La vida es algo demasiado frágil. Da muchas vueltas inesperadas. En ocasiones olvidamos que sobrevivir no es sinónimo de vivir. La mayoría del tiempo llegamos a desperdiciarla en cosas banales. El pensar que el tiempo que nos ha sido otorgado es para sentirnos superiores a los demás es un error.
La vida es algo de lo más bello que existe, sin embargo, a veces se acompaña de enseñanzas difíciles de comprender. Una de ellas es vivir con VIH o SIDA. Es algo que quizá suena terrible para muchos, pero es la realidad de millones de personas en México y el resto del mundo. Una realidad que no respeta edad, sexo, raza, credo, preferencia sexual, estatus social o cualquier otra diferencia humana y que forma parte de esas pruebas de vida que son duras de llevar.
Muchas personas se enteran de su condición demasiado tarde, otras lo saben a tiempo, pero se cansan de llevar una lucha tan grande; lucha que no eligen. Como sociedad hemos hecho grandes avances, pero por nuestra ignorancia aún no apoyamos como deberíamos del todo a quienes viven en carne propia esta realidad latente.
Es triste saber que un sin número de personas con VIH /SIDA viven con miedo al rechazo y a la indiferencia de sus semejantes, teniendo que crear una especie de doble vida debido a su estatus de salud; como si no fuera una carga suficiente el luchar día con día.
Actualmente millones de personas con VIH o SIDA siguen viviendo en silencio. Se ha logrado mucho, pero no ha sido suficiente.
Inhumano es el ver que llegan a pesar más los estigmas de la familia, los amigos o los compañeros de trabajo que la misma infección o síndrome. Es difícil llevar la problemática propia de la condición de salud y la carga emocional con los problemas de la sociedad actual a la que también pertenecen.
¿Qué hacemos para apoyar esta lucha que va más allá de un listón rojo en el pecho? Todos somos dignos de respeto, tenemos derecho a la libertad y más al trato digno. ¿Dónde está el respeto al derecho ajeno en hacer juicios sin fundamentos?, juicios en su mayoría ridículos que muchas veces no sólo se encuentran en la sociedad común sino en los mismos sectores que deberían apoyar esta parte de la población, que no son una minoría como muchos pensarían.
La lucha más grande de quienes viven con esta condición es tener que encajar en una sociedad que juzga sin razón. Todos somos personas ¿dónde está la empatía social?
¿Cómo te sentirías si vivieras con el miedo constante de no saber que decir en tu trabajo o en tu escuela cuando te cuestionan por tus visitas al médico? ¿Cómo te sentirías de vivir con el temor latente de no poder iniciar una relación de pareja por el pánico a ser juzgado o rechazado? El simple terror a ser excluido por algo incierto, nuevo o desconocido impone ¿no es así?
La medicina ha avanzado en este ámbito y aunque ya se han registrado tres pacientes que se consideran curados de todo rastro de VIH, aún falta mucho por hacer para encontrar una cura definitiva que acabe con este mal.
Hoy en día los tratamientos antirretrovirales logran que los pacientes que los toman puedan llevar una vida plena. La esperanza de vida de los enfermos con VIH o SIDA que están bajo tratamiento antirretroviral es la misma de una persona que no padece esta condición de salud.
También se sabe que VIH y SIDA no son lo mismo. Una persona contagiada por VIH que se encuentra bajo tratamiento antirretroviral no precisamente desarrollará SIDA. Sigue siendo realmente lamentable e indignante que a pesar de todos estos avances, la lucha más grande es ante la sociedad.
La vida no es fácil, pero es muy bella. Si vives con esta condición no te desanimes, probablemente no siempre la pasas bien, pero no estás solo. Hay millones de personas como tú.
Si conoces a un ser querido que tiene esta situación, quizá ella o él la esté pasando peor que tú y necesite de ti, sobretodo si es un diagnostico reciente.
La realidad es que aún hay millones de cosas que hacer para ganar la batalla contra el VIH o SIDA, pero la lucha más grande, probablemente, es erradicar la desinformación social.
Vivir en «positivo» no es malo, cada día se da un paso firme en esta lucha y depende de todos como sociedad lograr un cambio.
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