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El síndrome de la queja es un trastorno psicológico que se caracteriza por una tendencia excesiva y persistente a quejarse de todo, sin buscar soluciones ni asumir responsabilidades. 

Las personas que lo padecen suelen tener una visión negativa de la realidad, una baja autoestima, una insatisfacción crónica y una dificultad para relacionarse con las demás personas. 

Sus quejas pueden ocultar un sufrimiento más profundo, originado por experiencias traumáticas, injusticias, abusos o conflictos no resueltos.

También pueden expresar una necesidad de atención, de reconocimiento o de manipulación.

El síndrome de la queja afecta tanto a hombres como a mujeres, pero se ha observado una mayor prevalencia en el sexo femenino.

Esto puede deberse a varios factores, como:

  • El rol social de las mujeres, que las expone a más estrés, presión y discriminación que los hombres, y que limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
  • La mayor sensibilidad emocional de las mujeres, que las hace más vulnerables a los problemas psicológicos y somáticos, como la depresión, la ansiedad, el dolor de cabeza o el cansancio.
  • El sesgo de género en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales, que hace que los médicos tiendan a interpretar las quejas de las mujeres como síntomas de depresión y a prescribirles más psicofármacos que a los hombres.
  • La influencia de los estereotipos de género, que asignan a las mujeres el papel de cuidadoras, sacrificadas y resignadas, y que las desvalorizan cuando expresan sus opiniones, sus deseos o sus necesidades.

El diagnóstico del síndrome de la queja es clínico y se basa en la observación del comportamiento del paciente. Según el artículo “La Nueva Psicopatología (XV): Síndrome de la Queja Inquieta”, se deben cumplir los siguientes criterios diagnósticos:

  • Pensamientos recurrentes de corte pesimista y/o perfeccionista acerca de su situación personal, familiar o laboral, varias veces al día al menos durante 15 días.
  • Discurso centrado en la queja, acompañado de una incapacidad para detectar aspectos positivos, o excepciones en su vida y/o en la de su familia.
  • Sensación subjetiva de insatisfacción general acompañada de dos o más de los siguientes síntomas: sentimientos de vacío y/o incomprensión, tendencia al aislamiento, búsqueda continua de ayuda con rechazo posterior de la misma, discurso centrado en su problema con dificultades para cambiar de tema, alteración en el nivel de actividad de la persona, e intolerancia al cambio o la frustración.
  • El trastorno causa malestar clínicamente significativo y existe un deterioro laboral, social y/o familiar del sujeto.
  • El trastorno no se explica mejor por un consumo de sustancias ni por una enfermedad médica.

El tratamiento del síndrome de la queja es clínico y se basa en la observación del comportamiento del paciente y en la aplicación de técnicas psicoterapéuticas adecuadas. Algunas de las estrategias que se pueden usar para tratar el síndrome de la queja son:

  • Establecer una relación terapéutica sólida y de confianza, que permita al paciente expresar sus emociones y sentimientos sin ser juzgado ni criticado.
  • Evitar dar consejos o soluciones al paciente, ya que esto puede reforzar su actitud pasiva y dependiente, y hacer que rechace la ayuda ofrecida.
  • Ayudar al paciente a identificar las causas de su malestar, y a diferenciar entre los problemas reales y los imaginarios o exagerados.
  • Fomentar el pensamiento positivo y la gratitud, y ayudar al paciente a reconocer y valorar los aspectos positivos de su vida y de su entorno.
  • Enseñar al paciente técnicas de relajación, respiración y meditación, que le permitan reducir el estrés y la ansiedad, y mejorar su estado de ánimo.
  • Promover el cambio de hábitos y conductas, y animar al paciente a establecer metas realistas y alcanzables, que le motiven y le den sentido a su vida.
  • Reforzar la autoestima y la autoeficacia del paciente, y ayudarle a desarrollar una actitud más proactiva y responsable, que le lleve a buscar soluciones y a afrontar los retos con optimismo.

El tratamiento se basa en la observación del comportamiento del paciente y en la aplicación de técnicas psicoterapéuticas adecuadas, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia de solución de problemas, la terapia de gratitud, entre otras.

La duración del tratamiento del síndrome de la queja depende de varios factores, como el grado de severidad del trastorno, la motivación del paciente, el apoyo de su entorno, la frecuencia y la calidad de las sesiones, y la evolución de los síntomas. 

No hay un tiempo fijo ni estándar para el tratamiento, sino que se adapta a las necesidades y al ritmo de cada paciente.

Sin embargo, se estima que el tratamiento puede durar entre 6 y 12 meses, con sesiones semanales o quincenales, y con un seguimiento posterior para prevenir posibles recaídas.

Las personas que sufren el síndrome de la queja pueden mejorar su calidad de vida si reciben una ayuda psicológica adecuada, que les permita identificar y modificar las causas de su malestar, desarrollar una actitud más positiva y proactiva, y fortalecer su autoestima y su autoeficacia.  

También es importante que cuenten con el apoyo de su entorno familiar, social y laboral, que les brinde comprensión, respeto y reconocimiento. 

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Redacción:

Lic. Manuel Marroquín Tamez, “Marroco”.

22/02/2024

Bibliografía:

Trátate bien, Síndrome de la Queja + Infografía 

¿Cómo tratar con las quejas y las personas quejicas? – PsicoActiva 

LA NUEVA PSICOPATOLOGÍA (XV): SÍNDROME DE LA QUEJA INQUIETA

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