Actualmente el consumismo se ha vuelto un estilo de vida, pero en el fondo es una compulsión que lleva a comprar algo antes de preguntarnos si realmente lo necesitamos. Esta necesidad poco a poco nos crea una adicción por poseer prácticamente todo lo que nos venden a través de la publicidad en los diversos medios de comunicación.
Según el diccionario de la Real Academia, “el consumismo es la tendencia inmoderada de adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”. Esta disposición es generadora de placer, ya que al adquirir objetos nos produce cierta inclinación a desear cada día más cosas, en el afán de mantener un estatus social.
Sin darnos cuenta, todo lo material que ansiamos nos encamina a una felicidad efímera, que se termina justamente cuando tenemos lo que queríamos, y nuevamente nos enfocamos en ver qué nuevo producto deseamos comprar para sentir esa sensación de satisfacción que nuevamente se esfuma en cuestión de minutos. Es un círculo vicioso que ejecutamos perfectamente.
En tiempos pasados, antes del boom del internet, no hacían falta tantas cosas para ser felices, bastaba con cubrir nuestras necesidades básicas. Hoy eso ha cambiado debido a la infinidad de opciones para comprar, lo cual nos lleva a consumir lo de moda, querer tener más, y si no podemos hacerlo, somos infelices.
Una investigación de la Universidad de Bonn titulada “The Joneses Paradox” publicada en noviembre de 2007, determinó, después de escanear el cerebro, que los seres humanos no es que desean tener más para sí mismos, sino que desean tener más que los demás.
Vivimos auto engañándonos pensando que, a través de las cosas que compramos podremos alcanzar la plenitud que buscamos, sin tomar conciencia de nuestras verdaderas necesidades y con qué criterio decidimos qué bienes materiales debemos obtener. Consumir está bien, pero consumir desmedidamente, no.
Cierto.
Gracias por la reflexión 👏👏👏