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Desde hace algunos años había decidido no pasar mi cumpleaños en casa; normalmente organizamos una reunión familiar, preparamos pozole, carne asada o un rico caldo de camarón estilo cantina, me encanta, de solo pensarlo se me hace agua la boca. En este 2015 había decidido estrenar en carretera mi nuevo auto un Hyundai I10, manufacturado en India y con partes y llantas chinas.

Decidí aceptar las muchas invitaciones de unos amigos de mi herma de conocer Holbox, esa hermosa isla que es todo un paraíso del caribe mexicano, ubicado prácticamente en la frontera de Yucatán y Quintana Roo.

Aprovechar la nueva carretera que el gobierno Federal acababa de termina después del kilómetro 80 de la carretera Mérida Cancún, en un lugar llamado El Tintal, con doble bifurcación, una hacia Playa del Carmen sin tener que pasar a Cancún, y la otra hacia Chiquila, que es de donde salen los ferris para ir a Holbox, sin embargo, había un tramo de la carretera de Kantunilkil a Chiquila que aún estaba en construcción y prácticamente fue puro sascab (camino blanco en maya).

El total del trayecto son 354 kilómetros de los cuales como 273 son autopista. Aunque un poco accidentado el camino por el tramo en construcción llegue a Chiquila, busque un estacionamiento que es donde se quedan los autos para no pasarlos a las Isla, la circulación de vehículos en ese entonces estaba prohibido para no dañar las calles de la Isla que es de arena. Ahora ya lo permiten y han lastimado mucho la Isla y afectado el paisaje y medio ambiente.

A pesar de que salí de Mérida a las 5 de la mañana llegué casi al medio día a Chiquila a tomar el ferri de las 12 pm. Ya me estaban esperando los amigos de mi hermana, Don Beto y Doña Tere, junto a Estelita, su pequeña hija adoptiva que era la paciente de mi hermana.

Don Beto es pescador, guía de turistas, promotor de la Isla, inversionista, ha sido presidente municipal de Holbox y muy buen amigo.

Tienen un hotelito muy modesto pero muy limpio y cómodo donde me hospedé en esa ocasión, está ubicado en la parte superior de su casa.

Qué manera de tratar a los invitados, además de la amistad que había con mi hermana, como si fuera de la familia, no solo me dieron hospedaje, sino que además a la hora del desayuno, la comida y cena siempre me estaban esperando, todo un hijo de familia. Por las actividades de Don Beto y sus hijos casi no pudimos convivir para ir a pescar y conocer los lugares que visitas en lancha.

Sin embargo, contrato un servicio de un pescador que me integro a un grupo de turistas para conocer todos esos lugares como la Isla de Pájaros, la Isla del Amor, las hermosas playas de agua cristalina donde puedes adentrarte 200, 300 metros y el agua te da debajo de la cintura, antes del huracán Gilberto todas las Islas estaban conectadas, pero el huracán fue tan fuerte, rachas entre 250 y 300 km por hora, que hizo destrozos en la geografía y naturaleza de la Isla.

No pude, en ese entonces conocer los fenómenos de luminiscencia pues solo se dan en ciertas temporadas del año, julio y agosto.

La bioluminiscencia es un fenómeno natural que se puede observar en las playas del sur de la isla. Este fenómeno ocurre cuando microorganismos que contienen luciferina reaccionan con el oxígeno, produciendo un brillo verde fosforescente que se ve al chocar con las olas.

Tampoco pude ir a nadar con el tiburón ballena pues es una excursión que sale de la isla en lancha, bastante larga. El tiburón ballena, aunque es de tamaño imponente es totalmente inofensivo esto favorece que la gente pueda nadar con ellos, regularmente en los meses de junio, julio y agosto.

Después del tour en lancha, al día siguiente fui a conocer el pueblo con sus calles de arena caminando o en bicicleta, era 30 de octubre, no había mucha gente, pero me sorprendió lo pintoresco del lugar, los contrastes, la diversidad de personas de diferentes países, muchas pinturas murales en las paredes de las casas, la mayoría rostros, la variedad de comida, española como la tortilla española o la paella, italiana, la tradicional pasta y un lugar de pizza de langosta, cortes argentinos, muchos mariscos y comida mexicana, una fusión verdaderamente increíble, hasta los postres, los más famosos, unos helados tipo gelato de la marca “Maresa”, deliciosos.

