No hay mayor enemigo de un mexicano que otro mexicano

Hace un par de días, me di el tiempo de leer el libro “Visión de los Vencidos” de Miguel León Portilla y gracias a este libro se puede tener un atisbo de como fue la llegada de los españoles a nuestro territorio mexicano, comenzando con los presagios, la llegada y concluyendo con la instauración del nuevo régimen de gobierno europeo.

Los presagios que tomaron en cuenta los habitantes de esta región, al ser escuchados resulta de cierta manera un poco inverosímil, sumamente quimérico; puesto que a manera personal, el hecho de que los habitantes de la zona escucharan a una mujer deambulando por las noches preocupada por sus hijos se tiene como el antecedente de “La Llorona”.

Bueno, dejando a un lado esta leyenda arraigada a nuestras raíces, debemos de tomar en cuenta que los ocho presagios funestos pueden tener una explicación científica hoy en día, sin embargo, en ese tiempo puede que no lo tuviera (“lluvia de fuego”, “lago en llamas”, “rayo poderoso”, “cometa de fuego diez años antes de que los españoles intervinieran México”, “Fuego que no se apagaba”).

Considerando las creencias del pueblo indígena en esa época y al ver a los españoles descender de sus barcos con vestimenta y sus caballos, el gobernante fue quien los idealizó como dioses, por tal motivo fueron bien recibidos, ataviados con los mejores materiales (plumas de quetzal, oro, jade) y alimentados como dioses (con sangre), sin embargo, para los españoles fue sumamente despectivo tal acto.

Los españoles fueron recibidos sin hostilidad alguna, recorrieron parte de nuestra zona centro (según lo relata el libro), teniendo excelentes anfitriones, no obstante, las pequeñas riñas entre pueblos vecinos hizo que se aliaran parte de nuestra raza con los extranjeros en contra de nuestra propia sangre por motivos tan insignificantes. Se dice:

“No hay mayor enemigo de un mexicano que otro mexicano”,

y este fue a mi parecer el punto de quiebre de la gran civilización que hubo en nuestro país.

En el libro se vislumbra como fueron saqueados, lo que padecieron nuestros congéneres con la llegada del nuevo mundo, los destrozos, despilfarros y atropellos realizados por los extranjeros. Nuestros gobernantes terminaron sus días padeciendo actos tan viles debido a su gran hospitalidad y debido a la traición de unos cuantos.

Concluyo este tema tomando en consideración que en esa época la piedra angular de nuestra cultura fue la religión y su perdición fue la soberbia y el desdén a nuestros vecinos y hermanos. Quien olvida su historia está condenado a repetirla, como sociedad tenemos la obligación de ver por ti, por mí y por todos. Dejemos atrás el malinchismo y unámonos a favor de esta colectividad, es la única forma de no repetir los indignos actos de nuestro pasado.