Soy un joven encontrándole sentido a esta vida

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No merecía que me dejarás, hice hasta lo imposible para que no te fueras, pero no bastó mi amor profundo, volaste sin parar porque querías alcanzar tus sueños, y yo era un impedimento, era esa cadena opresora, esa desviación en tu camino.

No era mi intención sonar como un poeta, solo estaba describiendo un pasaje oscuro de mi vida. Aunque ya analizando con la mente fría, yo apagué la luz de mi entendimiento. Tal vez porque no quería dejarte libre, y más que nada porque no entendía la esencia de esa tu libertad tan añorada.

Esta historia pudo haber tenido otro tipo de final, pero se interpuso ese pensamiento obtuso provocado por mis experiencias diferentes a las tuyas.

En mi casa la libertad no es bienvenida, porque mi padre prefiere mantenernos presos de su manera de percibir esa palabra soñadora. A mi progenitor le cortaron las alas en su juventud, lo menospreciaron, lo hicieron menos. Y eso bastó para marcarlo y para detener cualquier tipo de sueño en su familia.

He seguido muy de cerca tus pasos cariño mío. Hoy ya hace un año de tu partida inesperada, y no puedo dejar de aplaudirte por el tipo de crecimiento que has tenido. Tú eres mi inspiración a la distancia, esa tenacidad, esa lucha me motivan, para encontrarme justo en este momento descubriendo ese mundo, que se encuentra a la vuelta de la esquina esperando por mí, soñando por mí, e impulsándome hacia el logro de mis más preciados sueños.

Ahora entiendo porque te fuiste. Nuestra relación se encontraba estacionada en un mar de confuso oleaje impertinente. Habíamos entrado en una etapa de costumbrismo y vacíos insustanciales del alma, donde ya no había nada por descubrir, donde la desesperanza y el desasosiego, ya estaban posicionados, en lo más profundo de nuestros corazones.

Mi edad en nada me ayuda, más bien me oprime y me confunde, con sus modos y sus maneras de esta adolescencia incomprensible y opresora. Pero no me rindo porque no me está permitido hacerlo, sobre todo cuando ya está claro en mi mente a lo que pretendo dedicarme el resto de mi vida: quiero ser el portador de buenas nuevas, de alegrías desbordantes, de ponerme al servicio de los demás, aunque eso parezca una locura juvenil de este momento.

Tal vez pueda sonar raro e incomprensible, tal vez no exista nadie que me entienda, pero dentro de esta soledad por voluntad propia, existe un soñador en perpetuo crecimiento, y eso para mí es más que suficiente, si quiero alcanzar mi libertad, y esa paz que hoy se encuentran coqueteando con mí vida.