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Ten miedo del miedo y, en donde lo encuentres, ármate de valor, enfréntalo y destrúyelo. Al enfrentarlo, te darás cuenta que el miedo es tan sólo la sábana que cubre al fantasma, que es al que realmente hay que combatir.

Empieza por identificar de qué está hecho ese “fantasma”. Generalmente es invisible y sólo toma forma al cubrirse con esa sábana llamada “miedo”.

Enfrentándolo

El miedo puede paralizarte, bloquear tus proyectos, detener tu avance. Así que primero, es necesario identificar ¿Qué te produce miedo?

Quizá sea hablar en público, entrar a una alberca a nadar, que una abeja vuele cerca, tomar un auto para manejar… Y el peor de todos los “fantasmas” que le dan forma al miedo es: el miedo a triunfar.

Por absurdo que parezca, hay más personas de lo que podamos imaginar, que le tienen miedo al éxito, y es por eso que se pasan la vida poniendo excusas y pretextos, culpando a otros y echan mano de todo lo que esté a su alcance para el autosabotaje.

Ya que identificamos qué o cuál situación o experiencia nos produce miedo, es necesario analizar ¿Por qué nos causa temor? ¿Qué recuerdo evoca?

Muchas, muchísimas veces, nos “congelamos” a causa del miedo que nos produce pensar que algo malo va a suceder… Y ese algo jamás sucede.

Rompe el esquema

Es posible que lo que motiva ese miedo, sea una experiencia desagradable que, aunque haya sucedido hace mucho tiempo y por tan sólo un momento, tu mente la revive una y otra vez. Piensas en aquel desafortunado evento y tus emociones vuelven a activarse como en aquel entonces.

Es por eso que tenemos que romper ese esquema. Enfrentarnos a la situación que desencadena todo ese proceso y modificarlo para que, de esta manera, podamos substituir el temor por seguridad y confianza.

Por ejemplo: si te aterra la idea de hablar en público, independientemente de que estés ampliamente capacitado para hacerlo, posiblemente se deba a que cuando estabas en el jardín de niños te tropezarse con el micrófono y todos los presentes soltaron grandes carcajadas, tan estridentes que, cincuenta años después siguen resonando en tu cabeza cada vez que deberías hacer una exposición ante un auditorio.

En un caso así, lo ideal será, racionalizar que esa experiencia pertenece al pasado, imaginar y visualizar que presentas una exposición en la que eres exitoso y todo resulta más que excelente, incluso puedes ver y escuchar al público cómo te ovacionan de pie. Después, tienes que preparar y comprometerte a hacer esa exposición con la certeza de que lo harás perfecto porque ya te has preparado para que así sea

Y si el fantasma del miedo pretende volver a intimidarte, dile con autoridad y firmeza: “ahora verás quién soy yo” y verás cómo se desvanece en el momento que lo enfrentes con confianza y valor.

Quejas tóxicas
Parece que Dios está muy ocupado

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