No dejes entrar a ese viejo que se encuentra tocando a tu puerta. Después de los sesenta años intentará hacerse presente en tu vida, pero nos corresponde no abrirle la puerta, porque debemos de mantenerlo a la distancia, para no volvernos apáticos, sin objetivos y resignados.
Clint Eastwood actor estadounidense estupendo, no ha dejado entrar al viejo a su vida, quien ha sido premiado con varios oscares: la mayor presea que los actores puedan recibir, porque después de los sesenta años ha seguido muy activo con su extraordinario arte. Beethoven músico alemán también retardó la entrada del viejo, compuso sus sinfonías más galardonadas, después de los ochenta años y estando completamente sordo.
Me ha tocado escuchar a varios jóvenes a sus treinta y tantos años, quienes ya se sienten viejos, con muchas dolencias corporales y quejándose de la vida. Ellos ya han dejado entrar al viejo a su temprana edad, y no quisiera platicarles cómo será su existencia, después de dejar ingresar de manera prematura a la vejez a su mundo.
Por eso pongamos todo nuestro empeño en retrasar la llegada del viejo, disfrutando de la vida, de una buena lectura, de nuestros nietos, de nuestros amigos, de las sonrisas eternas, de los proyectos a la espera de convertirse en realidad, de levantarnos todos los días con una cara de felicidad contagiosa.
Hagamos convivencia con personas exitosas, escuchemos buena música, dediquemos una hora al día a nuestro creador haciendo oración. Vibremos alto al compás del universo, llenándonos de esa energía que se encuentra en la naturaleza, siempre dispuesta para hacernos la vida más llevadera. La piel se arruga pero el corazón se mantiene intacto, y de él debemos de agarrarnos para ser felices en esta bella etapa de nuestra vida.
No le abras la puerta al viejo, todavía no es su momento, déjenlo allá afuera por un buen tiempo, porque por ahora no lo necesitamos, por ahora estamos viviendo disfrutando de todo lo sembrado, a lo largo de nuestro paso por este mundo. Ahora con tanta experiencia en diversos rubros, podemos tomar las mejores decisiones, y darles muchos consejos a nuestros familiares, conocidos y amigos. Ahora es el justo momento para reír, para cantar, para bailar, para repartir amor y cariño en todo nuestro entorno. Para no quedarnos en casa a lamentarnos de los años en nuestros hombros, sino de proclamar al mundo la grandeza del ser humano.
Todavía no le abras la puerta al viejo, él entenderá nuestra atenta petición, porque sabe que la razón nos pertenece, al retrasar su entrada a nuestra bienaventurada conciencia, porque tenemos mucho que aportar, mucho para ayudar, mucho para llenar de colores a nuestros ambientes cotidianos.
Estoy completamente convencido que esta negativa hacia el viejo, nos proporcionará toda esa fuerza necesaria, para seguir construyendo puentes entre los seres humanos. Para quitarnos pensamientos de enfermedad, de derrotas y de pesimismos. Esta etapa después de los sesenta años, nos cobijará con su magia, nos alentará para no desfallecer, y seguir luchando para conseguir todos nuestros sueños, porque estoy seguro que todavía hay sueños por cumplir.
Por ahora viejo no te doy permiso que entres en mi vida, porque todavía no es tu momento, es el mío, para seguir dejando mi huella muy personal en este maravilloso mundo.