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Siento como el mar golpea el barco, he sentido esto todos los días desde hace tiempo, tanto tiempo que ya no sé qué día es, tanto tiempo que estoy encerrado en este camarote que ha sido mi prisión.

¿Cómo llegue a este lugar?

Lo último que recuerdo fue que estaba en un bar para olvidar, pero ¿qué quería olvidar? Mis recuerdos son muy limitados solo recuerdo una pelea y una botella llegando a mi frente, desperté en este lugar; fue hasta el tercer o cuarto día cuando un marinero que hablaba un poco español o eso parecía me llevo a cubierta, pude ver por primera vez el predicamento en el que me encontraba, parecía un barco de pesca pero ¿porque estaba ahí? me llevaron hasta el puente donde me presentaron al capitán un hombre de más de 50 años, con un portugués fluido me dio a entender que no podre abandonar la nave hasta que haya completado dos viajes en ella; rogué por mi libertad pero no fui escuchado, resignado me llevaron a la cubierta donde estuve trabajando para ganarme un poco de comida, los días eran casi igual ayudaba a echar las redes al mar después de un rato las sacaban y empezaba la labor de separar los peces de las demás cosas que había atrapado la red, luego me daban una especie de guiso de papa y algo de carne, al caer la noche era llevado al camarote –siempre lo cierran con llave- así fue por semanas, los días que no echábamos las redes ayudaba a limpiar el pescado una pequeña parte iba a parar en la cocina pero la gran mayoría iba a las bodegas del barco cerca de donde me quedaba.


Un día después de haber echado las redes uno de los marineros vino por mí para encerrarme en mi camarote pero ahora escuche algo distinto al cerrojo y candado de siempre; pareciera que pusieron algo más delante de la puerta, no logre ver nada del exterior, intente empujar algo la puerta pero no se movió nada, me recosté en el catre que tenía y al rato me quede dormido; cuando desperté vi que en la pequeña mesa que tenía estaba mi ración de comida y algo de agua, al día siguiente me incorpore a mis tareas y pude enterarme que una patrulla subió al barco hacer una inspección, al parecer todo salió bien y continuamos el viaje, me di cuenta que cada vez que estábamos cerca de algún puerto me encerraban por varias horas.

Un día frustrado en mi idea de escapar pedí audiencia con el capitán, este me dijo que aún no llegábamos a puerto y me repitió el convenio, ya no quise discutir y regrese a la cubierta, cuando estaba limpiando el pescado le pregunte a uno de los marineros que ¿cuándo tocábamos tierra? él se rascaba la cabeza como si no entendiera mi pregunta me dio a entender que teníamos menos de dos semana de haber salido de Da Nang, ¿cómo puede ser que no me haya dado cuenta?, por semanas intentaba adivinar hacia donde nos dirigíamos; no pude saber el lugar preciso o la ruta más próxima, las semanas siguieron y mi paciencia se había agotado, decidí que escaparía no me importaba morir en el intento así que solo espere el momento.


No hubo que esperar mucho tiempo; al parecer volvimos a tocar tierra y me volvieron a encerrar por varias horas, cuando salí pude ver que sobre la cubierta había tablas de madera de distintos tamaños pero desconocía para que se iban a utilizar, decidí utilizar algo de esa madera para escapar si mis cálculos no fallaban estaría a pocos días del puerto más cercano, una noche de luna llena decidí poner en acción mi plan, cerca de la hora que dejaba la cubierta uno de los marinos me escoltaba a mi camarote cuando bajamos de la cubierta tome una pieza de metal suelta que había ocultado previamente y la utilice contra el pobre marino hasta que no se pudo levantar no revise si aún estaba vivo o no; eso no me importo así que con mucho cuidado subí a la cubierta intente tomar un trozo de madera lo suficientemente grande para usarlo de balsa, por un descuido al jalar la tabla esta tiro al suelo varias haciendo mucho ruido, tome la decisión de seguir adelante; antes de terminar esta frase unos marinos habían salido y al verme intentaron detenerme, golpee a uno o dos tome la tabla y me arroje al mar para mi mala fortuna la tabla no era lo suficientemente fuerte para soportar mi peso y se hundía cada vez que intentaba subir a ella, así que decidí solo usarla para no ahogarme; pase toda la noche procurando no hundirme, cuando amanecía pude ver que no había nada alrededor las fuerzas me abandonaban y alcance a ver un bote a lo lejos y le empecé hacer señas, después de un rato pude darme cuenta que me vieron y se dirigieron hacia mí, antes que pudiera ver a mis rescatadores la fatiga y el cansancio me vencieron.


