Un trabajo es un conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir bienes y servicios.
Partiendo del significado anterior, un trabajo debe darte más que dinero. Si bien es cierto que no todo es miel sobre hojuelas en el ámbito laboral y que debes enfrentar el día a día de lo que la actividad reclame, existen señales que debes tomar en cuenta y distinguirlas para saber si realmente el trabajo donde estás te otorga las oportunidades profesionales, emocionales y económicas que logren un avance de tu calidad de vida.
Comparto contigo lo que la vida me ha enseñado y a continuación te explico algunos indicios o señales que pueden ayudarte a distinguir si es momento de aventurarte a explorar otros sitios de trabajo o incluso comenzar a trabajar por tu propia cuenta.
Primero: algo muy común que ocurre en la vida laboral es que se tienen mejores ideas de cómo mejorar la actividad a realizar en el trabajo, pero no las toman en cuenta o te dicen que te apegues a los procedimientos.
Es importante evaluar con seriedad, consideración o moderación, este punto. No se trata de echar todo a la basura al primer momento de dar una idea y que ésta no se cumpla. Se define cuando este tipo de situaciones se vuelven habituales y de plano rechazan tu punto de vista y competencia en un área para la que fuiste contratado.
Esto empeora cuando logras algo súper importante, tanto para tu empleador (la empresa) como para ti, y te contestan con el clásico «para eso fuiste contratado» o, peor aún, nadie te agradece, aunque sea de manera simbólica. No se trata de que te agradezcan cada tarea que hagas y cumplas, es parte de tu deber, pero se trata de que haya un reconocimiento cuando se amerite.
Pegado al punto anterior, no se aprecian tus contribuciones, es decir, no sólo no te pagan de acuerdo a tus habilidades, talento y desarrollos, sino que tampoco obtienes recompensa emocional, que te incentiven o premien tu esfuerzo.
Te das cuenta de que has aprendido todo lo que hay para aprender en la empresa en la que estas y no hay lugar a dónde ir, no hay forma de seguir creciendo, tus habilidades se estacan por las políticas de trabajo o reglamentos. Cuando esto pasa no tiene nada de malo aspirar a un cambio y entender que no hay desarrollo donde ya no podemos crecer.
Observas y te das cuenta que los gerentes en la empresa -y a veces los mismos dueños- valoran las cosas incorrectas, aprecian más que hagan todo como ellos dicen, aplauden las horas que un empleado se pasa sentado en una silla, antes que los resultados y las ideas innovadoras.
Cuando esto ocurre el ambiente de trabajo se hace hostil y pesado y es una enorme razón para buscar otro trabajo.
¿Te ha pasado que la paga puede ser buena, pero continuamente estás rodeado de gente que te roba energía, tiempo, que te desacreditan, te limita la llamada gente toxica? Definitivamente no hay dinero que pueda calibrar eso.
De seguro te topas con gente que te pregunta porqué sigues ahí, si eres realmente inteligente y hábil para ese trabajo.
Te llega el llamado interior, algo te dice que debes continuar, algo dentro de ti te impulsa, te incita a buscar un cambio, a salir de tu zona de confort, tal vez a reportar en tu empresa que te sientes mal y faltarás uno, dos o tres días para después levantarte a la misma hora de siempre por la la madrugada y buscarás ese extra, esa área que te permita desarrollarte y crecer en calidad de vida: desearás convertirte en un emprendedor.
Si esto te está ocurriendo es momento de dejar de ignorar esa voz interior y comenzar a hacer caso a tu intuición.
Te juro y aseguro que no será nada fácil, pero cuando lo hayas logrado, bien habrá valido la pena.
Es difícil que todo sea maravilloso y perfecto en un ambiente laboral, si notas alguna de las señales mencionadas es momento de actuar: necesitas un cambio de trabajo lo más pronto posible.
Platica con tu gente de confianza; cuéntales lo que esta pasándote.