Holbox, que significa en maya yucateco «hoyo negro», es una pequeña isla mexicana localizada en el extremo norte del estado de Quintana Roo, perteneciente al Municipio de Lázaro Cárdenas (Quintana Roo).

Tiene una extensión de 40 km de largo y 2 km de ancho, y unos 34 km de playa hacia el norte. Tiene una pequeña plaza comercial, con un cine, la presidencia municipal, un parque, una concha acústica y una pequeña comisaria con dos o tres policías para los rijosos que se les pasan los tragos, muchas tiendas de artesanías y minisupers.

Tiendas de renta de cuatrimotos y motos marinas, paquetes de excursiones a diferentes lugares o para salir de pesca.

Se suele llamar Isla Holbox, pero realmente está conectada a la península de Yucatán y costeando puedes llegar hasta cabo Catoche, Isla Mujeres y Cancún. Una zona militar muy bien organizada por problemas de narcotráfico al menudeo, una zona residencial que ha estado en constantes pleitos porque los políticos de Quintana Roo y empresarios de Mérida siempre han estado en disputa por ellos, curiosamente ubicados en la zona más exclusiva de la Isla con todos los servicios subterráneos y la luz no se va, al menos no tanto como en el pueblo que enseguida notas que está en muy malas condiciones.

También cuenta con una pequeña zona hotelera, propiedad de empresarios hoteleros de Quintana Roo, hay hoteles de 4 y 5 estrellas con el concepto de todo incluido. La mayoría de los restaurantes de la playa y del centro tienen buena música, ambiental o viva, desde el desayuno hasta la cena, tipo Bossa, Regué, Smooth Jazz, realmente agradable. Pasando los hoteles hay una playa que se ha vuelto muy famosa porque es un sitio de reunión para mochileros que practican kitesurfing, es una vista espectacular ver tanta gente practicándolo.

Pero lo que más me gustó y me sigue fascinando, es la hermosa playa, muy familiar, parece una súper piscina, limpia, sin sargazo, muy pocas conchas, y las increíbles puestas de sol, todos los que están en la isla salen a verla, se me figura como la película de un ángel enamorado (City of Angels) con Nicolas Cage y Meg Ryan cuando todos los ángeles salen a ver la puesta de sol.

El día siguiente me la pase en la playa, localice un pequeño bar en la playa tipo palapa con atención en los 4 lados de la palapa, con bancos, asientos tipo columpio y mesas alrededor, nada de comida sofisticada solo snacks.

Todos los días desayunaba, con la familia de Don Beto, comía en algún lugar rico y cena con los hijos de Don Beto platicándoles a lo que me dedicaba y las anécdotas y buena amistad con mi hermana.

Pero decidí que esa noche me escaparía a al restaurante de la palapa, además vi que tenía televisión y estaba el quinto partido de la serie mundial de béisbol del 2015 entre Royals de Kansas City y los Mets de Nueva York, 3 juegos a 1 a favor de los Royals, así que todo listo y PlayBall.

Llegué al bar como a las 9 de la noche, ya había comenzado el juego de béisbol, me senté en unas de esas bancas tipo columpio, procurando agarrarme bien, pedí una cerveza y me puse a ver el juego. Nunca me hubiera imaginado todo lo que a continuación sucedió.

Primero paso una señora, de mediana edad, se veía drogada, con una cerveza en la mano, acercándose a los comensales y ofreciendo servicios sexuales a cambio de una cerveza, no es que me asuste ni tenga una moral increíble, pero me pareció de lo más extraño, intente concentrarme en el juego.

Después se acercó un joven muy alto, piel morena por el sol y con el pelo largo y rastras, no se sentó se quedó parado junto a mí, pidió una cerveza y se puso a ver el juego, empezamos a platicar; a pesar de su vestimenta y apariencia me pareció una persona muy tranquila; me dijo que era originario de la Ciudad de México, me pregunto a que me dedicaba, le comente que era desarrollador de software; yo también le pregunté a que se dedicaba y me dijo que era pintor, no sé porque imagine era pintor de murales, esos hermosos que vi pintados en algunas casas, y se lo comente; me dijo que no, que él era pintor de casas y que a eso se dedicaba y que le encantaba vivir en Holbox.

