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Es paradójico decirte adiós, porque siempre has estado aquí, y no pretendo, ni siquiera un poco, hacer del corazón un mártir. No intento ofrecer ninguna de mis mejillas y, mucho menos, hacer rodar alguna lágrima por tu rostro, porque sin duda, no la enjugare.

Mi pretensión es exorcizar el alma, dejar en libertad a los demonios que se avecindaron ahí, los buenos y malos, liberar los sentimientos que de ella emanan y que cara a cara no pueden ser confesados. Como alguien dijo por ahí: “el exorcismo por excelencia son las cartas de amor”. He aquí el mío.

Imagen: FreePik

Un día llegaste, veloz como las hojarascas del otoño, y todo se despertó en mí, tal vez no fue tu intención, pero me acompañaste durante la travesía y en ese sin fin de respuestas, sin preguntas, me guardé aquella imagen tuya, la mejor que pude contemplar, y no me perdono, no haberla visto por toda una eternidad.

Confieso también que nuestros pechos muchas veces se fundieron, siempre esperaba abrazarte y al menos rozar tu mejilla, algunas veces lo logré, gracias al baúl de los pretextos improvisados. Me encantaba tu risa y ver tu rostro sonrojado, pero te he de decir que me gustaba más provocarte una carcajada.

Imagen: FreePik

Sé que estas cursilerías “quijotescas” solo pueden servir para sacarte una gran sonrisa, tal vez burlona, para elevar tu ego, o hacer que salga de tus ojos una lágrima, o al menos que surja una emoción; tengo la certeza que eres de carne y hueso, y en ti, estoy seguro, algo brotará.

A alguien he escuchado decir: “perseguir sueños es como caminar hacía el horizonte, y este se aleja cada vez más”. Finalmente así son las utopías, incluso la mía, nunca se alcanzan, pero te mantienen caminando, y a eso le llamo esperanza. Por encima de todo, eso eres tú, una bella utopía, y en nombre de todos los sentimientos aquí vertidos, para mí serás utópica.

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  1. De ningún modo demerito el logro que tiene toda aquella persona que logra conquistar de algún modo el corazón, el cariño o afecto. Coincido contigo en que la «conquista» es una bella utopía derivado a que esa conquista resulta un dia a dia trabajando juntos… Es un crecimiento en todos los sentidos, es un caminar acompañado, es un hombro en momentos de inmensa felicidad y tristeza, es un oído que escucha tanto las mieles como las hieles. Ya que de eso está hecha la vida. De esa conquista utópica de la que haces mención. Sin duda alguna bella y cierta reflexión de la cual he sido parte y me siento agradecida por ello.