Día a día suceden cosas a favor y otras en contra de nuestros planes. Nuestras acciones u omisiones determinan muchas de las circunstancias de nuestras vidas. Tienes el control de esto dependiendo de lo que hagas o dejes de hacer. También hay sucesos y situaciones externas de las cuales no tenemos ningún control. Situaciones que, hagas lo que hagas, no van a cambiar su rumbo porque son totalmente ajenas a ti y a tus acciones, y sin embargo, pueden afectar tus proyectos, tu economía, tu salud, tu ánimo y todo lo que debería estar bajo tu control absoluto y resulta que no siempre es así. Definitivamente, no siempre tienes el control de las circunstancias y de lo que sucede en tu vida, pero siempre tienes el poder de actuar y decidir cómo enfrentar cada situación.
Puedes verte inesperadamente atrapado en el camino porque más adelante ocurrió un accidente y tendrás que esperar a que los cuerpos de auxilio terminen de hacer los trabajos necesarios para restablecer la circulación.
No tienes opción, sólo te queda esperar en tu auto, no sabes si unos minutos o un par de horas… no tienes la menor idea del tiempo necesario, lo único que es seguro es que tienes que esperar.
Puedes enojarte y sentir frustración porque esto está cambiando tus planes.
Quizás te bajes del auto y des vueltas alrededor y empieces a golpear con el pie las llantas de tu auto para sacar el coraje. Dirás algunas maldiciones y malas palabras y luego harás algunas llamadas para poder expresar lo molesto qur estás y la forma en que esta situación ya descompuso tu día entero y, peor aún, si es lunes dirás que ya te descompuso la semana entera. Así de fatalistas y exagerados solemos ser los humanos. En esos momentos en que no tenemos el control de las circunstancias, nos resulta natural cederle también a lo externo el poder de nuestras decisiones y acciones. ¡Terrible error! el control no siempre está en nuestras manos, pero el poder es algo que jamás debemos ceder.
La diferencia en tu vida, no es lo que te sucede, sino cómo lo enfrentas.
Si estuvieras en la situación del ejemplo, y fueras tú la persona atrapada en el camino… ¿Qué harías? ¿Cuál sería tu conducta? ¿Qué harías mientras restablecen la circulación?… ¿Conservarías el poder o le darías ese privilegio a lo externo?
