Durante estas semanas, estaremos conociendo una tienda de lo más extraña. Una tienda salida de la imaginación, esa en la que existen objetos tan singulares que, solo podrían tener lugar en el rincón más insólito de la creatividad. Te pido así que, me ayudes a construir nuestra tienda vieja de antigüedades con los ladrillos de tu propia imaginación fantasiosa ,dentro de la cual podrás hallar desde una estatuilla con una macabra leyenda en su interior, hasta un reloj que marca más allá de las horas.
Sin más, conozcamos la historia que tras nuestro primer objeto se esconde. Un objeto que en su existir carga un terrible presagio; la estatuilla de Anekshari. Hace muchos años, en una tribu africana, existió un poderoso y maquiavélico gobernante llamado Ukensuajil, un hombre sanguinario y temible que además tenía fama de ser un poderoso hechicero. Un brujo que, se rumoraba, tenía total dominio sobre las artes oscuras; y que esa cualidad junto con su personalidad tan cruel y de naturaleza descarnada lo hacía un personaje en extremo peligroso.
Este gobernante, tenía una hija de nombre Anekshari, una bella princesa por la que muchos hombres peleaban con tal de conseguir su mano. No obstante, la joven era malvada, tal y como su padre lo era. Rechazaba y maltrataba a los pretendientes, imponiéndoles desafíos peligrosos para ver quién era digno de casarse con ella. En una ocasión, mandó a un pobre hombre a que pelease contra un león. Si ganaba, entonces podría casarse con ella. Desafortunadamente, los deseos por volverla su esposa no fueron suficiente para cumplir con el capricho de la maligna chica, pues el león en un abrir y cerrar de ojos, destazó el cuerpo del pobre guerrero, desatando nada más y nada menos que la satisfacción en la princesa al ver que su mal intencionado y vil plan por haberse librado de ese pobre enamorado al que creía indigno de si quiera su atención, había funcionado.
Durante una noche, uno de los pretendientes dolido por los desplantes de la princesa, logró filtrarse dentro de los aposentos de Anekshari, asesinándola mientras dormía con ayuda de un afilado cuchillo, el cual sentenció a reposar una y otra vez en el pecho de la joven. A la mañana siguiente, cuando Ukensuajil descubrió la sangrienta escena, decidió llevar a cabo uno de los hechizos más espeluznantes y malignos de todos, el mismo que irónicamente pese a existir, no debe ejecutarse bajo ninguna razón puesto que desafía la regla más importante de la naturaleza misma, no revelarse ante la muerte; el gobernante conocía a la perfección ese mandamiento, sin embargo, se encontraba completamente cegado por la ira, y consumido por el odio que, decidió invocar el alma de su hija, pero solo para encerrarla dentro de una estatuilla de macabro aspecto, con una mascará de jade resguardando su afilado y esquelético rostro. Ese objeto que durante años había pasado entre su familia. De gobernante a gobernante y que, se sospechaba, gran influencia había tenido para que el bisabuelo de Ukensuajil llegase al poder. Por supuesto que, al morir su hija, la única persona en hacer que su descendencia siguiese expandiéndose, la estatuilla con el paso de los años, tendría garantizada la soledad y la vulnerabilidad.
La leyenda, asegura que el hechizo tan maligno que Ukensuajil había creado, aseguraría que dicha estatuilla con el pasar de los años, caería en esas manos que habrían de considerarse dignas, pero de igual forma ignorantes de la historia que rodeaba ese objeto. Con la única finalidad de que Anekshari tomase posesión de su cuerpo para así volver a la vida. Será entonces cuando en señal de su regreso, la mascará de jade que resguarda el rostro de la estatuilla desaparecerá, dejando ver en su lugar, ese hermoso rostro esculpido en madera. El rostro de esa princesa desafiante de la muerte.
