Lo Explicable:
La primera y máxima evidencia del principio de principios es el mismo hombre, lo anterior a pesar de que el Hombre Moderno es un verdadero extraño en la Tierra. Extraño e incomprensible.
Pero partamos de la teoría de la evolución de las especies; ¡Esa, la que asombró, conmocionó y principalmente asustó a teólogos y estudiosos de su tiempo con las evidencias de tan cuestionada manifestación! En ella, la vida en la Tierra es descrita a través del Hombre y los primates, los mamíferos y los vertebrados. Retrocediendo en el tiempo con esa teoría hasta formas de vida aún más inferiores, y así, llegar al principio, a miles de millones de años atrás, al mismísimo punto en el que presumiblemente comenzó la vida. Sin embargo, una vez situados en esos comienzos y después de haber iniciado la contemplación de probabilidades de vida en cualquier otro lugar de nuestro sistema solar, o más allá de él, los científicos y estudiosos de las ciencias cósmicas han empezado a sentirse intranquilos con respecto a los inicios de la vida en la Tierra.
En función de esa teoría evolutiva hagamos pues, algunas preguntas interesantes:
¿Si la vida se inició a través de una serie de reacciones químicas espontáneas, por qué la vida solo tiene un único origen, y no una multitud de orígenes posibles?
¿Y por qué toda la materia viva de la Tierra contiene tan escasos elementos químicos de los que abundan en la Tierra, y tantos que son tan extraños en nuestro planeta?
Pero no solo eso ¿por qué si solo hemos sido capaces de descubrir tan solo un cráneo roto aquí y una mandíbula por allá los estudiosos han creído que el hombre tuvo su origen en Asia, hace alrededor de quinientos mil años? Luego, a medida que fueron encontrando fósiles aún más antiguos, se comprobó que los procesos de tal evolución eran mucho más lentos de lo que se podía demostrar; pero además, con marcados cambios en espacios de tiempo muy cortos.
Veamos entonces que:
Los simios, supuestos antepasados del hombre, son situados a unos veinticinco millones de años antes de nuestra era, lo anterior con base en los descubrimientos realizados en África Oriental, esos descubrimientos nos revelan también, una transición importante de un número de características humanas en un periodo que nos lleva a catorce millones de años atrás (estos seres son clasificados como homínidos). Es decir, hubo un proceso evolutivo de once millones de años durante el que se desarrollaron algunas características que nos pueden identificar con esos seres. Posteriormente tuvieron que transcurrir otros tres millones de años más para que apareciera el primer simio-hombre, al que se le puede clasificar como Homo. Considerado como un ser verdaderamente humano (el «Australopitecus Avanzado»). Este simio-hombre vivió en las mismas zonas de África, incluso se cree que existió hasta hace unos dos millones de años.
Si en este momento analizamos lo dicho, podremos concluir que se han requerido millones de años de desarrollo en este lento proceso evolutivo, y aun así, a esta especie le llevó otro millón de años más para convertirse en el Homo Erectus. Por último, después de otros largos novecientos mil años, apareció el primer Hombre primitivo; al que se le llama “El Hombre de Neanderthal”, nombre impuesto para hacer referencia al lugar donde fueron encontrados por vez primera sus restos.
Lo Inexplicable:
Durante los más de tres millones de años que transcurrieron entre el Australopitecus Avanzado y el Hombre de Neanderthal, las herramientas encontradas de ambos grupos «principalmente piedras afiladas», han sido tácitamente del mismo tipo y estructura; y probablemente, por el aspecto que se cree tenían ambos grupos de seres, hubiera sido difícil diferenciarlos.
De pronto, de una manera súbita e inexplicable, hace unos treinta y cinco mil años, aparece una nueva raza de Hombres, el “Homo sapiens” (es decir el «Hombre pensante»). Y si, tal cual lo dicen, aparece como de la nada. Y peor aún barre al hombre de Neanderthal de la faz de la Tierra.
