¿Que por qué me encierro a escribir aislándome del mundo real?
Hace algunos años, alguien me hizo esta pregunta… en ese momento no supe qué ni cómo responder… yo tenía tan solo diez años de edad.
Tuvieron que pasar 45 años para que la pregunta regresara a mi mente y entonces, me di cuenta que siempre supe la respuesta pero no sabía cómo expresarla.
Escribo porque es la manera en que mi alma puede gritar todo lo que está sintiendo sin sentirme amenazada, censurada o ridiculizada.
Escribo porque así puedo decir todo lo que necesito decir sin ser brutalmente interrumpida faltándome al respeto y sin consideración.
Escribo porque tengo el deber de dejar un testimonio de lo que siento para que otras personas que en soledad pasan por lo mismo, puedan identificarse y se consuelen sabiendo que en realidad no están tan solas, simplemente no nos hemos encontrado en el camino.
Escribir es poder dominar a mis demonios internos.
Quizás no puedo exorcizarlos, pero los mantengo ocupados leyendo y reflexionando.
Aprendí que a mis demonios internos no los tenía que eliminar, son inmortales, y siempre van a regresar a mi interior porque aquí tienen todo lo que necesitan para vivir y alimentarse, pero sí puedo educarlos y tenerlos bajo control. A eso le llaman control de las emociones.
También escribo porque al hacerlo, puedo expresarme libremente, sin que el llanto interrumpa mis palabras. Las lágrimas pueden humedecer un papel, pueden hacer que se corra la tinta, pero nunca van a diluir mis sentimientos, al contrario, ayudan a que las palabras fluyan con mayor facilidad del corazón a la pluma.
Escribo porque así dejo plasmada la versión de mi propia historia. Nadie más conoce mi verdad, nadie conoce realmente lo que formó mi identidad, y sin embargo, todos tienen una versión diferente de mi y creen tener el derecho y la obligación de mantenerla y hasta defenderla… Pero ninguna de esas versiones de mi historia está completa.
Y la única manera de conocerme en realidad, sería preguntarle a aquella niña de diez años que se aislaba para escribir… porque sólo así, escribiendo, podía gritar pidiendo respeto y libertad.