¿Despertaste con ganas de no querer levante de la cama? Tu cuerpo pesa, lo sé, sientes que traes al mundo cargando en tus hombros.
¿Quisieras salir de ese bucle mental que atormenta lo que será de este día? Que rico despejar la mente y olvidarse un instante de aquello que te aqueja.
Date un respiro, inicia la cuenta regresiva con el número cinco, al llegar a cero no lo pienses, sé un autómata que responde al término con cronómetro en mano y levántate, vamos, arriba!!!
Báñate, perfúmate, ponte bella, ponte bello para ti. (Un secreto: Ponte tu mejor ropa interior, nadie la verá, y te sentirás genial.)
Consiéntete con un sano desayuno hecho para ti, especialmente para ti. Llénate de un aura mágica y trata de emanarla a tu alrededor por el tiempo que reste del día. ¿Es pesado? Tal vez, sobre todo si nunca lo haz intentado. Cinco minutos son buenos para iniciar. No te salgas de tu centro.
Esto no es una receta mágica, ya que ignorar los problemas no hará que desaparezcan, desatender tus asuntos no producirá su realización por sí mismos.
¿Sabes? Negar el tema no es la solución. ¿Algo cambió? Acéptalo. ¿Algo se terminó? Acéptalo. ¿Te estás enfrentando a una nueva realidad, a una nueva situación? Solo acepta. Suelta y acepta.
Reconocer nuestra fragilidad humana y nuestra vulnerabilidad es liberador. No puedes con todo, es entendible. Buscar ayuda o aceptarla, aligera las tensiones provocadas por tal situación. Aquí la cuestión es no mantenerte inmóvil mojándote bajo la lluvia. Sé un ratoncito y encuentra una salida.
Así que, haz este reto y repítelo día a día. Habrá ocasiones en que no te apetezca hacerlo y está bien. Un día, solo un día. Y después a seguir la rutina.
El beneficio solo es uno. Salir avante de esta situación. Confía en ti.