«Y bailamos». Una vez me enamoré de alguien, que amaba bailar. Lo hacía horrible, y eso nunca le importó. Amaba sentirse libre, y lo demostraba con cada movimiento. Nunca bailaba al ritmo de la música; si era lento el me levantaba y me hacía girar una y otra vez, y cuando la música iba rápido nos movíamos lentamente de lado a lado. No le importaba, el tiempo, el lugar o la gente que nos rodeaba; cuando la música empezaba y le daban ganas de bailar no había nadie que pudiera detenerlo.
Y al principio me daba pena, pero poco a poco comencé a disfrutarlo, y ahora de repente me encuentro a mi misma bailando en pleno pasillo de supermercado.
A veces, bailaba sin música, todavía recuerdo verlo a través de la ventana del carro mientras llenaba el tanque de gasolina mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo según la canción que se escuchaba en su cabeza, también tamborileando sus dedos contra sus piernas.
Y todos siempre creían que era un fantástico bailarín ya que bailaba tan seguido, y luego todos se sorprendían cuando se daban cuenta de que tenía dos pies izquierdos y casi nada de ritmo.
Nunca aprendió a bailar, ni tampoco intentó ser mejor.
Y a mí me sorprendía; porque bailaba con tanta confianza y se veía tan bien.
La mayoría de las veces, era el peor bailarín del lugar, y aun así, nunca quise bailar con alguien más.
Una vez me enamoré de alguien, porque amaba bailar.
Porque vivía la vida llena de música y terribles, pero impresionantes pasos.
Porque se movía tan fácil y hablaba tan suave.
Porque no tenía miedo de lo que los demás pensaran, se la pasaba constantemente sonriendo y siempre me llevaba a la pista, sin importar si había o no, si era de día o de noche, si estábamos rodeados de gente o sólo éramos los dos y bailamos.
Me hizo feliz, y me gusta pensar que también fue feliz conmigo.
Una vez me enamoré de alguien, y nuestro baile llegó a su fin.
La música dejó de sonar, las luces se prendieron y antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando, su ropa, su olor y sus discos desaparecieron también.
Esperábamos que durara, hicimos todo lo que pudimos para que pudiera funcionar, pero en algún punto de nuestra historia empezamos a bailar a ritmos diferentes y no los pudimos igualar.
Y pensamos que todo había terminado, porque nosotros dejamos de ser nosotros.
Pero la música siguió sonando, solo que sin nosotros como equipo.
Y pusimos nuevas canciones y nos empezamos a extrañar menos y menos.
La vida siguió pasando y las hojas verdes de la primavera se secaron cuando llegó el otoño.
Apareció el invierno y el clima se volvió frío, y cada quien encontró a alguien mas que pudiera calentarnos.
Ahora bailamos felices, con diferentes parejas, en diferentes pistas y con música diferente.
Nunca olvidando que una vez me enamoré de alguien, que me enamoró en un baile.
Y que tú te enamoraste de alguien una vez, que por amor, bailó.