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14 de agosto 1994.


El día de ayer llegó al sanatorio donde trabajó un hombre que se encontraba en situación de calle; el director me pidió que lo revisara fui a la habitación donde estaba y pude ver que estaba sujeto a la cama y dormido a causa de los calmantes, pude ver que tenía cerca de 70 años; lo estaba mirando cuando volvió en sí, el empezó a gritar diciendo cosas incoherentes, no tuve más remedio que llamar a los enfermeros para que lo contuvieran.


17 de agosto.


El director volvió asignarme a esta persona y quería saber más de él y saber el tratamiento que deberá tener si es que lo necesitara.
Fui a su habitación y aún seguía sujeto a la cama, pero más tranquilo, cuando me miró empezó a pedirme ayuda, intenté preguntarle de la mejor manera posible en que lo podía ayudar.


El empezó a decirme que su nombre era Armando N. Y me dio su dirección y que les avisara a sus familiares que estaba en la clínica; así lo hice, pero me lleve una sorpresa muy grande la persona que vivía en esa dirección con ese nombre era un joven de 16 años y tiene una semana desaparecido el mismo tiempo que tiene nuestro desconocido de haber ingresado.


Le comenté lo que había descubierto el soltó varias lagrimas solo repetía ¡me arruinó la vida! ¡me arruinó la vida!; ordené que le pusieran un tranquilizante para que descansara y me dirigí a ver a los otros pacientes; regrese antes de terminar mi turno y pude ver que él estaba mirando a la nada, no quise entrar así que me fui a mi casa.


20 de agosto.


Al día siguiente lo fui a ver y me había propuesto saber todo lo referente a su padecimiento y saber qué fue lo que lo produjo y tal vez poder tratarlo. El paciente que lo llamare Armando como él dijo, ¿Qué te paso? -Le pregunte- y el volvió a mirar a la nada antes de pronunciar una palabra, giro su cabeza hacia mí y me dijo no me creerá lo que paso y porque estoy así viví toda mi vida huyendo y ahora regreso al punto de partida; tome nota de eso; después de unos minutos logré calmar a Armando, estaba listo para irme cuando me tomo de la mano y me suplicó que no me fuera.


Estuve con el un par de horas más hasta que durmió, le prometí regresar para que me contara toda la historia y poner fin a este misterio.


30 de agosto.


Terminé con los pacientes y todos los pendientes y me propuse no separarme de Armando hasta saber toda su historia.
Él se encontraba calmado mirando por la ventana; lo saludé y me reprochó mi ausencia por varios días, le expliqué que quería estar libre para poder escuchar su historia.


Armando solo se limitó a decir- ¿para qué contar lo que me pasó? Si no me lo creerán-, le aseguré que le pondría toda la atención posible; después de varios minutos logré convencerlo.


Armando pidió que no le preguntara nada al menos que fuera necesario; estuve de acuerdo, llame a una enfermera para que nadie nos molestara.


Puse una grabadora frente a Armando y dejé que el iniciará cuando estuviera listo.


Armando presiono el botón y empezó su narración.


Mi día comenzó normal, me preparé para ir al colegio, pero ese día tenía otros planes; decidí que me iba a pasar todo el día en la patineta, tomé el camino de siempre para aparentar, pero a mitad de camino entre a los callejones hasta llegar a la calle principal así que decidí cruzar la con la patineta antes de que se pusiera la luz verde; era una maniobra peligrosa que cualquier movimiento erróneo podría provocar que me atropellen.


Coloque un pie en la tabla y el otro listo para agarrar impulso, espere que pasara el ultimo auto y antes de dar el primer paso una mano tomo mi brazo y me arrojo a un grupo de bolsas de basura que se encontraban apiladas.


Lo extraño es que no podía moverme; empecé a desesperarme cuando una persona se me acerco diciéndome.


¡No te esfuerces! al tomarte del brazo te puse un relajante que te dejara así un tiempo, te daré un regalo -tomo mi brazo- este reloj que no es precisamente un reloj; es un dispositivo que puede medir las coordenadas de cualquier punto en la tierra, también mide el tiempo; en pocas palabras puedes viajar por la cuarta dimensión.


Vez este tubo parecido a un termómetro cuando se llene significa que tiene suficiente carga para dar un salto a cualquier lugar y tiempo, pero antes de realizarlo sonará una pequeña alarma que indica que hay carga y segundos después otra alarma cuando las coordenadas del salto estén listas; te programe el dispositivo para que de 200 saltos al azar.


Tendrás que moverte mucho es la única manera de cargar la energía, tampoco intentes quitártelo porque te quedarás en ese lugar sin poder regresar, por último el salto te dará un golpe en el pecho y cuando llegues el contador restará un salto.


