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Todos los días nos despertamos con la decisión de vivir nuestro día al máximo, trabajar en nuestros sueños o en nuestras metas, tratamos de esforzarnos al cien por ciento para verlos cumplidos. Recordamos los buenos momentos del ayer y nos ilusionamos con los del mañana, queriendo que sean mejores. Todo esto resulta bastante normal, es parte de nuestra naturaleza y de nuestro proceso en esta vida, de esta forma es que a pesar de que cada día sea único, siempre existe la posibilidad de vivir en varios tiempos a la vez: presente, pasado, futuro. Como si fuera clase de español.

Pasa que, en ciertas partes del día, sobre todo cuando las cosas nos están yendo bien, nos llega la ilusión del momento, la sensación de que estamos haciendo lo correcto o de que nuestros esfuerzos están dando frutos.

Comenzamos a soñar con nuestro futuro, a imaginar las cosas bonitas que nos gustaría que pasara, en todo lo que haremos llegado ese gran día, realmente nos sentimos ahí, estamos viviendo ese momento de nuestro mañana, casi lo podemos tocar y oler, tiene forma y quisiéramos ya estar ahí.

Más ponemos los pies en la tierra y recordamos que es el presente, que debemos de disfrutar de lo que por el momento tenemos y seguir trabajando en nuestros objetivos.

Viéndolo de una manera un poco más pesimista resulta, que entre más soñamos con ese día, lo vamos volviendo un poco más lejano.

Pero una cosa es segura y es que llegará.

Del mismo modo, pasa que, cuando nuestros planes no van del todo bien o no estamos viendo resultados, dejamos de concentrarnos por un momento en el presente y comenzamos a recordar nuestro pasado con nostalgia y a veces con un poco de dolor.

Sentimos que nos está costando un poco más, que no lo estamos logrado, que tal vez hubiera estado mejor, quedarnos como estábamos, la situación se torna pesada y no queremos ya ni pasado, ni presente, pero existen.

El pasado está ahí para recordarnos de dónde venimos, quienes somos o quienes fuimos, y podemos echar mano de eso para salir a flote, recordar algún método que nos haya funcionado y que podamos aplicar, o simplemente como motivación para recordar que pudimos, claro que podemos y desde luego que podremos.

Según desde la perspectiva que se quiera ver, el pasado sirve para reflexionar y para alentar a seguir, de este modo tendrá repercusiones positivas o negativas en el presente y futuro.

Entonces es real que vivimos en tres momentos diferentes del tiempo, tenemos un pasado, estamos en un presente, y el futuro existe, aunque claro es incierto, flota frente a nosotros, lo podemos tocar, aunque aún no nos podamos quedar con él, pero está ahí.

Yo creo que esta parte resulta más difícil de comprender, porque lo incierto siempre nos puede traer sorpresas, el día de mañana cuenta como futuro, y aunque tengamos una lista de planes o actividades a seguir, no sabemos del todo que es lo que realmente pasara, siempre pueden pasar cosas totalmente inesperadas.

En esta vida siempre se debe ser paciente, se debe de mirar a ambos lados de la calle, así mismo se debe de ver desde todos los puntos en los que existimos, está bien soñar un futuro, trabajar para él, pero también es correcto voltear al pasado, abrazar a nuestro viejo yo, al que anhelaba estar justo donde ahora estamos, no todo en el pasado es malo, así como no todo lo que nos depare el futuro será bueno, eso es un hecho y está bien, hay que aceptar la naturaleza de las cosas.

Lo que para mí resulta acertado y en todo caso muy correcto es el hecho de vivir el presente, no hay nada más real que el presente, hay que trabajar, hay que reír, hay que disfrutar, alocarse un poco, tomar las medidas de impulso y no saber las medidas para caer o aterrizar, todo es bueno, soñar, esperar, ansiar, no importa si tropezamos, si no nos sale a la primera. Uno nunca deja de aprender, siempre se puede ser mejor, el pasado y el futuro existen para disfrutar el presente, lo equivocado seria no aprender de nuestro pasado, u olvidarlo, o dejar de soñar nuestro futuro, de construirlo.

No está mal llegar un poco más tarde a nuestros sueños, metas u objetivos, lo que está mal es no aprender durante el camino, durante las adversidades, no hacerle frente a los malos ratos y malos momentos, seguir avanzado es siempre importante y valioso.

“Seguiré con mi camino sin arrepentirme de mis palabras”, ni decisiones, ni nada, aunque me cueste, aprenderé y seré mejor.

Claro que de pronto iremos con buen trote, con un buen avance, con paso firme, y estará genial, también se vale que nos vaya bien, pero sin importar cuál sea la situación en que nos encontremos, hay que recordar que siempre es posible vivir en tres tiempos a la vez.

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