De repente en la séptima entrada del juego me comentó, ya me retiro, van a ganar Los Royals y hoy se termina la seria, y se fue. Como quince minutos después se terminó el partido y ganaron los Royals, completando 4 juegos y ganando la serie mundial.

De haber sabido tal certeza hubiera hecho una apuesta en c..aliente, todo mundo esperaba que ganaran los Mets y con esto prolongar la serie.

El cantinero y dueño del Bar era un tipo argentino, delgado, alto, se veía incluso como jorobado, muy amable y muy movido pues el solo controlaba el bar y cuando alguien pedía algo de comer lo solicitaba en una casa que estaba enfrente al Kiosco y se lo traían. Lo que se me hizo sumamente extraño es que tenía una especie de tazón junto a la caja, al lado de la salida del Kiosco y cada vez que salía como que tomaba con los dedos algo que estaba en el tazón, como talco y lo inhalaba, con su mano se quitaba el excedente de …¿polvo? Bueno, pensé, debe ser algo normal por aquí.

Enfrente de la caja había tres personas, uno de ellos con un sobrero tipo Panamá, una camisa tipo Polo, con el logo de Polo en Grande, bordada, más o menos como las que usaba la Barbie, se notaba que era muy amigo del dueño del Bar, estaba platicando con una pareja de recién casados que estaba a un lado del bar, platicando en inglés, invitándoles tequilas a diestra y siniestra, a cada instante se notaban más alcoholizados.

Atrás de él estaba un tipo como guarura, al menos esa fue la impresión que me dio, “atrás del patrón con las manos cruzadas a la altura de la cintura, camisa a cuadros, no tenía cara de pocos amigos, pero sí que estaba muy al pendiente de lo que sucedía a su alrededor.

De pronto llego un Dodge Dart, de esos que usan las patrullas, pero no tenía torreta, de ella bajo una persona, este si con cara de pocos amigos, traía puesta una gabardina, tipo de las que se ven en las series de televisión gringas, larga de color gris, se acercó al Patrón y los dos se fueron platicando hacia la playa, como unos 10 minutos.

Al irse el patrón se me acerco la otra persona que estaba junto a él, tenía ropa como de vaquero y un sombrero también tipo vaquero, pedí una segunda cerveza y le dije que si quería una, me comento que él no tomaba cuando estaba con el patrón, pero me agradeció el gesto.

Le pregunté a que se dedicaba y me dijo que el cuidaba un rancho que tenía el patrón donde tenían cultivos, en Cancún, que el Patrón era de Michoacán pero que venía seguido a la península. Ingenuamente le pregunté qué de que eran los cultivos, me dijo que, de limones, preferí no hacer más preguntas.

Regreso el Patrón, se veía como que no había tomado ni una sola copa de tequila, siguió invitando tequilas a los recién casado que cada momento se les veía más enfiestados.

No me di cuenta en que momento el Guarura y la otra persona que llego al Bar se desaparecieron.

Llego el momento que tenía que ir al baño, después de las cervecitas, y pensando si me tomaba una más o ya iba a descansar, ya eran las doce y recibí la primera llamada de felicitación, me dio ánimos para seguir la fiesta regresando del baño, pregunte donde quedaban y me encamine a él; empecé a escuchar a alguien cantando un corrido, y cuando llegue, en la entrada del baño, que estaba subiendo unas escaleras de 4 peldaños, estaba el Guarura y la otra persona, tuve la feliz ocurrencia de comentar “excelente dúo”; el tipo de la gabardina se abrió la gabardina, así, tipo película de gánsteres, me enseño todas sus credenciales, placa de agente judicial y pude apreciar una pistola colgando a un costado.

No sé qué cara puse o si ya no fue necesario entrar al baño, pero el Guarura tranquilizó al “agente” y me dijo muy amablemente, “pase usted por favor”; pasé al baño, hice lo que tenía que hacer y salí tratando de no verme apresurado, solo les dije “buenas noches señores, que descansen”, no espere respuesta. Llegando al Kiosco solo acerté a decirle al Cantinero, me podría traer mi cuenta por favor; pague mi cuenta, deje mi propina y aplique la de “patitas para que os quiero”, directito a mi camita procurando que no me escucharan al llegar mis amables anfitriones.