-¡Disfruta el viaje!-dijo y presiono un botón del reloj que así lo llamaré en adelante; dio unos pasos hacia atrás antes de la primera alarma y la segunda sonó casi de inmediato y un gran dolor en el pecho empecé a sentir y una luz me segó por completo, cuando recuperé la vista pude ver que estaba en otro lugar; vi el reloj y su único número era el 199, el tubo estaba casi lleno así que decidí explorar el lugar y pude encontrar un edificio que estaba vacío, por la ventana pude ver un calendario con el año 1942, un oficial salió detrás del edificio y me gritó ¡que estas haciendo aquí!; le respondí que estaba perdido, luego añadió los chicos de tu edad se están enlistado deberías ir con ellos.


Me puse en dirección al centro de reclutamiento para que el oficial no me dijera nada más; durante el breve trayecto que di pude ver que estaba en plena guerra, no pude ver más; la alarma sonó y una nueva descarga volvió a suceder y al aclarar mi vista estaba en otro lugar; me empecé a acostumbrar a este fenómeno pero después del salto número 50 la carga tardaba días, luego semanas hasta meses; durante esta etapa empecé a mendigar para no pasar hambre y esto me provocó ir a parar varias veces a la cárcel, tuve que hacer varios trabajos para sobrevivir hasta que pudiera volver a saltar, así estuve por varios años siempre soñando en regresar a mi hogar.


El salto 100 llegó y me encontré en los años treinta, ese fue el tiempo más largo entre saltos, empecé a trabajar en una fábrica automotriz; todos los días durante los siguientes tres años labore en ese lugar hasta que un día me estaba preparando para iniciar mi jornada cuando escuché la alarma ese ruido no me dio tiempo en prepararme y antes que pudiera coger mi dinero o alguna de mis cosas llego el dolor en el pecho y la luz cegó mi vista, cuando volvió pude ver que me encontraba en un sembradío las espigas aun no estaban listas para la cosecha así que no vería a gente cerca continúe por el camino que encontré y llegue al pueblo más cercano ahí pude averiguar la fecha había transcurrido solo dos años; me pude enterar que la fábrica donde trabaje sufrió un incendio sin explicación que dejo varios heridos y un desaparecido que nunca apareció el cuerpo.


Por si acaso no volvería por esos lugares por si alguien del lugar me reconociera y no tendría un argumento convincente que darles; por días volví a mendigar hasta que junte lo suficiente para irme de la zona.


Llegue a una región rural donde el cacique del lugar era la ley, logre conseguir un trabajo en la hacienda del cacique y tuve mucha suerte de que nadie me conociera ni haya oído del incendio de la fábrica; trabajaba toda la jornada y cada noche revisaba el reloj para ver su avance que volvía hacer lento.


Dos años pasaron y mi gran desgracia vino cuando conocí a una bella joven, ella pasaba todos los días cerca de donde trabajaba y todos los trabajadores sacaban sus mejores piropos; un día me tope con ella y le ayude con los paquetes que traía, la acompañe hasta su casa y descubrí que era la hija del cacique, sin querer nos enamoramos y los días posteriores fueron muy felices.


El padre de la chica no ponía ninguna objeción a nuestra relación; un día fui llamado a la hacienda, ahí mi futuro suegro me dio el puesto de caporal el cual acepté con gusto, prometí que con esto ya podía dar el siguiente paso que era formal una familia, mi suegro sonrió.


Un poco más de un año había pasado y llego el gran día, el pueblo estaba de fiesta por la boda y yo estaba preparándome para la ocasión, ya estaba listo le estaba dando los últimos toques a mi apariencia y cuando me vi al espejo por última vez y antes de salir escucho la ¡maldita alarma!; antes que sonara la segunda intente arrancarme el reloj pero no lo conseguí.


Cuando logre recuperar mi vista me encontraba en un parque a altas horas de la noche, ahí me quedé hasta que amaneció, inmediatamente me informe de la fecha y donde estaba; me entero que habían pasado dos años y estaba a tres estados de distancia, vendiendo el traje que llevaba puesto me puse en camino de regreso esperando que me creyeran mi historia.


Al llegar al pueblo me sorprendió verlo diferente, en la plaza encontré a varias personas entre ellas reconocí a un trabajador, me acercó y veo que había estado tomando, el abre sus ojos y me ve lo primero que hace es golpearme en la cara, luego pronuncia varias groserías y reclamos; con eso me dio a entender la terrible situación en la que me encontraba.


Me entero que mi futura esposa al ver que no llegaba a la boda mandó a gente que fuera por mi, cuando regresaron solo dijeron que no me encontraba y que algo extraño pasó en la casa.

A partir de ese día ella se encerró y no habló con nadie por días hasta que murió de tristeza.
Su padre malgasto su fortuna en buscarme y hacerme pagar por el destino de su hija.


