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Quiero contarles de una chica que conocí hace ya muchos años, ella era muy bonita realmente sobresalía de entre muchas chicas en el colegio, la llamaremos “Loreley”.

Era una excelente estudiante, inteligente incluso rompía con el clásico dicho “si es bonita, es pendejita”, pero bueno la chica era así, solo con el pequeño detalle de que era extremadamente soberbia, pensaba que todo se lo merecía por el simple hecho de ser bonita.

Un día su mamá cayó en cama y no supieron el motivo, paso el tiempo y lamentablemente murió, “Loreley” siguió siendo igual de soberbia y ahora pensaba que nunca dejaría que nadie la viera llorar o sufrir, todo siguió su curso y al crecer se encargó de encontrar un novio con dinero, ella no sufriría penas ni limitaciones en su vida.

Se casó y su ego creció tanto que dejo atrás amistades, familia y todo lo que representaba pena para ella, no consideraba pertenecían a su círculo, ella merecía más, se dedicó a vivir la vida a viajar a disfrutar, al que no consideraba a su nivel sencillamente lo eliminaba de sus amistades, fue madre cumpliendo con lo que le solicitaba la sociedad, si muy buena madre que no salía de su casa sin antes previa sesión de maquillaje, sus hijos iban a los mejores colegios, iba y venía por ellos en esa gran camioneta que su esposo le regaló solo por convertirlo en padre.

Mandó a su hija a Londres  porque lo merecía. A sus escasos 11 años la niña ya conocía Londres y París, ella tomaba sus vacaciones cuando quería, bien con su esposo o solo con sus hijos.

De repente buscó a la familia, ya no presumía sus implantes que en alguna ocasión ostentaba en decir en cuánto le salió la operación, ahora solo sonreía y preguntaba “¿y a ti que te falta por hacer?”, ya no era esa mujer altiva y soberbia, ya te preguntaba por tu familia y te decía que pasaran más tiempo juntos, estaba irreconocible ¿que paso? ¿por qué de repente tanta preocupación?

Cáncer, esa era la razón, le diagnosticaron cáncer de seno ¿de seno? En esos senos que le costaron no sé cuánto dinero, sí en los mismos, buscó ayuda, buscó a los mejores doctores, en gastos no reparaba, luchó, se informó y la larga ganó.

Ganó la batalla y siguió con su vida, Dios le dio una segunda oportunidad, todo cambió, ahora siempre se preocupada por su familia, frecuento a sus amigos de nuevo, incluso hizo la mejor de las fiestas para su hija de XV años, tirando dinero por la ventana, era para su princesa, se arregla y vive la vida pero ahora siempre se pregunta “¿Qué me falta por hacer?”

Hace 6 meses el cáncer volvió, más agresivo más desgraciado, está en su columna, no hay nada que hacer, ni todo el dinero, ni todas las buenas vibras, ni los doctores más destacados en la rama la pueden ayudar, solo quiere que el dolor pare, que sus hijos estén con ella, que su esposo siga con ella hasta el final y que sus amistades la recuerden como era, bella siempre sonriente, y es por esto que yo te pregunto “¿Y a ti, qué te falta por hacer?”

Hielo y Voz
Resiliencia y quebranto

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