Al día siguiente, ya en mi cumpleaños, decidí regresar a Mérida, hice mis cálculos de salir como a las 11 en el ferri e irme no por la autopista sino por Tizimin, que es un poco más largo, no hay casetas, pero en Tizimin se come muy bien, calculando llegar como a las 2 de la tarde. Desayuné con Don Beto y su familia, unas ricas empanadas de cazón, Doña Tere cocina delicioso; no les dije que era mi cumpleaños, me despedí de ellos con la promesa de regresar pronto al cuasi paraíso.

A las 12.30 PM estaba tomando carretera para ir a Tizimin, tuve que volver a cruzar todo el camino de terracería; llegue a Tizimin como a las 3 pm, sin contratiempos. Me encaminé al restaurante los Reyes Magos, curiosamente los Santos Patrones de Tizimin son los Reyes Magos, pedí un corte, nada espectacular a como era antes, estaban pasando un partido de la Selección Mexicana de Futbol.

Salí un poco decepcionado del restaurant; como a las 4.15 pm tomé la carretera a Motul, que está como 125 Km de distancia.

A la altura de Temax, faltando todavía como 40 kilómetros para llegar a Motul, estaba pasando el libramiento, que es un puente en curva, con un poco de peralte, cuando de repente, sentí como 2 llantas se reventaron, no se poncharon porque hubiera dado un volantazo, se reventaron, la trasera izquierda y la delantera derecha, al mismo tiempo en plena curva, alcance a hacerme a un lado en un pequeño acotamiento junto a un árbol, afortunadamente no venía nadie atrás y donde quede libraba fácilmente cualquier auto que pasara pero ya eran pasadas de las 5 pm, me baje a ver qué había sucedido y con sorpresa vi que la parte superior de las 2 llantas se había desprendido, como si cortaras una naranja.

Me imagino fue el desgaste de la carretera que estaban construyendo, pero las llantas estaban nuevas, además ¿cómo fue que las 2 al mismo tiempo?

En estas ocasiones me cuesta trabajo tomar decisiones, siempre hablo a uno de mis hijos, me tranquiliza y me da opciones. Usé el servicio de garantía del auto, me contestaron inmediatamente, les di los detalles y me dijeron que tardarían aproximadamente una hora y media, así que puse señalamientos en la carretera y me senté en el coche, adentro porque afuera había muchos moscos, buen momento para meditar, y apreciar la naturaleza, el solo me quedaba de frente hacia el poniente y disfrute de la puesta del sol y las increíbles luciérnagas que empezaron a salir cual velitas de un pastel que no puedes apagar y dije entre mi “Happy Birthday to you”.

Me sentí como en la película de Bebe suelto cuando el jefe de los que raptan al Bebe, el actor Joe Mantegna, se queda colgado de una bola de demolición viendo la puesta de sol.

Apenas paso la puesta de solo llegaron dos patrullas en sentido contrario de donde yo estaba, enseguida vino a mi esa sensación cuando se nos aparece una patrulla en una situación parecida, estas eran dos, al principio dije ya “baile pegado”, multas corralón y no sé qué tantas otras cosas pensé.

Totalmente equivocado, se bajaron y el que me supongo era el de mayor rango me pregunto qué me había pasado si estaba bien y si no se me ofrecía nada. Le mostré el estado de mis neumáticos chinos, nuevecitos, y le comenté que ya había llamado a la grúa y que más o menos calculaba que llegaría en unos 45 minutos.

Me dijo no se preocupe jefe, somos del Municipio de Motul y aquí nos quedamos con usted para que esté seguro mientras llega la grúa; les pidió a sus compañeros que pusieran unos topes naranja a la entrada de la curva pues yo estaba a la mitad de la misma, para mayor seguridad.

Estuvimos platicando un rato mientras llego la grúa, que amabilidad, que atención y eternamente agradecido; llego la grúa y se esperaron hasta que termino la maniobra, ¿Cómo agradecerles? Y así terminó mi cumpleaños, como copiloto de un chofer de grúa, platicando los casi 70 kilómetros para llegar a casa; con mi cochecito nuevo en la parte trasera como mudo testigo de mi aventura, solo nos faltó un tequilita para brindar o un six de chelas camineras.

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