Pinky es un perrito chihuahua que vivía con sus dueños en Compostela, Nayarit. Un día unos ladrones se metieron a su hogar y por defender con amor y dulzura su casa, los ladrones traspasaron su hermoso cuerpo con un trinche de jardinería.
Lo llevaron al veterinario para curarlo, al principio pensaban que no lo lograría pero este pequeño guerrero aguanto y en ese instante Pinky estaba vivo de milagro.
Desde hace 5 meses lo estuvieron tratando, después lo dieron de alta y por fin regresó a casita. Pero ayer su pequeño cuerpo no aguanto más y ayer subió al cielo de los perritos.
Pinky nos deja una lección de vida que es:
No se necesita ser grande para ser valiente y enfrentar a personas feas de corazón y alma. Cuando se ama a la familia hay que defenderla con todo. La familia es primero.
Muchas veces las personas piensan que son solo perros pero para los que amamos a los animales son nuestra familia.
Déjenme platicarles que los peques caninos nos ven cómo su todo, somos su vida en los viajes, en moda, en comida. Ellos nos ven como su mundo entero.
Los perritos son muy especiales y adentro de ellos hay un corazón grande y un alma muy iluminada. Los pequeños caninos nos aman por lo que somos, nos idolatran y nos quieren como suyos, como parte de la manada.
Los chihuahuas son especiales aunque son chiquitos tienen un poder único y ladran mucho pero tienen un algo especial que los hace ser instintivos y con luz propia.
Pinky un ángel en el cielo
Pinky amó a la familia y la defendió hasta con su vida por lo cual merece un reconocimiento de todo México. Este bello chihuahua fue un guerrero un verdadero ángel.
Descanse en paz. Vuela alto Pinky.
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