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¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado o visto escritas expresiones como “Ya vinistes”, “Por fin lo hicistes” o “No me escuchastes”? Resulta tan frecuente encontrarlas en el habla coloquial que mucha gente, al utilizarlas desde la infancia, las reconoce como correctas incluso a pesar de haber ido a la escuela, donde, se supone, deberían ser corregidas, pero, tristemente, muchas veces no es así. Este fenómeno lingüístico se da sobre todo entre las clases populares; sin embargo, personas con mayor grado de estudios no están exentas de cometer este error.

Cuando escuchamos a alguien hablar de este modo, nos resulta inevitable corregir la expresión mentalmente, pero pocos se preguntan a qué se debe que haya gente que diga “hicistes” y no “hiciste”, “comistes” en vez de “comiste”, “ayudastes” en lugar de “ayudaste”.

Alguna vez escuché la explicación a este fenómeno de la siguiente manera: “Luego de la conquista de México, cuando los indígenas aprendían la lengua de los españoles, imitaban su conjugación verbal. Ya saben: ellos dicen ‘vinisteis’, ‘visteis’, ‘dijisteis’, nada más que los antiguos mexicanos lo pronunciaban mal”.

Este argumento es falso: los indígenas nunca aprendieron esa forma de conjugar los verbos porque quienes hablaban así eran los españoles del norte de la Península Ibérica, los castellanos de esa época, quienes no se mezclaron con los indígenas americanos, no formaron un mestizaje con ellos, no tuvieron un contacto tan estrecho. A los que realmente debemos la mezcla de razas que somos los mexicanos y también la lengua que hablamos es a los andaluces (Andalucía actualmente es una comunidad autónoma española cuya capital es Sevilla), quienes sí se mezclaron con los indígenas y no hablaban como los españoles del norte de la Península Ibérica. Su español no es el típico que estamos acostumbrados a escuchar en las películas y series hispanas, por ejemplo. Su español es como el nuestro, el idioma español hablado en América, y ellos no dicen “como gustéis”, por ejemplo, sino “como gustes”.

Entonces, si nuestro español no proviene de los antiguos castellanos, los que decían “vosotros amasteis” en lugar de “ustedes amaron”, ¿de dónde salió el incorrecto “amastes”? Esto se debe a una confusión con los tiempos verbales. Por ejemplo, si conjugamos el verbo “amar” en presente, decimos: “Yo amo, tú amas, él ama…”, etcétera; en pasado, es “Yo amé, tú amaste, él amó… Aquí surge el error, entre “tú amas” y “tú amaste”: como “tú amas”, en presente, termina en “s”, muchos se confunden y dicen “tú amastes” en pasado: le agregan una “s” que no debe ir. Ésta es la verdadera explicación y no una supuesta herencia lingüística mal aplicada.

Resuelto el misterio, ahora puedes empezar a ser más consciente de lo que dices y escribes; en pocas palabras, del buen uso de nuestro idioma español. ¿“Entendistes”?

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