Cuando desperté me lleve una gran decepción, ¡me encontraba en el camarote! Intente abrir la puerta pero estaba cerrada, les grite por varios minutos y al parecer me oyeron, la puerta se abrió y el capitán apareció detrás de ella, movió la cabeza de izquierda a derecha y me reprocho el intento de escape, también me ordenaba desistir de algún nuevo intento, una de las ultimas cosas que dijo antes de salir fue que ya no subiría a la cubierta y solo se me servirá una ración de comida y agua al día.

Cerro la puerta y me quede en un rincón esperando, así siguió por días, había perdido la cuenta del tiempo y no sabía si era día o noche.

Sentía que dormía mucho a veces solo cuando me traían la comida calculaba el tiempo, también veía que cada vez me traían una ración más grande que la anterior; llegue al punto de creer que estaban preparándome para dejar el barco, volvieron a pasar los días pero ya no recibía visitas pero tenía suficiente agua y comida, ya me había acostumbrado al movimiento del barco con las olas, la desesperación de los días me volvían a enloquecer -¿ya se olvidaron de mí?- Me pregunté, la soledad me volvió a motivar a un nuevo intento de escape, tome la decisión y me jugaría todo en este nuevo intento, rompí la pata de la mesa y de la silla estas serían las únicas armas que tendré no me importo que me oyeran así que usando la pata de la mesa como garrote arremetí contra la puerta y la golpeaba con el hombro hasta que sentí que cedió, tome un breve descanso y tome mi garrote con una mano y la pata de la silla con la otra y volví a cargar contra la puerta con todas mis fuerzas, esta cedió por completo cayendo al suelo y creo que me desmaye del esfuerzo; al abrir los ojos una luz me deslumbro escuche el mar a mi alrededor, cuando mi vista se acostumbró vi la terrible verdad; estaba en un pequeño bote que la mayor parte era una copia fiel al camarote, sin remos ni timón estaba a la deriva sin saber qué rumbo tomo el barco ni cuantos días llevaba así, al ver mi suerte ate cabos y por fin descubrí porque los días y las distancias parecían olvidarlas ¡la comida!


Debió tener algo que me hacía dormir con eso en mente volví adentro a ver qué podía hacer, en el suelo donde estaba la mesa destrozada vi una canasta de frutas de esta había caído un sobre lo tome y vi que dentro traía escrito algo así.

¡Tú no puedes escapar de tu destino!, ¡tenías que recibir tu castigo!, apoco ¿creíste que no lo recibirías?, la justicia siempre llega.
¿Recuerdas a la familia que le hiciste daño?, ¿a la que heriste?, ¿a la que confió en ti y aun así les hiciste daño?, yo te busque día y noche para que pagaras por todo el daño que le hiciste a ella, quede en la ruina pero te encontré, después de tantos años y te hice pagar cada día que la humillaste, cada vez que la golpeaste, ahora como estocada final te doy tu viaje que tanto querías y le decías el día que te fuiste de su vida aquí está el viaje en solitario que querías emprender ahora disfrútalo.

Solté la carta y me puse a llorar, ahora recuerdo todo, la recuerdo a ella y a sus hijos, yo la herí, la humille porque no sabía que iba hacer me descontrole e hice que ella pagara por todo, desquite mi frustración con ella hasta el punto que la abandone a su suerte. Aun la recuerdo a ella llorando en la sala, rogando que no me fuera pero ya lo había decidido iba a emprender el viaje solo fue lo último que dije antes de azotarle la puerta.


Sé que no merezco perdón y lo que me pasa ahora es el justo castigo por mis actos.

Estoy escribiendo esto para que vean que mi arrepentimiento es sincero aunque sé que no la leerás ni tampoco el capitán de ese barco que fue el ejecutor de este castigo; solo imploro su perdón y esperare mi inevitable final, ahora siento que el viento se hace más fuerte y el mar se agita más, ¡dios mío! Una tormenta se aproxima no creo que este bote la soporte si he de morir que así sea.

Esta nota fue encontrada cerca del cabo de buena esperanza no se sabe su procedencia ni su autor.

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