Quizá creciste con la idea de que ser ambicioso es algo malo, pecaminoso y de gente sin buen corazón. Posiblemente sembraron en tu vida la creencia de que sólo los pobres entran al reino de los cielos, o te convencieron de que los ricos y poderoso siempre terminan mal y jamás serán felices.
Todos esos argumentos, han sido excelentes ideas para los guiones de las telenovelas, principalmente las que se produjeron en las décadas de los 60’s y 70’s… Pero para la vida real, ni en aquel entonces ni hoy, son conceptos prácticos para lograr construir una vida exitosa.
Vivir en una pequeña habitación con techo de lámina y piso de tierra, no es algo malo, lo malo es conformarte con eso sin hacer nada para poder vivir en esa casa grande y hermosa con la que sueñas. Lo mismo aplica con tu auto, tu empleo, tu ropa, tus amistades, tu cultura, tus vacaciones y todo, absolutamente todo lo relacionado con tu vida.
Tienes lo que pides
Una persona acudió a mí para pedirme cincuenta pesos para comprar la comida de ese día, sin dudarlo se los di y cada una seguimos con nuestras vidas.
Pocos días después, a raíz de que publiqué en mis redes sociales las fotos de un maravilloso paseo que tuve, aquella persona que me había pedido apoyo económico, me mandó algunos mensajes, muy indignada, y lanzándome algunos insultos porque, de acuerdo a sus palabras, no entendía cómo pude ser tan egoísta dándole sólo cincuenta pesos cuando era obvio que pude haberle dado mucho más.
Ella me pidió cincuenta pesos, sin tener obligación alguna, yo accedí y le di justo lo que ella pidió… ¿En dónde estuvo mi egoísmo?
La vida te da lo que mereces
A la vida le gusta que le pidamos con nuestras acciones, con nuestra fe en nosotros mismos, con nuestra disciplina y a un nivel directamente proporcional al nivel de nuestra autoestima.
Si pides poco recibes poco, pide en grande y con la certeza de que lo mereces
Y tú ¿Qué esperas de tu vida y qué estás haciendo para recibirlo?
