– Les dejo esta carta dentro de mi zapato, como cuando era una niña, y no, no hay ningún error. Este año y en esta casa, no hay cartas ni globos de pequeños llenos de ilusiones por este día… La carta está dentro de mi zapato de tacón alto, porque esta vez, la carta es mía… la mamá.
También les dejé un poco de leche y galletas recién horneadas… esas las hice yo, por si llegan con hambre. Sé que el viaje es pesado y la noche aún muy larga… Pero si prefieren dejarlas porque las olvidan o simplemente no se las quieren comer, no se preocupen, yo me las puedo comer con mi café de la mañana… finalmente, ya estoy acostumbrada.
Sabiduría
Hoy quiero pedirles sabiduría para acompañar a mis hijos en sus vidas, pero sin ser una madre entrometida. Ellos ya son adultos y hay ocasiones en que doy mi opinión aún cuando no me la solicitan, y sé que en algunos momentos, quedarme callada sería la mejor opción.
Respeto
También quiero que me traigan una buena dosis de respeto, para dejarlos tomar sus propias decisiones con todo y sus respectivos riesgos, aún cuando yo no esté de acuerdo. Pero que ellos sepan siempre que los amo y que cuentan conmigo por si alguna vez se equivocan y se sienten arrepentidos.
Resiliencia
Quiero pedirles algo más. Una gran caja llenita de resiliencia, para que cuando sucedan cosas que me partan el alma, tome con madurez el control de mis emociones y de manera responsable, sin culpar a nadie más.
Un costal lleno de sonrisas
Dejé junto a mi zapato, un costal vacío para que, por favor, lo llenen de miles de sonrisas, palabras amables y amorosas. Llénenlo hasta arriba, que no se pueda cerrar. Todo lo que me puedan dejar dentro de ese costal, no lo pido para mí, lo quiero para repartirlo con con toda mi familia, mis amigos y hasta con aquella vecina que siempre me ha caído tan mal.
