Un cumpleaños diferente

Tenía varios escritos en mi mente de los cuales quería escribir e incluso dentro de aquellos documentos hay unos pendientes, es decir medios escritos sin embargo justamente hoy amanecí inspirada por las ideas que demostraré a continuación.

Yo nací un 28 de agosto de 1993 (sábado) por lo consiguiente justamente ayer cumplí 28 años de edad (sábado) esto es muy curioso porque si hubiera cumplido esta edad en el año 2028, se cumpliría una coincidencia enorme con respecto a los números, cumplir 28 años de edad el 28 de agosto del año 2028.

Ayer pudo haber sido como cualquier otro cumpleaños, por lo regular cuando se cumple un año más de vida las personas hacen un festejo o una convivencia con familiares y amistades, con un pastel del sabor favorito de la persona y regalos; pasar un rato agradable con anécdotas y demasiadas sonrisas.

Hoy puedo asegurar que siento y pienso que ayer ha sido mi mejor cumpleaños, tampoco es que quiera yo dar a entender que las demás vueltas al mundo –como dicen algunas personas cuando se cumple un lapso de 365 días más [redondeando el tiempo]-hayan sido pésimas en mi vida, es simplemente el hecho de que ahora me siento mejor y demasiado feliz a comparación de muchos años atrás.

Me pasé viendo programas de política, economía y relaciones internacionales junto con mi hermanita, limpié y desinfecté algunas partes de la morada, estuve en dos reuniones de zoom por parte del Budismo Sutra de Loto –amo mi religión– o también conocido como Budismo de Nichiren Daishonin, una fue en la mañana y la segunda por la noche.

En la primera me sentí muy feliz debido a que fue muy hermoso tener una reunión con el grupo de Oaxaca y ver los rostros de mis amistades, aunque sea por una pantalla, la segunda reunión el tópico trató sobre la depresión y cómo siendo Budistas podemos salir a flote, elementos especiales que encontramos en nuestra fe; claro está que si es necesario otro tipo de ayuda (asistir a terapia psicológica o tratamiento psiquiátrico) aceptarla y seguir adelante.

Otras amistades y familiares me mandaron mensajes por WhatsApp, unos más me llamaron o dejaron escritos en mi página personal de Facebook.

No hubo pastel, ni regalos, menos fiesta, lo que si hubo fue mucha paz y tranquilidad; a lo que quiero llegar con este escrito es que cada persona tiene el derecho de festejar su cumpleaños como lo decida; creo en la realidad que lo más importante es el bienestar y el amor de las personas.

Sé que bastantes personas ni siquiera me felicitaron, eso jamás me va a herir porque sé a la perfección que hay gente que le importo demasiado, simplemente se les ha olvidado.

Además, siendo honesta si alguna persona me hubiera ofrecido una reunión o fiesta especial, la respuesta sería un contundente <<no>> debido a la pandemia existente aún.

Al final mi padre nos llevó de cena unos tacos al pastor y mi pan favorito (concha), ha sido por otra parte un año de mucho aprendizaje personal, también de la vida, además también he descubierto que me gustan más los animales de lo que pensaba.

Aprender y darme cuenta que poco a poco voy saliendo de las tentativas de suicidio que he pasado a lo largo de varios años, el regalo más hermoso que <<yo>> puedo obtener es la propia vida, sé que aún tengo mucho por mejorar en mi persona, curarme de los estragos emocionales y fisiológicos de la depresión.

Agradezco de manera infinita a la gente que me rodea y siempre me muestra su apoyo de una o de otra manera, a mis amistades que me dan sus consejos a pesar de la gran distancia existente entre nosotros, y por su apoyo en mis proyectos nuevos.

Tengo una gratitud similar por esos seres humanos que cuando me encontraba en peores condiciones me demostraron que nunca fueron lo que decían ser, que me insultaron y en vez de ayudar me condenaron, incluso me alentaron a que me suicidara.

Gracias a eso soy más fuerte, aunque en aquel momento pareciera que yo era <<débil>>pero ¿cómo actuaran ellos ante un problema de tal magnitud? esa será la gran diferencia, al final van a tener que enfrentar grandes dificultades y en ese lapsus la verdad estará encima de sus espaldas.

Para terminar, en este escrito quiero mandar saludos y mi gratitud a dos personas que me han auxiliado en diversas circunstancias.

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A mi tía Imelda Rodríguez Sotelo por mostrarme una religión en la cual ahora pertenezco, por escucharme y siempre estar en contacto conmigo a pesar de la gran distancia; y por ser una luz en mi sendero.