Para saberlo, hagamos un test simple:
⁃ ¿Te sientes ofendido cuando alguien es grosero contigo?
⁃ ¿Te entristeces si las cosas no salen cómo quieres?
⁃ Puedes ser amable con quien te sonríe, pero cuando te ponen mala cara, ¿tu actitud cambia?
⁃ ¿Te preocupa lo que opinen de ti los demás?
⁃ ¿Te ocasiona molestia si alguien habla mal de ti?
⁃ ¿Te enoja que te digan mentiras?
⁃ ¿Te molesta que te quieran decir cómo hacer las cosas?
⁃ ¿Te sientes afectado cuando alguien se burla de ti?
Si todas o algunas de tus respuestas son positivas, eres un esclavo de los demás; les has dado el control.
Si tus respuestas son negativas, eres un ser con independencia espiritual, que este es el más alto grado al que como seres humanos podemos aspirar. Tú tienes el control.
Imagina un control de tv en las manos de otros, que cada vez que presionan una tecla tú reaccionas.
Le pican y te enojas. Le pican y te ofendes. Le pican y te entristeces.
Tus emociones, tus sentimientos, tus pensamientos y tus reacciones están siendo controlados por los demás. Por lo que afuera sucede.
Mientras esto sea así, tu sufrimiento no tiene fin. No eres dueño de tu vida. Siempre dependerás de lo externo.
¡Cómo podrías ser feliz si estás dependiendo de los demás? Eso no se puede. Eres susceptible, vulnerable, ofendible y manipulable.
¿Hasta cuándo?
Hasta que les quites el control, y lo manejes tú.
Hasta que seas tú quien determine tu sentir, y tu actuar. Hasta que dejes de reaccionar. Nadie tiene por qué decidir por ti.
Cuando comprendas que los demás tienen derecho a ser groseros o mal encarados, pero eso no impide que tú puedas ser amable.
Cuando comprendas que te pueden mentir y criticar y estar en su derecho, pero no porque ellos sean ignorantes lo tienes que que ser tú.
Si logras entender que todos vamos en el mismo camino, pero llevamos distinto recorrido. Unos hemos caminado más y otros menos, pero eso no nos convierte ni en mejores ni peores.
Si entiendes que todos vamos manejando nuestra vida como mejor sabemos con lo que hasta ahorita tenemos desarrollado, no tienen por qué molestarte los errores de los demás. Hacen lo mejor que pueden.
Sé tú un ejemplo de amor. Muéstrales cómo se hace. Pero hazlo sin palabras. Tu actuar dice mucho más.
Y por favor, no le des tu control a nadie. Se tú quien decide tu comportamiento.