– Cuando escuchaba que alguien decía aquello de «primero yo, luego yo y siempre yo», se me hacía un nudo en el estómago. ¡Esas palabras me incomodaban tanto! Posiblemente no las entendía o quizá lo que percibía era que lo decían como una frase prefabricada sin un sentido profundo.
En muchas ocasiones, me pareció que quien lo decía, lo hacía para parecer un gran filósofo de la vida, pero sin cubrir el requisito de la sabiduría necesaria. Entonces, no podia transmitirme ningún mensaje de valor.
Después, siendo madre, esposa y amiga, me fuí dejando en casi todo al final, para disfrutar y aprovechar de los privilegios que ofrece la vida día a día. No se si por herencia cultural latina o por mi rebeldía ante la tan gastada frase de «primero yo, luego yo y siempre yo».
Liderazgo
Más tarde, comprendí que era indispensable cambiar mi conducta de sumisión y sacrificio, pues hay personas que siguen mis pasos, empezando por mis hijos, y que lo que yo hago, es la principal manera de enseñarles a vivir. Les enseño con el ejemplo. Bueno o malo, negativo o positivo. Ellos aprenden de mí… Luego entonces ¿cómo quiero que aprendan a vivir?
También hay mucha gente que me sigue, no sólo en mis redes sociales, sino en general, en mi día a día, en mi forma de enfrentar las batallas, en mi manera de conducirme, vivir y sobrevivir. También ellos siguen mis pasos… ¿Hacia dónde es que los quiero dirigir?
Yo antes que nadie
Yo antes que nadie, sin sumisión ni sacrificio, porque si cuido de mi misma, puedo seguier siendo un buen ejemplo a seguir.
Yo antes que nadie, porque si alimento con sabiduría mi mente, tendré la capacidad de decidir correctamente el camino a seguir… Tengo que recordar siempre que hay personas que siguen mis pasos y caminan justo detrás de mí, confiando en que los estoy llevando a un buen fin.
Yo antes que nadie, porque si descuido mi cuerpo… ¿a dónde me iré a vivir?
Yo antes que nadie, porque amo a mi gente, a quienes me observan, a quienes me sigan, y no quiero fallarles a quienes creen en mi.