Recientemente compre esta casa, el hombre que me la vendió dijo, que él estaría encantado de vivir en ella, y me garantizo una estancia plena, cómoda, sin ningún tipo de incidentes. Aseguro venderme la mejor experiencia habitable.
Han pasado tres meses y dos días desde que la compre, he vivido feliz en ella pero he tenido algunos imprevistos que no me permiten estar seguro de creer que llegaré a tener la mejor experiencia en mi habitad.
Decidí redactar mi inconformidad a la inmobiliaria. Pero no los abrumare con todos los protocolos de buenos modales con los que me acerque a ellos, pero debo decir que no respondieron mis primeras cuatro correspondencias. Fue hasta la quinta carta, bueno eso es lo menos importante, vale la pena mencionar mis inconformidades por eso; aquí mis quejas:
Al segundo día de mudanza, la casa perdió su agradable aroma, ese almizcle con vetiver y pimienta que tanto me sedujo casi cercano al éxtasis. «Todo se fue» me quedo el aroma rancio y húmedo de las casas viejas, de sobra esta decir que era cada día mas fría. Una molesta y fría residencia.
A la octava noche, comenzaron los ruidos y no me dejaron dormir ni una noche ni la siguente, ahora soy insomne. Puse atención a cada uno de los ruidos hasta descifrar su contenido y esencia, estaban las pisadas de tacones y suelas de cuero, los gritos y llantos de adultos y adolescentes, las risas y preguntas de infantes. Si me hubiera dedicado a mi oficio de escritor estaría furioso por tanta interrupción. ¿Que original esos ruidos? ¿Porque mi cuerpo se sentía pesado? ¿A que se debía la sensación de inmovilidad? ¿Porque todo eso durante los ruidos?
Mis vecinos aseguraron escuchar los mismos ruidos cada noche. Pero como sentir miedo en tu casa, el temor jamás se anido en mis pensamientos.
«Y aqui el momento cúspide de la historia, de la nueva y única casa que he podido pagar»
De todas las noches a las que me enfrente con ojo pelado, una si se dejo dominar, me aventure a dormir. ¿Alguno de ustedes ha soñado?
Creo que era fantasía, pero no estoy seguro, pudo ser real. Aunque no tuve dolor, vi caminar sobre mi cuerpo gusanos de ojos rojos que se escurrían por las paredes de mi hogar, líneas largas de sustancia pegajosa marcando piso y techo, estrías de angustia por sentirlos avanzar en cada poro de mi cuerpo. Los vi morderme, hasta hacer orificios, túneles de pus y carne rojiza y aun así no sentía dolor, por eso digo y aseguro que no era real, pero no había dormido en varias noches, no quise despertarme. ¿Saben ustedes lo que es sentir el roer de los huesos? Aquellos gusanos se adentraron tanto que mis huesos fueron tocados, se puede sentir en la parte trasera del cráneo el sonido que hacen los diminutos colmillos de los gusanos al roer. El roer de un hueso humano…
Mis penas y agobios perjudicaron mi hogar. Y aun así estoy feliz, este es el hogar que elegí, aqui me gusto vivir, este es mi ataúd ,es mi actual casa y por panteón el jardín.
Debo decirles que descarto toda posibilidad de brujería en este nicho, pero este es el embrujo que nos hacen a los que seguimos viviendo sin saber que estamos muertos.
Paternidad Literaria
TrodosMercado Escritor
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