llevó el tren de la locura! Y así, moriré un poco antes de mi muerte. Mi muerte nos separara en un momento. Me separé de ti porque estoy muerto; pero, no creo que cuando tú mueras, tu muerte pueda unirnos. Entonces, vive despacio, vive feliz. Porque cuando tú te vayas; será imposible que se nos conceda una re_union. Gracias por haber estado a mi lado y a mi favor. Aunque sé que la locura no es opcional, no se vuelve loco, por elección, o solo por el hecho de desearlo, sino que es un privilegio que la razón le otorga a personas, como: Alan Poe, Nietzsche,  Vincent Van Goh, y a mi que me dejó a medio camino; olvidado en un mundo de angustia, ansiedad, depresión y paranoias. Haber pisado los linderos y principios de la fragmentación y caminar por los límites de la pérdida de la identidad; me permitió tocar la fuente de la sabiduría. Allí no hay palabras, ni pensamientos: los dos son uno y lo mismo. Allí pocos llegamos; allí se saborea la locura antes de estar completamente locos, somos los únicos que sabemos a qué sabe la locura. Para mi es el postre, lo más dulce,es un soufflé merecido por haber soportado la coherencia y la cordura. Por eso, los privilegiados: somos pocos. Sólo los que logramos entender, que el brillo de la razón descubre la niebla que cubre la profundidad en el hombre, y con su esplendor, la razón nos muestra la verdadera naturaleza del hombre: su ambición por saber y tener más, y saciarse con la inocencia, o la debilidad de los de su raza: la raza humana. La inocencia de los inocentes corderos, y de los mortales es la máquiavelica arma, de los que les mienten. ¿Como sabe el hombre de la naturaleza del hombre, sino por el mismo hombre? Sus debilidades y vicios, sus virtudes y habilidades, etc.¿Cómo sabe el hombre que las virtudes son asequibles? ¿Cómo sabe el hombre que las habilidades son inteligencias? Es pues, la esencia del hombre en su relación con el hombre; quien descubrió y sigue descubriendo, el peligro escondido, en el abismo de todo ser, y para estar alerta de este peligro,debe estar listo a alcanzar el abismo. Porque donde está el riesgo, germina y florece, la salvación entre nosotros mismos. La salvación viene, de donde el destino de los mortales cambia de esencia.

     Ahora que me encuentro a pocos metros y minutos, sobre la expansión a la locura; ya no sé, que es tener la razón; o si, es mi deseo tenerla, o si la he perdido por usar demasiado el raciocinio; ¿de tanto razonar? Me siento totalmente incomprendido: por ti, por ellos, por mi mismo; el ambiente del mundo me huele, y me sabe agridulce: agrio por las decepciones y el rechazo, pero dulce porque la soledad me abriga sutilmente, y el viento sopla a veces a mi favor y a veces para todos lados, pero sin rumbo. Ahora voy para donde el viento; después seré, lo que el viento arrastró. Mientras que para ti solo fuí y seré: lo que el tiempo te aguardo.  Ahora sí, que soplen los vientos a las cercanías de Toledo, al «cerro Calderico» a luchar a los cuatro vientos. O, en su defecto, por la flaqueza del viento; que me abandone en los trapiches de Zacatepec. Al igual que el caballero de la triste figura, también yo necesito un poco de locura, como un consuelo existencial; para soportar por un poco más, la mediocridad de éste mundo, y la tardanza de la muerte. Aunque lo mío sea quizá una perdida de tiempo, deseo terminar con mi vida, ahora que ya estoy muerto. No encontré mucho de emotivaciones, o de vida, antes de conocer la muerte. Porque, aunque tarde comprendí que la idea de moral, la búsqueda por la felicidad, los valores humanos. Son solo construcción de la sociedad y también del intelecto; es un incentivo que le da motivo a una vida que carece de ello. En otras palabras: la vida tiene el sentido que tú le des. Para mí perdió todo lo mencionado arriba, todo se volvió un absurdo. Pero, de no haberte conocido; ya me hubiera ido. Gracias, niña hermosa, de ti aprendí muchas perspectivas acerca de mi mundo y de tu mundo. Por ejemplo, la manera que tú me trataste, me hizo comprender, que mi vida no la viví, solo del modo, que yo creí haberla vivido. Sino también de la manera que tú la percibiste. Todos tenemos nuestra propia percepción. Es decir que la realidad humana es multiple, se construye y se deconstruye; y quizás el conocimiento de la realidad se basa y reside, en el saber: subjetivo y objetivo. He ahí, su multiplicidad. Cada cabeza es un mundo, y todos los mundos conforman un universo. Y aunque sigues callada, se que me estás leyendo. Sorpresivamente, me doy cuenta que al mismo ritmo que avanzaba mi escrito; así también, acrescentaba mi cariño en aquélla niña,  a lo que es ahora: una adolescente princesa, quien con el tiempo se coronará, como la Reyna más joven. Me sorprende, pero ya lo intuía, que tú serías mi guía y mi alegría; mientras tú crecias, pero nunca creí que viviría, para experimentarlo, y menos aún…para contarlo en éste mi pequeño malescrito.

¿Y a ti, qué te falta por hacer?
Cómo saber si estás viviendo un acelerado ritmo de vida

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