Renovarse o morir. Era sábado, el reloj marcaba la 1:30 a.m., llegó un mensaje de WhatsApp de la profesora de las clases de turco, me sorprendió ver que era de ella, ya que tenía tiempo que ella no nos enviaba mensajes. Las clases se habían pospuesto por razones de trabajo.
Cuando escuché el mensaje de voz no le había entendido mucho, ya que entre el horario y el cansancio de toda la semana no daban mucho margen de acción y en otro idioma, pues menos.
Unas horas después desperté y empecé con mis actividades sabatinas y escuché el mensaje con calma y además de saludarnos y de estar contenta por regresar a las clases, dijo algo que me puso a pensar: no se puede solo vivir para trabajar o trabajar para vivir o medio sobrevivir.
En general, tiene razón, uno no puede vivir así, el estar estresado o cansado, te pone de malas con mayor facilidad y hasta puedes terminar en el hospital, al final del día el estrés causa estragos a tu salud y tu vida personal no se vuelve la más plena que desearías tener.
Con unos amigos platicaba sobre el tema de la productividad ya que hay gente a la que no le satisface su trabajo y ahí siguen por “la necesidad” y es lo que los hace estar ahí porque se tiene que pagar la renta, colegiaturas, luz, agua, teléfono y por otro lado las personas que generan ambientes poco favorables y tóxicos con chismes, roces entre los empleados y un largo etcétera.
Si todos dentro de una empresa llevaran sus actividades en paz y armonía, todo sería diferente, suena un poco idealista, pero finalmente es a lo que se aspira dentro de una organización.
Otros por el contrario, mejor deciden dejar sus carreras profesionales a las cuales les dedicaron años de estudio y terminan haciendo cosas totalmente diferentes a lo que consideraron que es su vocación y son felices con la vida que llevan a cabo, conozco arquitectos que decidieron poner un restaurante o ingenieros con su grupo musical y amenizan eventos sociales y son plenos.
Ahí es donde entra la premisa básica de que el éxito no es tener un título universitario colgado en una pared, si no el ser feliz con lo que haces.
Poner todo en una balanza lo bueno y lo malo, lo que te gusta, lo que no, lo que odias o amas, ya que al final del día, el ser humano viene a este mundo a dejar un legado positivo para todos aquellos que están a tu alrededor.
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