Un miedo horrible empezó a crecer en mi y supe que ninguna explicación puede ayudarme, lo único que se me ocurrió es huir del lugar lo más rápido posible.


Así lo hice pero a medio camino del siguiente pueblo mis miedos llegaron; el cacique acompañado de varias personas venían en dirección a donde me encontraba, salí del camino principal y me logré esconder en los matorrales por varias horas; cayendo la tarde salí de mi escondite y continuar mi camino pero la suerte no estaba de mi lado, una persona me alcanzó a ver y empezó a llamar a los demás, salí corriendo lo más rápido que pude pero la gente venía detrás de mi.


Logré ver a lo lejos lo que antes era una iglesia o una construcción, me refugie dentro de ella pero descubrí que era mala idea; la gente la había rodeado impidiéndome mi escape, solo me recosté en una esquina a esperar; cuando escuché que estaban enfrente de la puerta cerré los ojos y como un milagro escuché la alarma, cuando abro los ojos veo al que hubiera sido mi suegro frente a mi con una mirada de odio apuntando con su pistola y la luz volvió a cegarme.


Cuando la recupere estaba en unos matorrales y escuche voces a lo lejos, logre acercarme y pude ver que estaba en el mismo lugar y a lo lejos estaba la construcción donde me escondía pero cerca de ahí me veo entrando con la gente detrás de mi.


Ya no espere y me fui de ahí lo más rápido que pude, jamás regresé a ese lugar ni supe que paso después de mi escape.


Seguí mi vida, sin encariñarse con nadie ni haciendo amistades esperando el siguiente salto. Un día veo el reloj y veo que tenía el número 001 y solo faltaba poco para que se cargara así que solo era cuestión de tiempo para terminar este martirio.


Ya no se cuanto tiempo paso desde que esto comenzó y esperar a dar el último salto ya no me entusiasma como antes; un día desperté debajo de un árbol y estaban cantando unas aves que no me di cuenta que había sonado la alarma, cuando la luz me cegó solo esperé que apareciera en un lugar tranquilo mejor que donde he estado.


Vi vista volvió a regresar y veo casas que se me hacían conocidas y una voz familiar; cuando giré mi cabeza alcance a ver a la persona que me había puesto el reloj, antes que pudiera reaccionar me tomo nuevamente del brazo y me inyecto.


-¡Tardaste mucho!- dijo recogiendo el reloj.


Intente moverme pero el sujeto me tocó el hombro diciendo – ¡calma! Ya terminó- se levantó, guardó en reloj en su bolsillo, tomó un sombrero y se marchó sin decirme una palabra.

Cuando pude moverme corrí hacia mi casa pero al ver mi reflejo en la ventana me detuve y me alejé; empecé a deambular sin rumbo hasta que me trajeron aquí.

01 de septiembre.

Volví a escuchar el relato de Armando y no se si creerlo o considerarlo un delirio; aunque fuera verdad ¿porque motivo alguien le haría eso? Aún no se que decirle al consejo médico que se reunirá la próxima semana para evaluar las alternativas de varios pacientes entre ellos Armando.

La recepción me informa que hay alguien que quiere verme que tiene información de Armando, dejó que pase inmediatamente y delante de mi hay una persona mayor de traje y en sus manos tiene un sombrero. Me saluda y procede a sentarse.

-Yo sé lo que le pasó a Armando y vengo a terminar mi trabajo- dijo poniendo su sombrero sobre mi escritorio
-Por favor explique qué es eso- le suplique al extraño
-Soy una especie de juez, de donde vengo más bien del año de donde provengo se decidió que se podía cambiar el destino de algunas cosas o de personas sin interferir en la historia; la mejor manera es que el culpable pague su delito aunque aún no lo cometiera; Armando en su imprudencia iba a causar la muerte de una persona al arrojarse de esa manera por la calle, de todas maneras, iba a terminar en los tribunales e iba a ser condenado, fue la mejor solución; la persona vive pero el culpable recibió su justo castigo- dijo el extraño tomando su sombrero y dirigiéndose a la puerta.


Lo detuve y le pregunté – ¿quién iba a perder la vida?.
El extraño giro hacia mí, puso su mano en mi hombro se acercó a mi oído y dijo calmadamente – la víctima de Armando era su hija que venía hacia su consultorio para darle la noticia que estaba embarazada-

10 de septiembre


El consejo médico decidió que Armando fuera trasladado a un centro de trastornos mentales para una revisión más exhaustiva, aunque hayan omitido mi reporte tomaron esa decisión; yo aun lo considero sano y apto de sus capacidades mentales, el ya pago por su crimen y para mi esta libre de todo delito.

Anexo del reporte del paciente Armando N no. 435568

Oposición, gobierno y ciudadanía ¿Qué esta pasando?
Ballestrinque

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