Un jueves santo hice mi primera comunión, aquella ocasión, siendo yo un niño, observé en silencio la procesión del lavatorio de pies que efectuaba el párroco de la iglesia. Y me quedé en silencio. Con ternura el padre nos lavaba los pies a los que iniciábamos en la fe Cristiana. Después de ese suceso, cuando algo me asombraba, o simplemente descubría en la naturaleza cosas nuevas, me quedaba en silencio y sonreía.
El silencio es una virtud, y hacerlo a diario, cómo disciplina nos ayuda para perfeccionarnos, el arte del silencio y la tranquilidad. Es muy beneficioso.
Tener paz interior nos imparte tranquilidad mental, porque la mente también debe guardar silencio para poder disfrutar de lleno de ese estado de tranquilidad y quietud. Cuando hay quietud en nuestra mente todo se alinea, nuestro organismo se afina y nos sentimos plenos. La enfermedad se ausenta.
En silencio he escrito mis textos, así como en silencio agradezco todas las cosas del cielo y de la tierra. ¡Hoy comprendo tantas cosas!
Las cosas no ocurren al azar o por casualidad. Todo sucede de acuerdo con un plan maravilloso y más profundo de lo que sabemos. El poder de Dios se manifiesta a través de la vida, afecta nuestro destino personal y el del mundo en el que vivimos. No te quedes con la mentira que dice que todo ocurre por casualidad, que no hay propósito ni razón de ser y no estás llegando a ninguna parte.
El plan de Dios marcha según lo previsto y todo ocurre en el momento y lugar preciso de acuerdo a su voluntad. ¡Todo tiene su razón de ser! Dar gracias por otra oportunidad de vida por parte del universo es crear un vínculo de alegría y sobre todo de fe.
Estoy vivo y sigo maravillándome de todo lo que me rodea.
Si te das una pausa, disfrutas de lo que te rodea, te darás cuenta de las bellezas que te esperan, la perfección del plan de Dios para tu vida, el esplendor de tu destino y el complejo orden de tu vida, jamás te preocuparías tanto por las batallas de esta vida ni pasarías tanto tiempo con preocupaciones y afanes.
Deja a un lado las noticias especulativas, que si el gobierno, si sus súbditos, eso que lo vean los políticos, tu céntrate en tu familia, tu trabajo, y aquellos seres que te aman y aprecian.
Tu vida está en sus manos. Tu vida le pertenece a Dios. Él no dejará que te toque nada que no vaya a ser hermoso y bueno algún día, cuando lo veas desde su perspectiva. Todo es cuestión de fe. Y sobre todo de amor y trabajo.
No tienes motivo para temer el futuro; está seguro en sus manos. Ahora que lo sabes, manos a la obra! Te lo dice tu amigo de la eterna sonrisa.
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