Los resultados de los estudios a los restos hallados antes del homo-sapiens, nos dicen que en esos largos lapsos de tiempo, muy poco de sus rasgos cambiaron. Sin embargo, la permuta en estos Hombres modernos llamados Cro-Magnon, fue tan radical que fácilmente podrían confundirse con nosotros sí se vistiesen con ropas actuales.
En un principio, nuestros supuestos antepasados fueron llamados hombres de las cavernas debido al arte rupestre encontrado en algunas cuevas; pero la verdad es que vagaban por la tierra libremente ya que sabían cómo construirse refugios y hogares con piedras y pieles de animales. Lo sorprendente de todo ello es que, a pesar de los millones de años de evolución del hombre, sus herramientas seguían siendo solo piedras con formas útiles. Más sin embargo, la brusquedad de la aparición del Hombre de Cro-Magnon trajo consigo el uso de armas y herramientas con un mayor grado de especialización, utilizando también la madera y el hueso.
Según los hallazgos ya no era un «simio desnudo», puesto que utilizaba pieles para vestirse, y vivía en una sociedad organizada; bajo un sistema de clanes, y de una hegemonía patriarcal. Hay en este ser una impronta artística basada en el hecho de las pinturas rupestres encontradas. También estos descubrimientos evidencian una forma de «religión», o culto a una Diosa Madre representada a veces con la figura de una Luna Creciente. También se sabe que enterraban a sus muertos, lo que nos lleva a pensar que con toda seguridad tuvieran algún tipo de filosofía en lo referente a la vida, a la muerte, y quizás a una vida después de la vida. Todo lo anterior resulta increíble partiendo de lo misterioso e inexplicable que resulta la aparición del Hombre de Cro-Magnon, y no conforme con lo anterior el rompecabezas de este misterio se vuelve todavía más complejo, al saber que se han llevado a cabo otros descubrimientos, de otros restos del hombre moderno en los que se hace evidente que el Hombre de Cro-Magnon surgió de una rama aún más antigua de Homo sapiens, y que esta bifurcación en su origen vivió en Asia occidental y el Norte de África, hará unos doscientos mil años antes que él hombre de Neanderthal. Es entonces cuando las cifras conocidas no cuadran, y advertimos que la aparición del Hombre moderno tan sólo un poco más de setecientos mil años después del Homo erectus, y de aproximadamente doscientos mil años antes del Hombre de Neanderthal, resulta poco creíble.
Simios | Entre 25 y 14 millones de años |
Primer Simio Hombre (Homo o Australopitecus Avanzado) | 11 millones de años |
Homo Erectus | 1 millón de años |
Hombre de Neanderthal | 100 mil años |
Cro-Magnon (Homo-Sapiens u Hombre Moderno) | 35 mil años |
Rama Antigua del Hombre de Cro-Magnon | 285 mil años |
También se hace evidente que la gran bifurcación del Homo sapiens con respecto a ese lento proceso evolutivo es tan pronunciada, que la mayoría de nuestros rasgos y características, como por ejemplo; la capacidad de hablar, no tiene conexión alguna con los primates anteriores, además de que este periodo evolutivo ocurriera en forma paralela a un fenómeno de glaciación, indudablemente significa que sería el momento menos propicio para un avance tan importante en su desarrollo. Ahora bien, los estudiosos en la materia señalan que el Homo sapiens carecía casi por completo de la mayoría de las peculiaridades de los tipos de seres anteriores conocidos; pero que además poseía algunas cualidades que no se han descubierto en sus ascendientes.
Conclusión:
Es así que especulando con la información científica mencionada se puede llegar a la conclusión de que: «el hombre moderno cuenta con una gran cantidad de parientes fósiles colaterales, pero no se le pueden establecer con seguridad, progenitores; lo anterior convierte a la aparición del Homo sapiens en un enigma».
