La cama tiene memoria, brinda memoria al cuerpo, las camas también se coleccionan, se disfrutan en soledad y en compañía, se hacen parte de los recuerdos y enseñanzas. Crecí en la cama de mi madre, en la superficie regalaba sueños blancos y en el fondo era una cueva inmensa, en ella se podía nadar entre oscuridad y polvo, debajo de esa cama existían sorpresas para la diversión.
La cama de mi abuelo fue dura con almohadas incomodas impregnadas de su olor, tocaba dormir del lado cercano a la pared y así tener de frente la tv, mirándola sobre su hombro, esa cama regalaba ronquidos profundos que me impedían dormir.
En la cama de mi tía descubrí las cosquillas, la resistencia, la erección y los saltos de lucha libre, aquella cama era un juego.
Pasados los años llegaron las camas individuales, tuvimos dos de esas, en ellas mis hermanos y yo ejercimos grandes peleas y dormimos al ritmo de los casetes de José José.
Coleccioné otras camas, de hotel, de hogares y de romance. Algunas me enseñaron lo insufrible de compartir las noches con adictas al tabaco, en camas así no se puede dormir, el aliento te asquea los sueños.
Procuro no fumar antes de ir a ella. La cama de la infidelidad te hace tener sueños que te sobresaltan, esas camas se burlan de ti, te llenan de sombras y casi puedes sentir que te observan. Despiertas y en la puerta esta el marido, sacudes la cabeza, abres y cierras los ojos y el marido ha desaparecido, entras en el misticismo y crees que el desdoblamiento es posible; «en mi recomendación, es mejor no pasar la noche en esas camas»
La cama de la borrachera y la comida en exceso es una capsula fétida que incomoda, en sus sabanas el aire se pudre y la acompañante da la espalda y el sexo se deja para otra noche. Tenemos las camas que te permiten ir y venir, camas con café a todas horas y con sudor por todas partes, son parecidas a las camas de hotel, pero se distinguen por no ser frías.
Atrás en la bodega de la memoria, vi una vez una cama llena de cubiertas, era fría y pesada en su ropa de cama, todo eso para poder alcanzar el calor, aquella tenia una cabecera gastada por tanto abuso de abandono, dormir en ella, se te permite una o dos veces, después regresa a su estado incomodo.
Las camas que usan toallas para protegerse de toda mancha me dan risa, no hay nada que este inmaculado, pero esas camas piensan que si; siempre terminan manchadas.
La cama de la muerte es la mas familiar, en ella te regocijas, te sientes místico, acompañado en espíritu.
La cama del hogar, de la vida, de la risa, del masaje en los pies, la de los sueños absolutos, es la mas vendida, la que todos compran al contado, es por lo regular una cama sin colchón, sin base; una colcha y el piso son sus elementos.
El museo abre a las once de la noche. Si usted ha notado que nos extendimos en el anuncio es porque nos interesa tu visita.
La mayoría de las camas están en venta, somos un museo abierto a la negociación. También se aceptan cambios y donaciones.