Una de las cosas que más disfruto, es almorzar en los lugares que ofrecen buffet. Después de la pandemia, no sé si aún existirá esta modalidad, quizás quede en el pasado. De ser así, realmente lo extrañaré.
Almorzar en buffet me resulta toda una aventura. Me emociona poder elegir entre tantas opciones y platillos. Me gusta darle un recorrido a todo lo que hay antes de empezar a servirme. Voy imaginando los sabores y como combinarlos. Quizás empezar con un plato de frutas con queso cottage o un poco de gelatina con yogurt y granola. Tal vez continuar con unos esponjosos hot cakes y tocino o aquellos maravillosos chilaquiles verdes y un poco de frijoles refritos… ¡Amo el momento de elegir entre tantas delicias!
Lo que definitivamente no puedo evitar, es tomar de todos los jugos que haya disponibles… Doy tantas vueltas a las mesas de servicio que seguramente ahí quemo muchas de las calorías que consumo en cada almuerzo.
Después de recorrer y fantasear con todos los platillos, llega el momento de decidir con responsabilidad y servirme lo que me alimenta de acuerdo a lo que mi cuerpo necesita. Hay muchas delicias tentadoras, pero sé que debo elegir con sabiduría, para consumir lo bueno y saludable, además de evitar lo que sé que me puede hacer mal. No porque la comida sea dañina, sino porque hay alimentos y platillos que, aunque sean maravillosos, no son lo que mi cuerpo necesita para sentirme bien, saludable y llena de energía.
Si el concepto de los almuerzos tipo buffet desaparecen, estaré feliz de haberlos conocido, y ahora puedo seguir disfrutando de la misma emoción al elegir entre las muchas opciones que la vida me presenta para alimentarme… para alimentar mi mente… mis pensamientos.
Cada día tomo un momento para recorrer la mesa de opciones que tengo frente a mí y hacer las elecciones correctas.
¿Estoy leyendo, practicando, oyendo, etc., lo que me acerca a mi meta?
El tiempo en la internet ¿lo ocupo de manera inteligente o estoy llenando mi mente de chatarra?
Los programas que elijo ver en la TV ¿realmente merecen que les dedique mi tiempo y atención?
Las conversaciones que tengo ¿me llenan de positivismo y buena información o son desechos emocionales que pueden contaminarme?
Tenemos buffet y no pretendo desperdiciar la oportunidad de alimentarme lo mejor posible. Cada día la vida pone la mesa frente a mí, y yo tengo la maravillosa oportunidad de elegir libremente con que alimentar mi mente.