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Nada salía como yo deseaba, me sentía enojada, triste y frustrada. Entonces decidí «tirar la toalla» porque ya estaba harta de que las cosas no resultaran a mi favor. Y fue así como mis sueños se fueron quedando, uno a uno, en el cajón de mi mesita de noche.

Seguía deseando tener aquella casa que imaginé desde que era joven, de dos plantas, con una cocina muy amplia, con maravillosos jardines al frente y mi mágica terraza atrás, una casa hermosa y muy iluminada, con grandes ventanas desde donde podría observar aquel auto rojo cereza que también, tantas y tantas veces, soñé tener.

También quería una familia perfecta, como esas que sólo se ven en los anuncios de bienes raíces, de seguros de vida o de viajes a la playa de esos que incluyen el traslado en avión. Una familia con dos hijos, niño y niña, y un perro de esos que son parte de la familia, sí, un fiel perro o tal vez dos. Imaginaba una y otra vez las tardes que pasaríamos conviviendo, jugando, almorzando o simplemente, viendo una buena película en el televisor.

La hechicera

Cuando me sentí más frustrada que nunca, porque parecía que nada de esos sueños que yo tenía desde la infancia, podrían hacerse realidad, me encontré con una hechicera, que vestía como una hermosa gitana, y usando sus artes extrañas, leyó en mis ojos la tristeza y en mis manos el dolor.

Se ofreció a enseñarme parte de sus artes, y a desarrollar en mi, el poder de ver mi futuro… al principio, obviamente, yo no le creí, pero me aventuré a intentarlo porque, después de todo, no tenía nada que perder y quizás me podría hasta divertir.

La hechicera puso en mis manos una bola de cristal, y me pidió que describiera claramente todo lo que yo deseaba recibir, y mientras lo iba describiendo lo iría visualizando en esa brillante y extrañamente ligera bola de cristal. Pude ver exactamente lo que yo deseaba, la casa, el auto, la familia… ¡la vida de mis sueños! Yo estaba realmente sorprendida ¡Todo parecía tan real!

El plan

El siguiente paso, fue elegir el orden de cada uno de mis deseos, y decidir cual sería el primero que se haría realidad. Ya que lo había elegido, tenía que concentrarme nuevamente en la bola de cristal y pedirle que me mostrara paso a paso, y con toda claridad, como llegar a obtenerlo, y todo lo que debía llevar para el camino, herramientas, conocimientos y algunas banditas o ungüentos, por si me llegaba a tropezar.

En esta parte, la hechicera me sugirió anotar en una libreta todo, absolutamente todo lo que la bola de cristal me fue revelando, para que lo tuviera presente al iniciar mi viaje y que nada se me fuera a olvidar y tampoco corriera el riesgo de desviar la ruta señalada por mi maravillosa bola de cristal… Así lo hice… Ya para ese momento, sin darme cuenta, había recuperado el entusiasmo por ver materializados mis sueños, y comencé a caminar de acuerdo a las revelaciones que estaba recibiendo.

El camino estaba trazado, mi futuro estaba definido y decidido… ¡Nada podría fallar!

Todo lo que creas lo puedes lograr

Todos tenemos el poder de la clarividencia, todos lo podemos desarrollar… No se trata de adivinar el futuro, se trata de crearlo, construirlo, día a día, sabiendo exactamente lo que quieres, con absoluta claridad, y teniendo un plan bien estructurado, que será tu ruta para lograr ver tus deseos hechos una hermosa realidad.

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