Soy la que está siempre presente, aunque solo noten mi presencia cuando necesitan que les resuelva alguna obligación, deseo o necesidad. Soy la que siempre tiene una sonrisa para ofrecer aunque tenga el corazón roto. Soy la que siempre está para respaldarlos aun cuando no esté de acuerdo. Soy la que procura abrir las puertas de un hogar agradable aunque me hayan traicionado. Soy la que se levanta sola cuando tengo algún tropiezo, y no me hago la víctima ni estoy reclamando nada, pues sé que si no recibo una palabra de aliento de la gente que vive bajo mi mismo techo, es porque me ven tan fuerte y poderosa que, sencillamente, no saben cómo reaccionar… Tan fácil que sería darme un abrazo en silencio que signifique un sincero “te quiero”.
Soy la que no se rinde ante las adversidades, la que busca soluciones en lugar de excusas, la que aprende de sus errores y los convierte en oportunidades. Soy la que se atreve a soñar y a luchar por sus sueños, la que no se deja intimidar por las críticas ni por los obstáculos, la que se respeta a sí misma y respeta a los demás. Soy la que se ama y se acepta tal como es, la que se cuida y se valora, la que se reconoce y se celebra.
Soy la que no espera nada de nadie, la que se basta y se sobra, la que se da cuenta de que su felicidad depende solo de ella. Soy la que no necesita la aprobación ni el reconocimiento de los demás, la que se siente orgullosa de su esencia y de su trayectoria. Soy la que no teme al cambio ni a la incertidumbre, la que se adapta y se reinventa, la que se aventura y se sorprende.
Soy la que está siempre presente, aunque solo noten mi presencia cuando necesitan que les resuelva alguna obligación, deseo o necesidad. Pero también soy la que se merece ser vista, escuchada y valorada, la que se merece ser amada, apoyada y respetada, la que se merece ser feliz, plena y libre.
Soy la que está siempre presente, pero también soy la que tiene derecho a estar ausente. A ausentarse de lo que le hace daño, de lo que le resta, de lo que le limita. A ausentarse de lo que no le aporta, de lo que no le inspira, de lo que no le motiva.
Soy la que está siempre presente, pero también soy la que tiene derecho a estar presente para sí misma. A estar presente en sus propios proyectos, en sus propias pasiones, en sus propias ilusiones. A estar presente en su propio crecimiento, en su propia realización, en su propia satisfacción.
