El día de muertos es una tradición muy arraigada en México, que se celebra el 1 y 2 de noviembre de cada año. Es una forma de recordar y honrar a los seres queridos que ya no están con nosotros, pero que siguen vivos en nuestra memoria y en nuestro corazón. Se les dedica un altar de difuntos, donde se colocan sus fotos, sus objetos personales, sus comidas y bebidas favoritas, flores, velas, incienso y otros elementos simbólicos que representan su vida y su paso al más allá.
Sin embargo, no todos los que participan en esta celebración lo hacen con el debido respeto y devoción. Algunos aprovechan la ocasión para emborracharse y descontrolarse, con el pretexto de que extrañan mucho a su difunto y que quieren compartir con él un momento de alegría y diversión. Así, terminan tirando todo lo que habían puesto en el altar, cayendo sobre él después de haberse tomado el alcohol de las botellas que habían puesto para dedicarle a su difunto. Estas conductas son reprobables y ofensivas, tanto para el difunto como para los demás familiares y amigos que sí lo recuerdan con cariño y respeto.
¿Qué sentiría el difunto si aún estuviera vivo y presenciara esos momentos?
Seguramente se sentiría triste, decepcionado y avergonzado de ver cómo su memoria es mancillada por alguien que dice quererlo, pero que no lo demuestra con sus acciones. El difunto no necesita que le ofrezcan alcohol ni que le hagan fiesta, sino que le recen, le agradezcan y le pidan perdón por lo que haya quedado pendiente entre ellos. El difunto necesita que lo honren con su ejemplo, con su conducta digna y responsable, con su amor sincero y desinteresado.
El día de muertos es una oportunidad para reflexionar sobre la vida y la muerte, sobre el valor de las personas y las relaciones, sobre el sentido de la existencia y el destino final. No es una excusa para olvidarse de todo y caer en el vicio y la irresponsabilidad. Al contrario, es una invitación a vivir mejor, a aprovechar cada momento, a dar lo mejor de nosotros mismos, a ser felices y hacer felices a los demás. Así es como se honra a los difuntos, así es como se les demuestra que los queremos y los recordamos siempre.