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Una noche, de fines de los años 70´s mi esposo, el Cantante Héctor Román y yo fuimos contratados para dar un Recial Poético-Musical en el emblemático Teatro Clavijero, del Puerto de Veracruz. Como siempre llegamos un par de horas antes para instalarnos en nuestros respectivos camerinos.

Éramos seis personas. Nuestro Mánager; El Guitarrista; La Asistente; Y la Maquillista; Héctor Román y yo… Ely Núñez. Nos instalamos y nos preparamos para el Concierto.

Hubo un lleno total y estuvo presente el Alcalde, su Esposa y varios Funcionarios Municipales con sus familias y público en general. Dio inicio, yo cubrí la primera parte con poesía. La segunda parte fue la Actuación Musical de Héctor Román. Mientras subí al camerino a cambiarme de atuendo. Y cerramos cantando a dueto la tercera parte.

Luego la entrega de Reconocimientos del Ayuntamiento qué nos otorgó el Alcalde. Y nos indicó que su chofer nos llevaría al Restaurante donde nos ofrecían una Cena de Gala. Subimos de prisa a los Camerinos para cambiar nuestro vestuario y asistir a dicha cena. Pero al llegar, la Asistente y la Maquillista estaban en el pasillo espantadas y nerviosas. Les dije: tenemos prisa y dijeron: ¡No! Yo no entro. Nos acaban de espantar. Entonces entró mi Manager y el Guitarrista, pensando qué era un tipo qué se había metido a robar. Ya hemos sufrido ese tipo de robos a nuestras pertenencias en repetidas ocasiones. Pero, salieron corriendo y muy espantados. Entonces mi esposo le ordenó al Manager qué fuese a hablar con el Administrador del Teatro o con algún Encargado. Cómo teníamos mucha prisa entramos todos juntos y en la ventana estaba un rostro horrendo y se reía y su voz, en un tono escalofriante, retumbaba en el Camerino. Llegué a pensar qué era alguien de la calle disfrazado, pero no. Estábamos en el segundo o tercer piso y no había manera qué alguna persona estuviese pegado al cristal.

Ya no nos cambiamos de ropa. Nos pusimos el abrigo y las empleadas echaron todo en las maletas y juntos salimos aterrados, antes de salir la puerta se cerró de golpe y no podíamos abrirla y en eso llegó el Manager con el Empleado de Teatro, y la abrieron desde afuera.

No sé cómo salimos todos juntos corriendo. Cuando llegamos a la salida, entré a la oficina para darle las Gracias al Administrador y me dijo. No se preocupe. Seguro sólo fue su imaginación. Pero las seis personas lo vivimos fue algo terrorífico; espeluznante; no quisiera recordarlo jamás. El vigilante del Teatro nos dijo. Sí. Es común qué esto suceda. Has espantado a muchos Artistas. Yo ya estoy acostumbrado. También me da miedo, pero me aguanto. Le pregunté y por qué traba aquí. Y me contestó: Por necesidad. Pero siempre traigo agua bendita. Y sacó de la bolsa del pantalón un frasco pequeño con el líquido.

Llegamos a la Cena de Gala aterrados. Los tres varones se tomaron una copa o dos. Pero yo y mis Asistentes sólo nos veíamos asustadas. Al llegar al Hotel donde nos hospedaron. Cada uno tenía su cuarto. Excepto mi Esposo y Yo. Pues toda la noche se quedaron en la alfombra en nuestro cuarto.

Al otro día, de regreso a Xalapa, los comentarios y las risas nerviosas no pararon. Ahí en la charla todo el mundo dijo. Yo no tenía miedo a lo desconocido. Sólo quería proteger a Ely. Se los agradezco hasta la fecha. Pero la única verdad, es que todos Estábamos paralizados por el miedo. Sólo puedo decir qué fue una experiencia terrorífica… lo crean o no…

Ely Núñez Y Valdés

NO SOMOS TERRÍCOLAS
La Leyenda de Xipe Tótec

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