– Hoy, por fin, tengo en mis manos mi primer libro publicado. Estoy feliz, me siento muy orgullosa de haberlo logrado y me gustaría poder decirte: «Gracias papá, tenías razón, yo podía hacerlo»… sin embargo, papá, tú ya no estás…
Comparto con mamá este momento, que gracias a ella esto es una realidad… Disfruto este triunfo con mi esposo y con mis hijos, que me han tenido paciencia y respeto mientras me pongo a trabajar… Le cuento a mis amigos acerca de este, mi primer libro publicado, lo difundo en todas mis redes sociales y estoy recibiendo muchas palabras de éxito y cariño… pero me falta tu abrazo, me faltan tus palabras, me falta el poder ver en tus ojos la satisfacción del objetivo logrado… papá ¿por qué no estás?
Siempre creíste que tenía un talento dormido, yo fui tan rebelde que no lo desarrollé cuando estabas aún conmigo. Ahora ¿cómo le explico a mi corazón compungido que no se puede regresar el tiempo? ¿Cómo puedo pedirle al cielo que me permita mostrarte mi libro? ¿Qué tan fuerte debo gritar para que me escuches aunque sea un poquito?… Papá ¿por qué no estás?
El mensajero
En cuanto abrí el paquete en el que llegó mi libro, un colibrí voló por algunos minutos justo frente a mi ventana, ahí se quedó suspendido y yo me pude acercar sin que él se alejara… yo con el libro en las manos y un nudo en la garganta, quise pensar que las leyendas eran ciertas y le pedí que te dijera que me haces mucha falta y que este momento lo hubiera querido compartir contigo.
El colibrí hizo un sonido extraño, indescriptible y obviamente indescifrable, pero de alguna manera, mi corazón lo pudo decodificar, o por lo menos eso es lo que yo me quise imaginar…
Ese pequeño mensajero volador, me dijo que venía de tu parte y que te sientes orgulloso de que yo por fin haya retomado el camino que algún día tú y yo platicamos, y que siempre tuviste la confianza de que todo lo que yo me proponga, lo podría lograr.
Te extraño mucho papá.