FRAGANCIA SECA
Disgustado e impactado. Tuve una discusión en un baño público, el hombre de la limpieza borraba con imprudencia una leyenda en el espejo, decía… «TODO BRINDIS SE HACE ESTRICTAMENTE CON AGUA DE MAR«.
Son ese tipo de mensajes que penetran en el mundo, fenómenos como ese no son estables a la vista. Los pensamientos que adquieren significación en las emociones se convierten en proféticos, te hacen adquirir una dimensión literaria en las visiones y en el lenguaje. Te permiten creer que esas letras existen más allá de esas paredes, saltan de las letrinas para reclamar una existencia que se encuentra afuera, en su familia inmediata, en un círculo de amigos, tal vez funcionando como una promesa, un viejo fracaso o desastres. La obra de una vida en el espejo de un baño.
El hombre de la limpieza era un buen actor; cortés y sonriente, recibía uno por uno a todos los apresurados que invocan a sus heces a no estar fuera, entran corriendo, mirando, devolviendo saludo y sonrisa al hombre. ¿Habrán encontrado de verdad a ese colega con afinidades que pueda ser al mismo tiempo un reflejo del brote de su arte? sentir por primera vez esas agallas de escribir una frase y encontrar a su lector ideal.
Hacía tiempo que no me enfrentaba a una mezquina pelea, espero que Dios no me eche en la cara los graznidos de aquel viejo, después de haber recibido mis golpes llenos de todo el estiércol acumulado durante años caprichosos; quedó sentado mirando sin volver a decir palabra. No fue sencillo vencerlo. Era uno de esos sujetos que han estado preparados para algo diferente; algo nuevo. Parecía que necesitaba una guerra, tengo curiosidad por saber si el resto de la humanidad camina sobre esas causas.
Lo primero que le dije, fue si había leído el mensaje y si a pesar de leerlo consideraba necesario borrarlo con tanta inmediatez.
– ¡Leer! Yo no sé leer.
Contestó con una mirada reprimida, una celosa voz, ardiente y ofendido, por sentirse obligado a exponer su esterilidad literaria.
– Por aquí pasan muchos escritores y dibujantes que tienen un sentido humorístico retorcido, usan su excremento para plasmar alguna idiotez, parecida a la que acabo de borrar.
La descripción de nuestra pelea corresponde a una taza de café y una larga conversación, aunque tal vez pocos estén de acuerdo conmigo.
Crucé la puerta de ese baño, con la serenidad de haberme liberado de una diarrea monumental, atrás se quedaban los insultos y llantos de aquel amable hombre, dejé escrita una frase «DESAFIAR EL MIEDO, SIN SENTIRSE ASUSTADO«.
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