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Los gobiernos no crean empleos, no más allá de los requeridos para la función de su operación, que por cierto deberían ser al mínimo. Los empleos los crean los empresarios, principalmente los micros, pequeños y medianos, en una menor proporción, los grandes. En México el primer segmento aporta el 75% de empleos a la fuerza laboral total; el segundo el resto.

La participación de los gobiernos, en el tema del empleo, debe estar dirigida a crear y propiciar escenarios favorables para los empresarios: tasas de interés razonables, leyes justas, menor burocracia, menor tramitología, leyes tributarias entendibles y de fácil cumplimiento, licitaciones claras y, sobre todo, transparentes.

Los inconformes por naturaleza alzarán la voz y se quejarán del apoyo solicitado para este sector, probablemente se referirán a los empresarios como voraces e insaciables personajes, pero dejan de tomar la lectura completa, una gran parte de los mexicanos lo somos, somos empresarios, porque la definición comprende a todos los que iniciamos algo, no importa el tamaño de tu operación, si solo eres tú en tu cocina preparando dulces o diriges una empresa con cientos de trabajadores, tanto el uno como el otro son empresarios. La segunda atenuante, es que, si no eres empresario, lo más probable es que tu trabajo sea resultado de la iniciativa de uno de estos, tienes un ingreso porque hay alguien que se arriesga semana a semana y mantiene a flote tu fuente de empleo.

Ayudar a surgir, mantenerse o crecer a un empresario, significa apoyar a estos, a los empresarios, pero también a las familias que de él dependen, significa distribuir la riqueza de una manera más equitativa. Un país con una capa empresarial extensa y sólida, es un país fuerte, uno que tiene la posibilidad de ofrecer a sus ciudadanos un buen nivel de vida.

No olvidemos entonces que el empresario es aquel que vende burritos a las 5 de la mañana fuera de la maquiladora, el que elabora heladitos, hasta aquel que con esfuerzo genera 2, 3, 10 o 100 empleos y que cada sábado su principal preocupación es reunir el pago de su gente. No busca dádivas, no busca enlistarse en programas electoreros, él solo sabe de trabajar y lo único que pide es un suelo parejo.

En México históricamente el ser empresario ha sido una carrera, una de resistencia, de perseverancia. El empresario en nuestro país, poco se queja, poco exige, no lo hace porque está ocupado trabajando, los compromisos no esperan, la nómina del sábado no espera.

Mientras la semilla siga germinando, hay esperanza
Mi hijo es gay

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  1. «…tienes un ingreso porque hay alguien que se arriesga semana a semana y mantiene a flote tu fuente de empleo.» Esa frase es tramposa. También puede afirmarse en sentido contrario; tienes un patrimonio porque hay hay alguien que se esfuerza semana a semana y mantiene a flote los activos de tu empresa.
    El empresario es voraz por naturaleza, no comparte la ganancia del trabajo mutuo «generando empleos», sino que se beneficia del esfuerzo colectivo usufructuando inequitativamente el producto resultante. Caso contrario son las cooperativas, donde a cada trabajador le corresponde una parte igual de la ganancia por el trabajo de todos. Ese esquema, desde luego, le aterra al empresario.

    • El texto, según lo entiendo yo, hace referencia a quién inicia el ciclo, si no hay quien arriegue no habrá empleo, tienes razón en lo del vqlor de empleado, ambos lo son, pero creo que lo interpretas desde una posición radical amigo, el empresario lo genera, no el gobierno, pero te fuiste a otro lado, Tu opinión está cargada… no hablan de trabajadores, lo hacen de gobierno.

  2. Excelente escrito de Eduardo…lo leo y LO CREO… Yo soy empresaria y definitivamente me quedo con esto: «En México el ser empresario (a) es una carrera de resistencia y de perseverancia.. ¡No puedo estar más de acuerdo!