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Afuera de estas paredes, el frío cala hasta los huesos, y la verdad es que
yo no tengo el valor de enfrentarme a él. Mi cuerpo es pequeño a causa de la
edad tan avanzada que ya enmarca mi existencia, y mis articulaciones por ende,
recienten la frialdad como si fueran navajas hiriéndome. Mis ojos que, por lo
general tienen la apariencia de verse cansados tras mis lentes de grueso y
dorado armazón, se dirigen al interior de mi mostrador de madera, ese sobre el
cual me apoyo cuando la tienda está en total silencio. Específicamente, se
colocan sobre esa caja de terciopelo negro que ahora vacía, no tiene ni rastro
de los últimos objetos que fueron vendidos una semana antes de esta navidad.

La siguiente historia evidentemente va muy de la mano con estas fechas. Yo
diría que es un ejemplo claro de que nunca es tarde para redimirse por los
errores que cometemos a lo largo de nuestra vida. Tras los cascabeles que ahora
han dejado un espacio frío en esa caja, se encuentra una leyenda que, de
acuerdo con el hermano de mi clienta, se cumplió.

La chica que compró tan bello trío de cascabeles, era una joven que llegó
aquí en búsqueda de un regalo que contribuyera a dejar en esta dimensión su
mejor versión, esa que tanto miedo tuvo de mostrar a los demás. Esa joven, era
una pintora egocéntrica y soberbia que no tenía la habilidad de recibir
críticas, y mucho menos de reconocer sus propios errores. En su pasado, esa
soberbia y ese egocentrismo la llevaron a destrozar el corazón de una persona
que la amaba de forma sincera. Que la adoraba y que tan dispuesta estaba a unir
su vida con la de ella. Pese a la juventud que en ese entonces envolvía su
historia, la seguridad de volverla su esposa estaba en puerta. Nuestra artista,
desafortunadamente no supo apreciar el corazón de su enamorado y en un arranque
de miedo por no admitir que su corazón estaba experimentando ese sentimiento
que para ella era sinónimo de debilidad, optó por dejarlo; partiéndole el alma
en el acto.

Durante mucho tiempo, el destrozado y herido pretendiente suplicó por una
segunda oportunidad, aun cuando era consciente de que la culpa de ese
rompimiento no era suya. Tristemente sus intentos no sirvieron de nada, y la
pintora siguió con su vida; triunfando y ganando millones, pero sin hallar a
una persona como él. Pasaron algunos meses, y de la nada aquel enamorado
apareció en sus sueños, justo cuando más en silencio se encontraba. Cuando la
historia de ese desamor quedaba atrás.

Justo por esas fechas, cuando noche tras noche el enamorado se proyectaba en
sus sueños con mayor frecuencia, y tras haber percibido unas constantes
molestias que la orillaron a solicitar atención médica, a la pintora se le
diagnosticó un cáncer que, debido a su estado tan avanzando, no podría ser
contrarrestado, significando entonces una sentencia de muerte segura. Tan solo
unos meses, eso era todo lo que la vida podía ofrecerle. Fue en ese lapso que
todos los remordimientos y los arrepentimientos cayeron sobre su espalda,
haciéndole ver en su soledad, que sus triunfos de nada le habían servido, pues
ahora veía que nunca había tenido con quien compartirlos. Su personalidad tan
egoísta había terminado por alejar no solo a esa persona con la que tanto
soñaba, sino también a su familia.

Luego de semanas y semanas de reflexionar, la chica finalmente decidió
contactar a esa persona, siendo recibida por supuesto, con la misma frialdad
con la que ella había tratado. Afortunadamente, esa frialdad fue
desvaneciéndose con el pasar de las semanas. Y ambos, tras conversar día y
noche, consiguieron volverse amigos otra vez, sin esperar que en nuestra joven
fuera asomándose un sentimiento que tiempo después comprendería, jamás se había
ido. Darse cuenta de ello, sin embargo, no funcionó; pues el joven había
encontrado a alguien que le había devuelto esa felicidad que ella misma se
había encargado de destruir. Tan grande era su dicha ahora que, dentro de poco
llegaría al altar. Pese al sufrimiento que ahora ella sentía en carne viva,
jamás le reveló su padecimiento, pues curiosamente ese tiempo en el que lo tuvo
solo como amigo, terminó por crear uno de los recuerdos más valiosos con los
que ella quería marcharse de este mundo.

Ella, llegó a esta tienda un mes después de haberse visto con él, en uno de
los parques más visitados de esta ciudad. Buscando un regalo para quien ahora
reconocía, era la persona más valiosa para ella. Al instante, y luego de haber
buscado en mi mostrador, encontró esos regordetes cascabeles de bronce. Tras
haber notado su interés en ellos, decidí contarle la historia. La historia detrás
de los cascabeles de la redención. Cascabeles que fueron creados por un mago
que gran fama tuvo de ser cruel y déspota, pero que terminaría por conocer el
más asfixiante de los dolores tras perder a su único y pequeño hijo. En su
desesperación, y con los únicos poderes que le restaban en su vejez, creó esos
tres cascabeles, con la única finalidad de brindarle una segunda oportunidad a
todo aquel que realmente estuviera arrepentido de sus errores. Tres deseos que
cada cascabel cumpliría, siempre y cuando fueran desinteresados y de
sentimientos puros. Después de haber conocido la historia, la chica, decidió
comprarlos.

Esa misma noche, la pintora pidió su primer deseo; reencontrarse con su
hermano, el único familiar que con vida le quedaba, para así, hacer las paces y
pedir perdón por lo mal que había comportado con él. El cascabel desapareció en
señal de que su petición se cumpliría y que, dentro de poco, lo vería. La noche
siguiente y tras haber conseguido su primer objetivo, pidió que el dinero de
sus pinturas fuera donado para todas aquellas personas que lo necesitaran.
Nuevamente la señal de que su deseo se cumpliría, se manifestó, llevándose
consigo al segundo cascabel. Ahora solo le restaba un cascabel, al cual le
pediría su deseo la noche siguiente. Horas antes de hacerlo, un mensaje entró a
su celular. Un mensaje de la persona que ella amaba, en el que se desahogaba de
una fuerte discusión que había tenido con su prometida. Luego de leerlo, y
sintiéndose tentada por usar su último deseo para su beneficio, contempló ese
cascabel con lágrimas en los ojos. Sabiendo que ahora se encontraba en un
dilema muy grande, pues en sus manos se encontraba la posibilidad de curarse y
de quedarse para siempre con el amor de su vida. Tras dar un profundo suspiro,
la chica sonrió, agradeciendo por esa oportunidad.

Semanas más tarde, luego de navidad; el hermano de nuestra protagonista
llegó a visitarme, curioso por la historia que le había sido relatada por la
entonces ya fallecida. Vestía muy elegante, pues había sido invitado a una
boda. La boda que su hermana propició con su deseo, y que ahora contemplaría en
paz, en algún punto del cielo. Satisfecha, por haber conocido el verdadero
valor de la redención. Y así, con esta historia que no tiene un final feliz,
pero sí un final de honesto arrepentimiento y valor; te deseo que tengas un
bello y próspero año nuevo. Nos vemos en el 2023

 

El caso de Jennifer
Feliz Año Nuevo

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