En aquel tiempo, hace muchos, muchos años, existió una linda y enorme criatura, su nombre: SPARK, medía como casi treinta metros de largo y pesaba como 20 toneladas, le gustaba comer las hojas de los árboles altos y también sus frutos, pues tenía un largo cuello, a veces se cansaba mucho de tanto estirarse para atrapar su comida, tenía los dientes en forma de lápiz alineados como un peine, así que también podía comer los helechos que crecían en el suelo.
Aparte de su gran estatura, tenía una larga cola y su extremo era muy delgado, por lo que podía usarla como látigo para defenderse. Era imponente y majestuoso.
Spark todo el tiempo se la pasaba vagando por la selva y no perdía oportunidad cada vez que veía un sabroso árbol de deleitarse con sus frescas y deliciosas hojas.
Todo estaba muy bien hasta que un día empezó a caer una tempestad, había muchos relámpagos y torrentes de agua inundaban los caminos por donde acostumbraba pasear.
A Spark no le daba miedo la tormenta porque estaba acostumbrado y para él era muy común que eso pasara, además estaba en su casa, pero al haberse cerrado su habitual camino, se alejó llegando a territorio desconocido.
Se creía muy fuerte y valiente por lo que siguió caminando, todos los días avanzaba más kilómetros adentro y más se perdía en la selva.
Cada vez se sentía más solo y extrañaba a sus amigos, tenía comida abundante, por eso no sufría, pero la soledad lo hacía ponerse cada vez más triste. Llegó a encontrar verdaderos vergeles, los frutos los encontraba hasta tirados en el suelo en esos territorios, pero él lo que quería era estar con su familia y sus amigos, vivir todos juntos y felices; era imposible, estaba lejos y solo.
Una noche en que estaba haciendo un alto, cansado después de haber recorrido muchas laderas del camino, tuvo un sueño, tal vez era su instinto de conservación que le señalaba la ruta para volver a su casa, se sintió reconfortado porque reconoció las veredas que le devolverían a su lugar natal.
Al despertar, inmediatamente lo primero que hizo es enfilarse a esa ruta, ya iba confiado y contento porque sabía que encontraría ese camino, fue ahí cuando se dio cuenta de que había sido inmensamente afortunado de haber encontrado tierras tan fértiles, pero eso a él no le importó.
El estar solo lo había hecho sentir desesperado y sin ánimo, él no quería estar así.
Cierta mañana después de algunos meses de intensa búsqueda, escuchó a lo lejos sonidos conocidos, ¡Era su familia que lo había olfateado y venía a su encuentro a recibirlo!. Fue mucho el júbilo, estrechaban sus enormes cuellos entre sí y se olfateaban, estaban muy contentos porque habían vuelto por fin a verse.
Se dice que tiempo después el Gran Dino Spark condujo a toda su familia y a sus amigos a ese hermoso vergel que llegó a conocer cuando se perdió, e hicieron de ese lugar su nueva casa.
Con el tiempo Spark debido a esa aventura, se convirtió en un experimentado explorador y en esas estaba, cuando en una vereda nueva conoció a una Dina muy hermosa que lo cautivó, por lo que él también hizo su propia familia, tuvieron once pequeños Dinos, siete machos y cuatro hembras.
Fue una hermosa familia que llegó a ser muy famosa en ese Clan del linaje de los Dinosaurios, porque el Valiente Spark fue el que descubrió La Nueva Tierra.