Finalmente, el otoño ha comenzado a sentirse. Las hojas astutas, conscientes de su naturaleza durante esta época del año, van descendiendo entre el gélido viento. El lado sombrío del año se enfatiza notoriamente entre los paisajes de fresco anaranjado. Por esa razón, es que, a partir de este día, nos encargaremos de honrar esta estación tan magnifica con notas que vayan enteramente relacionadas a ella. En esta ocasión, y como una forma de dar por inaugurada tal encantadora época, hablaremos sobre una película que pese a carecer de reconocimiento público resulta ser bastante apropiada para la ocasión; “Suspiria: el maligno”, una cinta que se ha dado a la tarea de fusionar el lado más mortífero de la brujería con la belleza de la danza para así, darle paso a una historia totalmente retorcida.
Basada en la película de 1977 del mismo nombre, “Suspiria: el maligno” (2018) es una cinta que se desarrolla en Berlín, en pleno otoño. En medio de un panorama desolador y caótico a causa de los estragos que emergieron luego de la segunda guerra mundial. Protagonizada Dakota Jonhson, Tilda Swinton, Mia Goth y Angela Winkler, esta cinta a primera instancia sabe perfectamente cómo atraer la atención del espectador a la trama, la cual en ningún momento se percibe en lo absoluto tediosa, y que por el contrario sabe transmitir esa sensación de incomodidad y ansiedad. De ante mano (y antes de proseguir) tengo que advertirte que, si eres de estómago sensible, esta cinta no es en lo más mínimo recomendable para ti.
Dirigida por Luca Guadagnino y escrita por David Kajganich, la trama principal de esta historia se desarrolla dentro de una academia de danza llamada Tanz y a la cual llega una joven bailarina de nombre Susie Bannion (Dakota Jonhson) para presentar una audición. Sí, es posible que al principio creas que esta película sencillamente es la típica cinta que aborda la problemática de una chica que se esmera en ver realizados sus sueños como bailarina, pues bien, permíteme decirte que lo que la hace diferente es el misticismo que se desborda entre escenas sanguinarias y sobre todo perturbadoras que, sin duda, lograrán darte una que otra nausea. La mezcla perfecta entre un aquelarre de brujas que se esconde tras los muros de una academia. Y no cualquier academia, hablamos de una de las más prestigiosas del mundo entero.
¿Qué sucedería si lo que a simple vista pareciera ser una hermosa y perfecta coreografía, en realidad fuera un sádico y sanguinario ritual?
Bueno, esta película es sumamente grafica con la respuesta. Un cuerpo que inocentemente se mueve en armonía y sublime ante una melodía tranquila y serena, solo para infringir daño a otro, hasta destruirlo y deformarlo a tal punto de hacerlo ver como un montón de sangre y huesos rotos. Esta película, sin duda se ha vuelto una de mis favoritas. Y estoy segura de que lo será para muchos amantes del terror, pues nos da una clara lección de que las apariencias suelen engañar y de que la belleza también puede infundir miedo. No pienso dar muchos spoilers, pues hacerlo definitivamente le restaría todas esas emociones tan intrigantes que se nos logran transmitir. Las brujas, no siempre suelen resguardarse tras el típico aspecto que desde niños se nos ha descrito, o al menos eso es lo que esta película retrata de manera magistral. Que, tras las más dulces intenciones, suelen esconderse las más malvadas y ruines. No esperes ver fantasmas, ni tampoco apariciones sobrecogedoras, esta obra de arte ni siquiera necesita de dichos recursos para hacerte experimentar el miedo y la inquietud. Para hacer que te cuestiones si todo en lo que crees, es real.