Conforme transcurre la vida y al conocimiento adquirido, se da uno cuenta de las múltiples facetas por las que nuestra mente atraviesa.
Somos materia que cambia constantemente, al igual que nuestros pensamientos.
Como dicta la filosofía japonesa Sei-cho-no-ie debemos de actuar siguiendo el “Principio del Reloj de Sol”, registrando sólo los momentos buenos, alegres y positivos como un reloj de sol que marca las horas sólo mientras brilla el sol.
Regirnos con emociones negativas tales como el odio, el rencor, las mentiras solo crean caos dentro de nuestros lineamientos, ofuscan nuestras mentes y en lugar de actuar con sensatez se actúa con discordia, aunado a que todo lo que hacen los demás nos molesta, nos desagrada, pero no nos damos cuenta que esta actitud lo único que logra es irnos quedando solos en el camino.
En el universo todo lleva un orden, al igual sucede con nuestra forma de actuar. Debemos de enfocar nuestros conocimientos en hacer el bien, en apoyar a aquel que menos tiene. Tener presente que nuestras obras regresan en forma de bendiciones o maldiciones según actuemos. En esta temporalidad todo nos cobra factura tarde o temprano.
Voluntad, amor, y sabiduría son tres elementos que nos servirán de herramienta para producir acciones benéficas.
¿Para qué gastar nuestra energía envidiando lo que los demás tienen? El que trabaja de forma honrada tiene derecho a disfrutar lo que con el producto de su trabajo ha logrado, en este tenor hay que alegrarse, ya que es una forma de motivarnos, de creer en nosotros mismos y por consecuencia también obtener resultados positivos, todo consiste en trabajar y no solo quedarse como un mero sueño.
Hoy debemos de concebir buenos deseos, sin alterar la ecuación existencial, únicamente partiendo con fe y sobre todo utilizando los conocimientos para establecer las bases que conlleven a vivir una vida plena,
“Trátame como tu quisieras que te trate”.
Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa