Cada amanecer es diferente, es una variedad de colores que se vierten en el horizonte dando de nuevo la alegría de alzar la vista una vez más y dar las gracias.
Cuando el Sol despunta en el horizonte y la sombra hace su aparición se convierte en la frecuencia que genera la magia de un existir excelso y sobre todo bendecido.
Bendecir es volver a entablar la charla amorosa con nuestro yo interior, es hacer que nuestra actitud en torno a la vida sea optimista; sin saberlo contagiamos de alegría, amor, actitud y energía positiva a los que se cruzan por nuestro camino, porque nuestro pensar y las emociones son la semilla de la vida.
Tener un sueño es hacer de las posibilidades un ensamble que perdure durante nuestra estancia terrenal buscando maneras de acertar en nuestras ideas.
Cuando se tiene un objetivo se busca el ¡cómo! se hilvanan una a una las ideas extendiendo la inteligencia y sobre todo la disciplina del poder lograr lo que tanto se anhela. Nuestra vida es consecuencia de nuestros actos, de cada acción que emprendamos ya sea correcta o incorrecta, por eso hay que estar atentos de qué forma vamos a actuar para que lo que cosechemos sea de nuestro agrado, recuerda: la vida jamás olvida, tarde o temprano nos cobra la factura de nuestro actuar.
Hoy deléitate con ser el último color del arcoíris y encuentres las respuestas a tus interrogantes, date tiempo para juntar tus manos y orar, por ti, por los que quieren y no pueden, por los que se fueron y aún más por los que no piensan igual que tú.
Te lo comparte tu amigo de la eterna sonrisa.
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