Que te digan testarudo, loco y terco, porque por más argumentos y razones que te dan, les resulta imposible hacer que renuncies a tus proyectos.
Que te digan testarudo, porque inviertes tu tiempo, tu esfuerzo y tu dinero en construir un gran castillo en vez de conformarte con una casa tradicional y vivir cómodamente como lo hacen todos los demás.
Que te digan testarudo, porque crees en ti y en tu capacidad de hacer realidad todos y cada uno de tus sueños… Porque sabes bien que soñar no es lo mismo que tirarse a dormitar.
Persevera hasta conseguirlo
Cada vez que intentes ser, hacer o tener algo extraordinario, las personas ordinarias van a tratar de convencerte de que es una locura y de que sería más sensato renunciar.
Pero tú, maravillosa y orgullosamente testarudo, no te dejas contagiar por su incredulidad, sino todo lo contrario. Cada vez que alguien dice que no lo vas a lograr, conviertes sus palabras en un reto y te comprometes diciéndote a ti mismo, que esa persona está equivocada, y que lo vas a demostrar.
Y cada nuevo día lo empiezas con entusiasmo y lleno de energía, sabiendo que precisamente ese día vas a avanzar en tu proyecto. Mucho o poco, eso es lo de menos, lo importante es avanzar.
Haz que suceda
Con la mente bien puesta en tu objetivo, sabiendo exactamente a dónde pretendes llegar, vas a construir caminos por dónde no los hay. Irás aplastando la maleza con el peso de tu firme voluntad.
Sabes que puedes hacer todo lo posible para conseguir ser, hacer y tener todo aquello que pareciera ser imposible. Sabes que puedes lograrlo… Sabes que ya es una realidad.
Que te llamen testarudo, loco, terco o como te quieran llamar, que cuando termine tu tiempo, y para la eternidad, seguirás vigente como ejemplo de quien supo vivir a su modo sin importar lo que dicte la sociedad, y siempre estarás presente por tu legado a la humanidad.