Entonces, ese enigma nos trae a la era de las grandes interrogantes convertidas en misterios. ¿Cómo puede ser que los antepasados del Hombre moderno aparecieran hace unos trescientos mil años, y no dentro de dos o tres millones de años en el futuro, tal como debiera suceder en caso de seguir el lento desarrollo evolutivo del principio de la humanidad?
¿Es que acaso hemos sido importados a este planeta desde algún otro lugar o, como está escrito en el Antiguo Testamento y otras fuentes teológicas, fuimos creados por los dioses? La ciencia ya nos ha dicho donde comenzó la civilización y cómo se desarrolló, más sin embargo las preguntas sin respuesta son: ¿Por qué? ¿Y por qué apareció la civilización? Ya que, como muchos estudiosos lo admiten con gran frustración, “todos los datos indican que el Hombre, en la actualidad debería de estar sin ningún tipo de civilización.” No es conocida razón obvia alguna, por la que podamos poseer una civilización más avanzada que las tribus primitivas de la selva amazónica, o las de los lugares más inaccesibles de Nueva Guinea. La excusa más aceptable que hemos inventado es que: “si estos indígenas viven aún como en la Edad de Piedra, es porque han estado aislados.” Y con perversa mueca como si de una sonrisa se tratará, yo pregunto ¿aislados de qué? Si ellos viven y han estado viviendo en el mismo planeta que nosotros, ¿Y por qué no han adquirido el mismo conocimiento científico y tecnológico, tal como lo hemos logrado? Tal vez la verdadera incógnita no estribe en el atraso de esos hombres de la selva, sino más bien en nuestro avance; ya que realmente deberíamos reconocer que, según el curso normal de la evolución el humano debería de estar tipificado por los hombres de la selva y no por nosotros. Sobre todo porque ahora debemos de comprender que al Hombre le llevó dos millones de años avanzar en su «industria de la herramienta», si partimos desde el uso de las piedras tal cual las encontraba, hasta el momento en que se dio cuenta que podía deformarlas, dándoles forma para adaptarlas mejor a sus propósitos. ¿Y por qué no tardarse otros dos millones de años en aprender a transformar y utilizar otros materiales, y tal vez diez millones de años más para conocer, evolucionar y dominar las matemáticas, la ingeniería y la astronomía? ¡Pero no! Sin mayor sospecha, aquí estamos, a menos de cincuenta mil años después del Hombre de Neanderthal, llevando a cabo grandes hazañas de destrucción y de construcción, y también de conquistas más allá de nuestras fronteras terrenas. Y de nuevo mi inquieta mentalidad me lleva a hacerme otra pregunta, ya de por sí obvia ¿Realmente Fuimos nosotros, los hombres modernos y nuestros antepasados mediterráneos los que desarrollamos tan revolucionaria civilización? Es evidente que sin importar que el Hombre de Cro-Magnon no construyera rascacielos y ni mucho menos utilizara metales, pueda quedar duda de que la suya fuera una civilización repentina y muy avanzada. Su movilidad manifiesta en los hallazgos arqueológicos, su capacidad descubierta para construirse refugios, su impulso por vestirse, el uso de herramientas de manufactura elaborada, su arte; en fin todo ello amalgamó una repentina y sorprendente civilización que vino a romper un interminable comienzo de cultura humana subsistente durante millones de años, y que había avanzado a un paso sumamente lento y doloroso.
Es indudable que los estudiosos hoy en día no han podido explicar la aparición del homo sapiens, ni de la avanzada civilización del hombre de Cro-Magnon, lo que sí ha quedado totalmente claro es su lugar de aparición en este planeta: El Oriente Próximo. Viniendo desde las tierras altas y las cordilleras extendidas en un semiarco desde los Montes Zagros, en el este «donde en la actualidad se encuentra la frontera entre Irán e Iraq», pasando por el Monte Ararat, y la cadena montañosa del Tauro en el norte, para luego bajar hacía el oeste y el sur por las colinas de Siria, Líbano e Israel. ¿Casualidad o causalidad?