Hoy en día, las redes sociales dan voz a personas, acontecimientos y causas, a las cuales antes era difícil acceder. Pero desafortunadamente, también han abierto la oportunidad de difusión a una gran cantidad de noticias falsas.
Los que compartimos noticias, enlaces, cadenas, poco sabemos del verdadero alcance que estas pueden llegar a tener. Las cosas ya no son tan sencillas como comentar algo entre los más cercanos, lo que antes sólo alcanzaba a ser un «chisme» entre amigos o familiares, hoy puede ser la causa de un gran movimiento mundial.
El objetivo de escribir esto, es compartir mi inquietud con el lector, que estoy segura que como yo, se preocupa por esta situación.
Hace un tiempo se compartió en internet una foto de un joven, en un camión, que miraba insistentemente a una señorita, la cual, se sintió incómoda, pero lejos de buscar una solución ahí mismo, prefirió tomar la foto y ventilarlo en redes como un libidinoso acosador, y después al indagar un poco más, se di0 cuenta que el joven padecía un retraso mental, y que por eso miraba perdido hacia su horizonte, ese horizonte en el cual ella se había entrometido tanto física como moralmente, no solo le estorbó su punto de vista, sino que le ocasionó un daño al exhibirlo y hacerle esa falsa acusación.
¿Cuántos casos como este habremos visto desde que nació el internet y cuantos habrán sucedido sin que nos enteremos?
La cultura de lo viral, añadida a la imperante mala costumbre de no leer hasta el final, son el inicio de largas cadenas de rumores y de noticias falsas que, como decían las señoras de antes, se corren como hilo de media, o lo que es lo mismo, una vez dado el clic en «publicar», ya nada detiene los efectos que esa noticia o comentario pudiera desatar.
La invitación es a pensar, a meditar, pero sobre todo a leer y a ver completo el panorama que tenemos enfrente, a ser empáticos y pensar a cuántas personas podemos afectar compartiendo «noticias virales», sin corroborar su veracidad, a dejar de darle a las redes más poder del que es conveniente que tengan.
Vamos a dejar de difundir rumores o noticias sin confirmar, démosle oportunidad a la charla, a la plática persona a persona.
Tratemos de hablar o escribir solo lo que esté bien comprobado, ya que en las redes, lo que sube, ya no baja, y las noticias entran en un círculo sin final, pero con regreso más que probable a su punto de salida. Gracias.