Veníamos mi hija Gely y yo de la colonia Infonavit Monterreal y nos dirigimos a la colonia Jardines del Canadá, en Escobedo Nuevo León, a la casa de mis suegros y ni siquiera sospechábamos lo que íbamos a vivir esa noche que cambiaría la forma de ver la vida.
El reloj marcaba las 11 de la noche yo manejaba una camioneta Ranger cabina y media de color verde, mi hija venía como copiloto y ambos veníamos platicando, cuando apenas íbamos a pasar por la florería que está frente a la funeraria antes de llegar a Donato Elizondo en la colonia las Encinas.
Cómo me llevo muy bien con mi hija y bromeamos mucho le dije mira que muchachona va ahí, de espaldas iba una exuberante mujer de muy buen ver.
Yo la había visto de espaldas y traía un pantalón de mezclilla con una blusa pegada al cuerpo por lo que la mujer de lejos tenía una buena figura, estaba de muy buen ver, ella llamaba la atención.
«Hay Ap’a, deje de ver esas cosas» me dijo mi hija y yo le di más despacio, para hacer que se enojara, pero cuando ella volteo a verla se asustó mucho y me gritó: «Dale rápido papá, dale rápido papá es una bruja».
Pero cuando yo volteo a verla, ella también lo hace y tenía su rostro desfigurado, me dio mucho miedo, los bellos se me erizaron y la piel se me puso de gallina, como comúnmente dice la gente.
Su rostro desfigurado no era por un accidente o enfermedad era algo terrorífico del más allá, no se si sería la muerte, una bruja o una mujer fantasma, no me quedé a preguntarle, le metí la pata al acelerador para alejarnos lo más rápido posible de ese espantoso ser. Pero ella empezó a seguirnos, como que ya no tocaba el piso.
Mi hija gritaba, yo trataba de calmarla y en eso volteo nuevamente por el espejo y sucedió algo muy extraño ya no había nadie. La mujer había desaparecido.
Así es, ya no se veía a la mujer, le dije a Gely: dime si tú la vez y ella más tranquila me dijo: «ya no la veo».
Con un poco de miedo paré el vehículo y me bajé para ver si la veía, pero ya no había nada, solamente a lo lejos estaba la funeraria con una leve luz encendida.
Nunca supe si ese día se estaba velando a alguien en los funerales y lo que vimos fue el fantasma que salió a dar su último paseo o si simplemente era lo que dijo mi hija una horrible bruja.
Por Dios que lo que te cuento fue verdad y aquí está mi hija y ella también la vió (Gely confirmó lo dicho por su padre, para ella lo que vieron esa noche era una bruja).
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Esta historia es verídica y me fue narrada por Javier X 8Se omite su apellido por razonez Obvias), uno de los muchos residentes del municipio de Escobedo, Nuevo León.
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